Читать книгу Más allá de las lágrimas - Isaac León Frías - Страница 20
9.1 Relativa solvencia económica y apreciable mercado interno potencial
ОглавлениеArgentina tenía hacia 1930 una de las economías más sólidas del mundo, por encima de Canadá, Australia y la mayor parte de los países europeos. Buenos Aires era una urbe respetable y bastante poblada, la más “europea” de la región, mientras que otras ciudades habían crecido de manera más lenta y muy por debajo de la ciudad porteña. Había, por tanto, un mercado interno que si bien no era aún grande, presentaba un buen potencial. México, por su parte, venía de la experiencia de la revolución agraria y experimentaba el crecimiento industrial de la capital y de algunas ciudades de provincia como Guadalajara. La capital no era la inmensa metrópoli en la que se convierte después de los años cincuenta, pero sí tenía una población creciente y un proceso de urbanización bastante notorio en su tendencia expansiva. Aunque la caída de la bolsa de valores de Wall Street en 1929 afectó las economías de esos dos países, no hay términos de comparación posibles con la situación económica de los otros países de la región, exportadores de materias primas con niveles muy bajos de industrialización y, por tanto, dependientes casi en exclusividad de su potencial minero o agrícola. Asimismo, las capitales sur, centroamericanas y caribeñas eran más pequeñas y bastante menos pobladas, y no digamos ya las ciudades del interior de ese conjunto de países. En ese entonces, esa dimensión reducida no era la misma en algunas ciudades provincianas de esas dos naciones en las que surge la actividad industrial fílmica, por ejemplo Guadalajara y Rosario, que experimentaban un visible proceso de crecimiento.
Por tanto, aun sin poseer las condiciones ideales de capital, infraestructura tecnológica y mercado interno, Argentina y México (y Brasil, también) se encontraban en mejores condiciones que cualquiera de los otros países para poner en marcha la actividad fílmica y hacerlo con pronósticos más favorables si se suman a esas condiciones económicas otros factores que mencionamos más adelante.
Por otra parte, dentro del contexto reseñado, hay que señalar la participación de empresarios que, con capacidad organizativa y visión comercial, afrontan un desafío inicialmente incierto, lo que no ocurre en otros países en los que no hay esa misma visión, en parte porque las condiciones del mercado interno no la estimulaban. En Argentina y México se van a establecer compañías productoras que asimilan la experiencia que Hollywood mostraba en esos años de afianzamiento de la revolución sonora. No van a ser ajenos a esas iniciativas empresariales los cuadros técnicos y los intérpretes formados en los estudios de Los Ángeles, especialmente los del país del norte. Además, algunos empresarios, sobre todo en Argentina, venían de ser fundadores o propulsores de la industria radial, lo que les confería una ventaja adicional de experiencia previa en el terreno de esas industrias masivas en sus inicios.