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Las brújulas no funcionan bien cerca de los polos, pero las constelaciones son más útiles para orientarse y las noches lo bastante claras como para viajar. De día debe utilizarse el método de la punta de la sombra (ver Lectura de las señales).

Al viajar por encima del hielo marino, NO debes usar los icebergs como puntos lejanos de referencia para fijar la dirección. Los témpanos se mueven constantemente, por lo que las posiciones relativas pueden cambiar. Hay que prestar atención a las roturas del hielo, y si nos vemos obligados a pasar de un témpano a otro, deberemos saltar desde y hasta un punto sito a 60 cm como mínimo del borde. Se ha rescatado a supervivientes refugiados sobre témpanos a la deriva que les llevaban hacia el sur, pero en tales casos el hielo acabará tarde o temprano por derretirse al entrar en aguas oceánicas más cálidas –aunque puede merecer la pena arriesgarse.

EVITA los icebergs; tienen la mayor parte de su masa por debajo del agua. Al irse fundiendo, pueden volcar sin aviso previo, especialmente al añadirles nuestro propio peso.

EVITA navegar cerca de los acantilados de hielo. De los glaciares pueden separarse enormes masas de hielo, a menudo de miles de toneladas, que caen al mar sin previo aviso.

La observación de los pájaros puede facilitar la navegación. Los pájaros migratorios vuelan hacia tierra durante el deshielo. La mayoría de las aves marinas se adentran en el mar durante el día y regresan por la noche.

Los reflejos en el firmamento ayudan a determinar cómo es el terreno distante. Las nubes sobre el mar abierto o sobre el suelo libre de árboles y de nieve aparecen de color negro; sobre hielo marino y sobre campos de nieve aparecen de color blanco. El hielo nuevo produce reflejos grises, y los reflejos moteados indican la presencia de témpanos flotantes o de nieve amontonada.

El manual de supervivencia del SAS (Color)

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