Читать книгу Catacumba - Jorge Rivas Tride - Страница 9

Febrero de 1820 Ana regresaba a sus aposentos, su postura era clara e irrefutable, sus uñas eran aún fuertes como ella, y aquel fuego que emanaba de sus ojos respecto al tema, me dejaron en claro que debía cuidarme de ella, incluso de mi subconsciente. CLOTILDE ―¿Dónde estás, Matías? ―preguntó con su temblorosa y gastada voz―. Hijo, ¿dónde estás?

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Pero de seguro no caería en mis trampas, puesto que era muy prudente. Caminaba encorvada con la luz en la mano para evitar caerse, si bien no era tan baja como muchas personas que conocí después, lo era en relación con las tías Ana y Matilde.

Catacumba

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