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Caza y trampas

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Las huellas sobre la nieve son claras y fáciles de seguir, pero hay que dejar un rastro de banderas ondulantes de materiales brillantes desde el lugar del accidente para encontrar el camino de vuelta al refugio. Las señales deben colocarse lo bastante altas como para que no vayan a quedar cubiertas por una nevada.

Los caribús son muy curiosos y algunas veces se les puede atraer agitando un trozo de tela y moviéndose a cuatro patas. Imitando a un animal de cuatro patas también se puede lograr que los lobos se acerquen si nos confunden con una presa. Las ardillas terrestres y las marmotas pueden venir corriendo hacia nosotros si nos interponemos entre ellas y sus guaridas. A algunos animales de presa se les puede atraer por el ruido que hace besar el dorso de la mano. Es parecido al ruido que hace un ratón o un pájaro heridos. Hazlo desde una posición escondida y con el viento de cara. Ten paciencia. Sigue intentándolo.

Cazar animales al acecho en el Ártico desolado es difícil. Si tienes un arma que dispara proyectiles de algún tipo –un arma de fuego, un arco o una catapulta– que pueda dispararse a ras de tierra, tiéndete y ocúltate detrás de un montón de nieve. Para tener más movilidad puedes colocar una pantalla de ropa que se mantenga en pie delante de ti, y avanzar lentamente con ella.

En invierno, las lechuzas, los cuervos y las perdices nivales –las aves que hay en el norte– suelen ser “mansas” y es posible acercarse a ellas despacio, sin movimientos bruscos. Muchos pájaros polares mudan las plumas en verano durante 2 o 3 semanas, lo cual les incapacita para volar. Los huevos figuran entre los alimentos más seguros y son comestibles en cualquier fase de desarrollo del embrión.

El manual de supervivencia del SAS (Color)

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