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COMIDA

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Antártico. Los líquenes y musgos que crecen en rocas oscuras, que absorben el calor, en algunas costas septentrionales, son las únicas plantas que hay. Los mares son ricos en plancton y kril que alimentan a los peces, ballenas, focas y muchas aves marinas. La mayoría de las aves emigran en otoño, pero los pingüinos al no ser voladores se quedan. Logran comer en abundancia. La mayor parte del año se tiran al agua ante la menor señal de peligro, pero cuando ponen huevos se sientan apretujados sobre sus madrigueras o sobre superficies raspadas.

Ártico. El hielo no es un hábitat para las plantas ni para los animales terrestres; incluso los osos polares sólo es probable encontrarlos donde hay presas y, además, son difíciles y peligrosos de cazar. Las aves marinas, los peces y las focas, donde hay agua, son alimentos potenciales. Los zorros –el zorro ártico se vuelve blanco en invierno– en ocasiones siguen a los osos polares sobre el hielo marino para comerse los restos de sus matanzas. La vida salvaje del norte es migratoria y su presencia depende de la estación del año.

Tundra y bosques. Es posible encontrar plantas y animales tanto en invierno como en verano, y los bosques del norte tienen incluso más vida salvaje. Las especies vegetales de la tundra son las mismas en Rusia que en Alaska. Son muy pequeñas si las comparamos con las plantas de climas más cálidos: los sauces que se extienden a poca altura del suelo, los abedules y plantas con bayas de alto contenido vitamínico. Los líquenes y los musgos, que hay en abundancia, son una buena fuente de alimento, especialmente el musgo que comen los renos.

El manual de supervivencia del SAS (Color)

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