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Análisis del poema Ésta es la tierra (1929)

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“Ésta es la tierra”

A Tulio

(I) Ésta es la tierra en que hemos sido felices. (1)
Ésta es la tierra en que hemos sufrido. (2)
Aquí muchas veces lloramos (3)
sin lágrimas, hondamente, y soñamos (4)
dulces sueños. (5)
(II) Aquí laboriosas, irradiantes (6)
mañanas hemos pasado. (7)
Con un cantar en los labios, (8)
con una azada en las manos, (9)
y un buen afán en el corazón iluminado. (10)
(III) Aquí con alegres camaradas, (11)
reímos, y fuimos locos por los caminos, (12)
y hablamos con cordiales palabras (13)
y tomamos, tal vez en exceso, copas de alegres vinos. (14)
(IV) Aquí con gráciles mozas, de voces sensuales, (15)
supimos ser jóvenes –los días eran reinos–, (16)
y decir un canto, una fácil palabra de emoción. (17)
(V) Aquí gritamos mucho, y en fulgurantes caballos (18)
atravesamos los plantíos, y las noches (19)
en una rápida aventura, interrumpida (20)
por ventanas florecidas en granjas distantes, (21)
o con ríos que salen al paso, o mastines insomnes. (22)
(VI) Aquí las noches fueron santas. (23)
Aquí las noches fueron rojas. (24)
(VII) Aquí fueron las noches palacios estremecidos (25)
por la música fibrosa de las guitarras. (26)
Aquí los días fueron talleres, hachas y bosques. (27)
Aquí huyeron los días como potros, (28)
y se agotaron las noches como copas (29)
llenas de néctares y estrellas. (30)
(VIII) Ésta es la tierra en que mi pueblo (31)
gozó, luchó, sufrió y fue obstinado. (32)
Aquí fue bárbara mi raza (33)
defendiendo su ensueño y su derecho. (34)
Aquí mi raza fue magnánima, (35)
y fue sobria, sufrida y bondadosa. (36)
(IX) Ésta es la tierra en que mi padre soñó. (37)
Aquí Jacobo, Estéfano y Raúl suaves hermanos míos, (38)
conmigo soñaron y amaron una misma ilusión. (39)
(X) Aquí aromó mi adolescencia y mi corazón, (40)
para siempre, una alta mujer, (41)
como una palma más en mi país de palmas, (42)
de aves resplandecientes y aire vibrador. (43)
Aquí he luchado, aquí he sido iluso, (44)
y he sembrado mi canto en los vientos. (45)
(XI) Aquí aprendí a amar los sueños –los dulces sueños– (46)
sobre todas las cosas de la tierra. (47)
Ésta es la tierra oscura que ama mi corazón. (48)
Ésta es la tierra en que quiero morir, (49)
bajo la espada del sol que todo lo bendice. (50)

El poema se publica el 14 de diciembre de 1929 en el semanario cultural El Gráfico. Cuatro meses antes, el 18 de agosto, había aparecido la entrevista ya citada que Tulio González le hizo a Aurelio Arturo. Que el nombre de pila del entrevistador y amigo de Aurelio Arturo figure en la dedicatoria y que mediante dicha mención el poema se vincule textualmente a las opiniones expresadas en la entrevista es un detalle que llama la atención sobre el marco de referencia dentro del cual es preciso leer este poema, a saber, la variante telúrica de un americanismo político y poetológico. Este americanismo retoma y refunde en este poema en concreto elementos de la tradición literaria antigua del idilio.42 Dentro del contexto hispanoamericano, este idilio fue cultivado directamente en sus fuentes clásicas por Andrés Bello (1781-1865). Por su parte, Miguel Antonio Caro (1843-1909), Luis María Mora (1869-1936) y, entre otros, el ya citado Rafael Maya (1897-1980) hicieron lo mismo en el ámbito nacional, con particular ahínco en las décadas inmediatamente anteriores a la escritura del poema en cuestión.43

Aurelio Arturo y la poesía colombiana del siglo XX

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