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ОглавлениеPREFACIO
JORGE M. PÉREZ GARCÍA
Presidente de la Asociación Pasaje Begoña
Agradezco sinceramente a Ismael Lozano su valentía por la publicación de este libro, que es el complemento perfecto de su anterior y magistral obra titulada Vagos y Maleantes. Por cierto, si aún no la han leído, les animo a hacerlo, porque les cautivará y descubrirán una historia apasionante. También le doy las gracias por la oportunidad que me brinda de dirigirme a ustedes e invitarles a sumergirse en estas páginas. Ismael Lozano ha sido capaz de trasladarles lo mejor de sí mismo para hacerles descubrir un lugar maravilloso: el Pasaje Begoña de Torremolinos. Conocerán en este libro cómo se vivía en la década de los sesenta en Torremolinos, hasta entonces un barrio de pescadores que formaba parte de la ciudad de Málaga y por qué el Pasaje Begoña fue un lugar tan especial.
En esos años, Torremolinos se convierte en uno de los principales destinos turísticos de España y del mundo. La afluencia de personas extranjeras, celebridades, intelectuales, miembros de casas reales, bohemios, hippies, artistas, aristócratas, personalidades de la jet set y turistas anónimos, supone el despegue turístico de Torremolinos. Sus visitantes se sienten atraídos no solo por las playas, el clima, el glamur o la diversión, sino también por la atmósfera de diversidad y vanguardia, un ambiente liberal y cosmopolita que lo diferencia de otras zonas de la Costa del Sol, de España y del mundo.
En esa época, en el Pasaje Begoña se instalan los primeros bares de España de ambiente homosexual, junto a otros locales de música, baile y diversión, convirtiéndose, de este modo, en todo un ejemplo de convivencia y respeto a la diversidad. A pesar de la represión que ejerce en España la dictadura de Franco, diversos factores como la entrada de divisas que propicia el turismo y el deseo de proyectar al mundo una imagen de modernidad hacen posible que Torremolinos alcance fama internacional como destino turístico LGTBI durante la década de los sesenta y que el Pasaje Begoña llegue a ser «una auténtica isla de libertad».
Finalizada su construcción a finales de 1962, y con la apertura de los primeros locales de ambiente homosexual de España en el Pasaje Begoña, aquel lugar se convierte pronto en un espacio de convivencia y libertad, único en aquella época de represión franquista. Allí acuden turistas de todo el mundo para disfrutar de las últimas tendencias en música, baile o moda, en un ambiente liberal, desenfadado y de vanguardia. El Pasaje Begoña no era un lugar exclusivo de la comunidad LGTBI, allí cualquier persona podía ser ella misma, sentirse libre, con independencia de su identidad y su orientación afectivo-sexual.
En la zona de Begoña, que se extendía a otras calles aledañas al pasaje, llegaron a existir más de cincuenta locales, algunos muy efímeros. Entre los locales más recordados están el célebre The Blue Note, el Bar Gogó, La Sirena, La Boquilla, la Sala Don Quijote, la Sala Le Fiacre, la discoteca Piper´s, el Bar Eva, La Cueva de Aladino y El Tony´s Bar.
Su gran popularidad atrajo a celebridades de todo el mundo, como John Lennon y el mánager de The Beatles, Brian Epstein; Pia Beck, cantante y pianista de jazz; actrices y vedettes internacionales como Luciana Paluzzi, Coccinelle, Amanda Lear o Grace Jones; el actor Helmut Berger; y muchas celebridades españolas como Sara Montiel, Massiel y José Antonio Nielfa, La Otxoa, prestigioso cantante y transformista.
Testigos de aquella época dorada afirman que no existía en el mundo un lugar tan maravilloso y diverso como el Pasaje Begoña.
Sin embargo, a finales de los sesenta y principios de los setenta, el régimen franquista endureció su política contra la homosexualidad y en esa etapa se llevaron a cabo continuas redadas contra el colectivo LGTBI en todos los puntos de España. La situación se endureció aún más con la entrada en vigor de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que consideraba delito la homosexualidad y la castigaba incluso con pena de prisión. Dicha ley presuponía que las personas LGTBI eran peligrosas por el mero hecho de existir, y lo que era aún peor, era necesario «rehabilitarlas» para reinsertarlas en la sociedad.
