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b) Las propiedades de los sistemas de fórmulas
ОглавлениеEl empleo de fórmulas y otras clases de repetición constituye, pues, la primera característica de la tradición épica griega. En realidad, estas repeticiones no están en absoluto ausentes de la lengua coloquial y de otros poemas antiguos o modernos, aunque en la Ilíada su frecuencia es enorme y mayor que todo lo imaginable en la conversación cotidiana y en toda la literatura de la Antigüedad. Además, lo característico de la epopeya arcaica (pues hay que incluir también en este punto los poemas de Hesíodo y algunos Himnos homéricos) es que las fórmulas más rígidas constituyen sistemas complejos que se definen por dos propiedades denominadas extensión y economía. Con estos términos se entiende que, por ejemplo, para introducir un discurso (cf. M. W. Edwards, «Homeric speech introductions», HSCPh 74, 1970, 1-36) o para referirse a los navíos (cf. B. Alexanderson, «Homeric formulae for ships», Eranos 68, 1970, 1-46) u otros objetos (cf. «Homeric epithets for things», CQ 41, 1947, 109-121, reimpreso en The language and background of Homer. Some recent studies and controversies, ed. G. S. Kirk, Cambridge, 1964), existen en el repertorio de fórmulas diferentes expresiones que ocupan un verso completo o una porción especial del verso, y que todas estas expresiones, de valor prosódico diferente y aptas para rellenar partes distintas del hexámetro, componen un sistema formular. Cada miembro del sistema formular es usado siempre que las necesidades concretas del contexto lo requieren (extensión), sin que existan en general expresiones con idéntico valor prosódico que alternen para ocupar una misma porción del verso (economía).
Las excepciones a la propiedad de la extensión son difíciles de probar, y las excepciones a la economía son raras y, a veces, interpretables como un rasgo deliberado de estilo. La existencia de sistemas formulares obliga a descartar la idea de que las repeticiones sean de la misma naturaleza que las que aparecen en la conversación coloquial o en otras obras literarias posteriores, donde las fórmulas no aparecen integradas en sistemas formulares.
La complejidad del sistema de fórmulas sólo es comprensible en el ámbito de una larga tradición, en la que los poemas se componen y difunden mediante un procedimiento oral. El aedo no compone palabra a palabra ayudado de la escritura para luego memorizar la composición, sino que improvisa directamente con la ayuda, entre otras cosas, del dominio de los sistemas de fórmulas. Éstos facilitan la composición y permiten descargar la concentración de los aspectos más propiamente artesanales del oficio del aedo. Además, sólo en el marco de la improvisación oral se explica que en el curso de la tradición las propias fórmulas y los sistemas que éstas componen hayan ido evolucionando para acomodarse a la lengua de cada momento o a los gustos del poeta.
En efecto, hay fórmulas para las que podemos reconstruir sus prototipos, es decir, la forma que poseían en una fase más arcaica de la tradición épica (cf. A. Hoekstra, Homeric modifications of formulaic prototypes, Amsterdam, 1965). Al contrario, la poesía arcaica posterior a la Ilíada permite observar el estado que muchas fórmulas documentadas en ella han alcanzado en la época de los poemas de Hesíodo (cf. G. P. Edwards, The language of Hesiod in its traditional context, Oxford, 1971), del Ciclo o de los Himnos homéricos (cf. J. A. Notopoulos, «The Homeric Hymns as oral poetry», AJPh 83, 1962, 337-368; A. Hoekstra, The sub-epic stage of the formulaic tradition: studies in the Homeric Hymns to Apollo, to Aphrodite and to Demeter, Amsterdam, 1969).
Todo ello permite reconstruir la historia de los sistemas de fórmulas, así como el proceso de creación y solidificación de las mismas. Hemos de imaginar (cf. J. B. Hainsworth, «Good and bad formulae», en Homer. Tradition and invention, ed. B. C. Fenik, Leiden, 1978, 41-50) que el aedo profesional, gracias a su adiestramiento y a la repetición, adquiere asociaciones internas que se manifiestan en formas verbales concretas. Las expresiones más usadas se van osificando progresivamente y pierden su versatilidad originaria. La productividad de estas expresiones específicas hace que otras anteriores vayan desapareciendo o queden como venerables restos, incomprensibles o poco menos, que están a punto de desaparecer. En esta fase del desarrollo se encuentran los sistemas formulares más productivos y económicos, que son capaces de crear otras expresiones derivadas e incluso sugerir episodios. La productividad de las fórmulas tiende a convertirlas en genéricas y a hacer laxos los vínculos que las asocian a un contenido concreto. Con esto pierden parte de su carga significativa y tienden a ser reemplazadas por otras expresiones, que son, a su vez, manifestaciones de asociaciones existentes en la mente del aedo. La Ilíada ofrece ejemplos numerosos para ilustrar cada uno de los estadios del desarrollo de las fórmulas.