Читать книгу Salud y asistencia sanitaria en España en tiempos de pandemia covid-19 - Juan Carlos Alvarez Cortes - Страница 11

Ya desde el mismo origen de las antiguas civilizaciones es posible observar la preocupación por la mejora de las condiciones de vida de la población y de la protección de la salud colectiva. En este sentido, se han identificado con este objetivo las faraónicas infraestructuras de canalización de aguas que se llevaron a cabo en la cultura del antiguo Egipto, en la Grecia antigua o en las propias culturas Mayas o Incas4.

Esta preocupación se dejó sentir igualmente en Europa durante la Edad Media, época en la que los historiadores vienen fijando los antecedentes más remotos de la política hospitalaria, como actividad en cierta forma protocolizada, identificada en buena parte con valores de caridad cristiana, cuando tienen lugar la aparición de los centros de acogida y hospicios, en los que, dadas las carencias de la Medicina en aquella época, gran parte de su labor consistía en preparar a los enfermos para el tránsito hacia la muerte5.

Superada esta época histórica, la sanidad dejó de ser identificada con la caridad, para pasar prácticamente a serlo con la pobreza, con la aparición de instituciones de beneficencia sufragadas por personas pudientes y acomodadas. En la Edad Moderna aparece así la preocupación por el establecimiento de normas dirigidas a garantizar unas condiciones mínimas de salud pública e higiene, corriente que fue extendiéndose por países del continente europeo, principalmente por Alemania y por las islas inglesas6.

Habrá que esperar hasta el siglo XIX para que la sanidad pase a ser reconocida como servicio de asistencia social, que como tal, cuente para su prestación con el sustento del Estado. Con la llegada de la Revolución Industrial y el incremento de los problemas de salud pública, se hará necesario aportar soluciones institucionales en materia de salud e higiene, en aspectos aún básicos, como era el acceso al agua o a condiciones mínimas de higiene. Será entonces cuando el Estado asuma la función de proveer de servicios sanitarios básicos a sectores amplios de la sociedad7, pero no con la consideración de derecho subjetivo, sino inspirados en la misma finalidad utilitarista a la que respondía la intervención del Estado en esta época, que no era otra que la de propiciar el mantenimiento del sistema establecido y evitar la pérdida del necesario capital humano sobre el que se sustentaba. Se trataba, en definitiva, de propiciar trabajadores aptos para el sistema productivo.

La formación de los sistemas sanitarios coincide así históricamente con el nacimiento de los diferentes Estados de Bienestar, en los que la asistencia sanitaria se convierte en una de sus principales actuaciones.