En este contexto, el 24 de junio de 1971 tuvo lugar en el Pasaje Begoña y en las calles aledañas una gran redada policial, ordenada por el entonces gobernador civil de Málaga, Víctor Arroyo. No fue una redada más, sino algo desproporcionado y cruel que avergonzó al mundo entero. Se identificó a más de trescientas personas, y ciento catorce de ellas fueron arrestadas por «atentar contra la moral y las buenas costumbres». Algunas de las personas arrestadas aquella noche fueron encarceladas y los extranjeros fueron deportados. A todos se les abrió un expediente policial y se les amenazó con estar «bajo vigilancia de las autoridades».
Muchos de los locales fueron multados y clausurados, y la mayoría quedaron cerrados para siempre. Este brutal acontecimiento tuvo un gran impacto en la prensa internacional, y muchos aseguran que marcó el inicio de un largo período de decadencia para Torremolinos como destino turístico y de libertad.
Pero la historia del Pasaje Begoña y sus protagonistas nos deja un legado de grandes valores para la memoria del colectivo LGTBI. Esto nos permite conectar esas luchas pasadas y comprender mejor quiénes somos hoy; también nos da a conocer lo que otras personas han hecho para conseguir que disfrutemos de mayores cuotas de igualdad en el presente.
En estos años de investigación sobre el pasado del Pasaje Begoña, he tenido oportunidad de acceder a muchos testimonios, artículos de prensa, partes policiales, sentencias judiciales, y sobre todo, he escuchado de primera mano muchas historias de lucha y de superación. Pero les aseguro que lo que más me ha impactado es ese sentimiento tan íntimo de libertad que nos trasladan quienes por primera vez descubrieron el Pasaje Begoña. Era la época en la que ser tú mismo o tú misma era un delito. La familia y las amistades se avergonzaban de ti, la medicina te consideraba una persona enferma, la iglesia decía que eso era pecado, la justicia te consideraba un delincuente y el conjunto de la sociedad te repudiaba por el hecho de ser y amar de forma diferente. Esas personas que descubrían un lugar donde sentirse libres es algo tan profundo y deslumbrante que solo es comparable a quien ha estado privado de libertad toda su vida y por fin la recupera.
El objetivo de la Asociación Pasaje Begoña, que en estos momentos presido, es recuperar la memoria histórica de este emblemático lugar, honrar a las personas valientes que lo frecuentaban y rescatar este capítulo de la historia de España.
Nuestros proyectos están dirigidos precisamente a alcanzar ese objetivo, la investigación de la memoria LGTBI y la promoción cultural e histórica del Pasaje Begoña. Asimismo, pretendemos devolver a este lugar el esplendor que tuvo en la década de los sesenta, no solo desde el punto de vista estético, sino también como ejemplo de convivencia y respeto a la diversidad. Fruto de nuestra labor, tanto el Parlamento de Andalucía como el Congreso de los Diputados han declarado al Pasaje Begoña como lugar de memoria histórica y cuna de los derechos y las libertades LGTBI. El Pasaje Begoña ya es miembro de la Coalición Internacional de Lugares de Conciencia, se ha hermanado con nuestro homólogo Stonewall Inn de Nueva York, se ha presentado en organizaciones sociales de varios países, en varias delegaciones diplomáticas, y también la Lotería Nacional, el cupón de la ONCE y un sello de Correos han conmemorado la importancia histórica del Pasaje Begoña.
Por otro lado, están en marcha todo tipo de actividades divulgativas, una exposición, charlas sobre diversidad por los centros educativos, tours y visitas guiadas diarias por el centro de Torremolinos para conocer mejor el Pasaje Begoña y las grandes lecciones de libertad y respeto a la diversidad que nos deja. Les animo a conocer todos los proyectos y, sobre todo, a cada una de las personas protagonistas y sus testimonios. Son lo más importante de este emblemático lugar.
No quisiera finalizar sin agradecer a todas y cada una de las personas que desinteresadamente aportan diariamente su tiempo e ilusión para hacer realidad este apasionante proyecto de recuperación de la memoria LGTBI. Doy también nuevamente las gracias a Ismael Lozano por escribir y publicar esta maravillosa historia que pudo, sin duda, ser una más de esas miles de historias que aún guarda el Pasaje Begoña.
Jorge M. Pérez García
Presidente de la Asociación Pasaje Begoña