Читать книгу España, una nueva historia - José Enrique Ruiz-Domènec - Страница 16

2 EL VIEJO CONFLICTO (209 a. C.-129 a. C.)

Оглавление

Aquí pasó lo de siempre.

Han muerto cuatro romanos

y cinco cartagineses.

FEDERICO GARCÍA LORCA

No fue el comercio fenicio o griego el que introdujo a la península Ibérica en la historia mediterránea: fue la guerra entre cartagineses y romanos. Por eso la narración de este conflicto se basa en parte en los escritos de unos historiadores y geógrafos griegos al servicio de Roma, o directamente romanos. Destaca en primer lugar Polibio, que dedica el libro 34 de su Historia a relatar sus impresiones personales sobre el mundo ibérico; le siguen Posidonio, Estrabón, Diodoro, Pausanias o Arriano. En otro orden nos encontramos a Apiano, Rufo o el anónimo autor de De bello hispanico. Cada uno de ellos tenía sus temas favoritos, entre los cuales destacaba sin duda el efecto que les producía el temperamento de los diferentes pueblos ibéricos: su bravura, su fidelidad al jefe (la devotio iberica), su ingenuidad (simplicitas), su torpeza en el dominio de los idiomas o en la pronunciación, son el origen de numerosos debates sobre la permanencia de «lo español» a lo largo de los siglos.

Esos historiadores y geógrafos dieron por sentado que los habitantes nativos de la península Ibérica, al igual que los del entorno, eran bárbaros, y que por lo tanto era necesaria su adaptación progresiva a las normas de la civilización grecorromana. Se trataba de ver cómo se podía conseguir que esos pueblos avanzaran de un pasado rudimentario a un presente caracterizado por las maneras de vivir romanas, de modo que la mejora en su aspecto personal y en sus hábitos se correspondiera a un mejor desarrollo de su civilización material. De este espíritu se nutren siempre los colonialistas. Y los romanos lo eran.

Roma extraería del largo conflicto con Cartago su definición como pueblo, y eso decidió el porvenir de la historia de España, que se haría sobre matrices romanas y no cartaginesas. Desde 212-121 a. C. la República pasó a la ofensiva en todos los frentes, desde el Adriático a las Columnas de Hércules. El encuentro de las poblaciones fieles a Cartago con Roma no fue demasiado idílico, ni en Sicilia ni en Iberia, salvo algunas excepciones que la propaganda romana se encargaría de resaltar. Había llegado el momento de la síntesis creadora entre Oriente y Occidente, objetivo del «círculo de los Escipiones»; sin esta familia la historia de España hubiera sido bien diferente, aunque solo fuera porque algunos de sus más famosos miembros intervendrían decididamente en el proceso de romanización de la península Ibérica.

España, una nueva historia

Подняться наверх