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e) Temas y motivos

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Entre las escenas típicas más breves, que a veces ocupan un número muy reducido de versos, y los temas generales o el motivo central de la Ilíada, no hay ninguna diferencia cualitativa que permita afirmar el carácter tradicional de aquéllas y negar el de éstos. En realidad, los temas dominantes en el conjunto de la Ilíada son motivos tradicionales que han experimentado un alto grado de expansiones cuantitativas y a los que se han subordinado otros motivos. Así, la elección consciente del tipo de vida, que caracteriza el destino de Aquiles, es uno de los temas centrales y también aparece como motivo en la descripción de muchos guerreros menores. La venganza que un héroe se cobra por la muerte de un amigo aparece también con frecuencia en las escenas de batallas. Igualmente, el interés del héroe por velar por su honor aparece no sólo en el Aquiles de la Ilíada, sino también en otros muchos poemas épicos, como en el Cantar de Mío Cid, circunstancia que hace verosímil la hipótesis de que el motivo, aun cuando no estuviera testimoniado en la tradición arcaica griega, pertenezca al fondo común del género épico. En definitiva, los motivos centrales de la Ilíada son igualmente tradicionales. La diferencia radica, sin embargo, en la extensión de las expansiones del tema principal y, como trataremos de ver más adelante, en la subordinación de otros temas a los motivos centrales.

Incluso la propia secuencia de acontecimientos principales que se relata en la segunda parte de la Ilíada halla un paralelo sumamente próximo en el resumen de la Crestomatía de Proclo acerca de los sucesos relativos a Memnón en la Etiópida, que atribuye a Arctino de Mileto. Conforme al resumen de Proclo, Memnón, el hijo de la Aurora, llega en ayuda de los troyanos con una panoplia fabricada por Hefesto. Antíloco es matado por Memnón, que muere a manos de Aquiles. Éste persigue a los troyanos hasta que Paris y Apolo lo matan. Tetis y las Musas lloran a su hijo, y los aqueos celebran los juegos fúnebres. Si se sustituyen Sarpedón por Antíloco, Patroclo por Memnón, Héctor por Aquiles, y Aquiles por Paris, resulta que la secuencia de sucesos que se relataban acerca de Memnón en la Etiópida (y, por tanto, también en las versiones del relato sobre Memnón anteriores a la Ilíada) era muy parecida a la de la Ilíada. Es probable que la narración de Arctino imitara deliberadamente la Ilíada; pero tampoco hay que descartar que las versiones tradicionales no conservadas que tuvieran el tema de la Etiópida presentaran la misma secuencia de acontecimientos. En definitiva, no cabe excluir la posibilidad de que la secuencia de escenas bélicas que forma la segunda parte de la Ilíada sea tradicional y producto del mismo modelo heredado que el de la Etiópida (cf. H. Pestalozzi, Die Achilleis als Quelle der Ilias, Erlenbach-Zurich, 1945; W. Schadewaldt, «Einblick in die Erfindung der Ilias», recogido en Von Homers Welt und Werk, Stuttgart, 19654; W. Kullmann, Die Quellen der Ilias (Troischer Sagenkreis), Wiesbaden, 1960). La antigüedad de algunos de los motivos de la Etiópida vendría corroborada por ciertas referencias adicionales que la Ilíada hace a su contenido. Se ha supuesto en concreto que la escena de Diomedes y Néstor (VIII 100 ss.) procedería de la Etiópida. Es más, incluso se ha defendido la prioridad de ésta sobre la Ilíada basándose en una supuesta mejor adecuación, al contenido de la Etiópida, de ciertos detalles que la Ilíada relata. Según esta hipótesis, el pesaje de las almas de Aquiles y Memnón en presencia de sus madres, las diosas Tetis y Aurora, cuadraría mejor en el contexto de la Etiópida, lo mismo que los lamentos de Tetis y las Nereidas o las Musas por su hijo, que en la Ilíada tienen lugar antes de su muerte, y el anuncio que Tetis hace a su hijo de su muerte inminente si decide luchar.

El carácter tradicional de buena parte del contenido de la épica, integrado por escenas típicas y motivos o temas familiares en los que intervienen los personajes conocidos del pasado legendario, produce dos efectos que conviene destacar (cf. G. S. Kirk, Homer and the Epic, Cambridge, 1965, 91 ss.): por un lado, el interés del relato no se centra en el descubrimiento del desenlace de la acción, que es conocido en cuanto que es tradicional, sino en el cuándo y en el cómo se va a llegar a tal desenlace. De ello se derivan dos consecuencias: las anticipaciones y retardaciones del tema central tienen gran importancia en la estructuración del contenido (cf. sobre estos procedimientos, especialmente, W. Schadewaldt, Iliasstudien, Leipzig, 19422 [ = Darmstadt, 1987]); además, las digresiones sirven en parte para retardar el cumplimiento del tema central, en el caso de la Ilíada el plan de Zeus que se anuncia en los primeros versos. El segundo efecto que interesa destacar es que el contenido, en la medida en que es tradicional, es en un sentido muy vasto, pues abarca el mundo de los dioses y el de los hombres; pero en otro sentido el contenido es muy restringido, pues en él sólo tiene cabida lo que está consagrado por la tradición.

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