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Capítulo -6- El robo del camión
ОглавлениеEl fiscal iba conduciendo su vehículo hacia la escena del asalto, a medida que se acercaba, divisó el camión de la policía científica sobre un costado de la ruta, se fijó que ya el área estaba vallada y que tres vehículos de la policía estaban estacionados sobre el pasto, a un costado del camino, también observó que unos diez efectivos estaban custodiando el lugar. Cuando llegó, se estacionó cerca del lugar sobre la banquina, descendió del auto y se dirigió hacia un sargento que estaba charlando con un agente.
—¡Disculpe, sargento! ¿Me podría informar quién está a cargo del operativo?
El suboficial, al reconocerlo, le hace la venia y le responde:
—Sí señor, el que está a cargo de la investigación es el inspector J. C. Grutner. —Mira hacia todos lados y le indica—. Mire, allá está arrodillado, junto al cuerpo de la persona caída.
El fiscal se dirige hacia donde estaba el inspector y cuando llega lo saluda.
—Hola, J. C. ¿Qué novedades tenemos por aquí?
Grutner, un hombre de unos cincuenta años, de un metro setenta de altura, vestido con un traje gris claro, camisa celeste y corbata gris a rayas, al reconocer al fiscal, se levanta y extendiendo la mano, responde con una sonrisa en el rostro.
—¿Qué tal, Nisman? ¿Qué haces por estos lados?
—Qué te puedo decir, cayó este caso en mi juzgado y me tocó a mí la investigación del hecho, por parte de la fiscalía. —Mira el cuerpo de la persona caída y pregunta—. ¿Qué sabes, respecto a este asesinato?
—Mira, lo que sabemos hasta ahora, es que hubo un llamado por parte de un camionero que pasaba por esta ruta y que vio el cuerpo tirado en el pasto, lo que le pareció extraño y por eso paró, según cuenta él. Se bajó del vehículo y al comprobar que esta persona estaba muerta, decidió llamar al novecientos once.
—¿Y se sabe qué le sucedió? —Pregunta Nisman, mientras se agacha, para ver más de cerca el rostro de la víctima.
—Por los documentos que tenía encima este señor, pude averiguar que se llamaba Jorge Vásquez, tenía cincuenta años y era de un pueblo que está a cincuenta kilómetros de aquí, de profesión camionero y que falleció debido a un golpe recibido en el parietal derecho, que le produjo un corte profundo en el cuero cabelludo y aparentemente le fracturó el cráneo. Digo aparentemente, porque después lo sabremos con exactitud, cuando le hagan la autopsia... Otra cosa que observé es que esta persona venía manejando un vehículo pesado y por las huellas que se ven en el asfalto tuvo que realizar maniobras zigzagueantes, para eludir un posible robo de piratas del asfalto, hasta que los ladrones lograron hacer que el chofer detenga el camión.Después lo habrán obligado a bajar y lo golpearon sin piedad, dejándolo gravemente herido hasta que falleció y se llevaron el camión. Al costado del camino se observan las huellas de dos motos, que deben ser con las que se trasladaban los delincuentes, de eso me di cuenta, porque son distintas huellas de neumáticos.
—¿Se sabe qué tiempo tiene de fallecido el occiso?
—Según el perito forense, calcula que el deceso se produjo hace aproximadamente seis o siete horas.
—Y decime J. C., ¿Pudiste averiguar si el camión era propio o de alguna empresa?
—¡Sí! Por las boletas y remitos que tenía en los bolsillos, pudimos averiguar que este señor trabajaba para la empresa Aguas del Glacial, una empresa que se dedica al embotellamiento de dicho producto y en el camión transportan el agua de manantiales, a las distintas plantas embotelladoras que tiene la empresa.
—¿Y te pudiste comunicar con la empresa, para ver si ellos saben algo?
—¡Sí! Recién terminé de comunicarme con ellos y sorpréndete con lo que me respondieron.
Nisman lo mira extrañado, por el tono de J. C. y le pregunta.
—¿Qué te respondieron?
—Me respondieron que ayer, cuando el chofer había salido de la planta, con una carga de agua, hacia una planta embotelladora, a mitad del recorrido, les informó que el camión tenía una falla mecánica y que no iba a poder completar el recorrido, por lo que la empresa le dijo que se desvíe y lo lleve al taller mecánico, donde hacen todas las reparaciones para la empresa. Luego volvió a llamar, avisándoles que el camión tenía que quedarse en ese lugar por dos días, hasta que lo reparen, por lo que le dijeron al chofer que se tome esos dos días de descanso, hasta que vaya a retirar el vehículo y completara el viaje a la planta… Por lo que el camión, supuestamente tendría que estar en el taller hoy y hasta mañana, que lo fuera a retirar… ¿No te parece extraño?
—Lo que me parece extraño, es que maten a este pobre tipo por un cargamento de agua… Salvo que sea para desarmar el vehículo y venderlo por autopartes, pero igualmente me parece raro.
En ese momento le suena el celular a J. C. y atiende.
—¡Sí!, sí, sí, habla con el inspector Grutner. ¡Ajá!… Sí… ¿Pero está seguro de lo que me informa?… Bueno, déjelo en mis manos, que yo me encargo y gracias por llamar. —Mira a Nisman y le informa—. Esto parece que se complica… Me terminan de llamar de la empresa, que el chofer nunca llevó el camión al taller y que ellos no tienen idea de lo que hizo desde ayer con el vehículo.
Nisman se rasca instintivamente la barbilla con la mano, mientras responde como meditando.
—Qué cosa curiosa, ¿Matar por un camión que transporta agua?... Te juro que no lo entiendo.
Grutner seguía mirando las huellas de los vehículos y calculando cómo pudieron desarrollarse los acontecimientos, cuando le vuelve a sonar el celular, se detiene, saca el aparato de su bolsillo y contesta.
—¡Sí! ¿Quién es?... ¡Sí! Soy el inspector Grutner y ¿Usted quién es?… ¿Está seguro de lo que me está informando?… Está bien, ya salgo para allá… Gracias por el llamado… En un rato nos vemos.
—¿Algún llamado importante? —pregunta Nisman.
—Más que importante… Me terminan de informar que encontraron un camión con las mismas características, incendiado dentro de un galpón abandonado, al que hicieron volar en pedazos, produciendo un incendio, al cual acudieron los bomberos y ellos informaron a la policía local del hallazgo… Puede ser una coincidencia, pero no hay que descartar las posibilidades… Así que dejo este caso momentáneamente en manos de mi subordinado y me voy a investigar la otra pista posible… Mientras tanto, vos seguí con tu investigación en este lugar.
—¡No, señor! Aquí ya vi lo que tenía que ver y ya saqué mis conclusiones… Ahora te sigo a vos, para ver con qué sorpresa nos encontramos al llegar al lugar que te indicaron.
Cada uno sube en su vehículo y parten raudamente por la ruta, hacia el destino indicado.