Читать книгу La hija del huracán - Kacen Callender - Страница 16
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Mi madre y yo a veces cantábamos a pleno pulmón, como si nos diera igual quién nos escuchara; juntas, cantábamos soca y calipso y canciones de reggae clásico, pero cuando estaba sola, ella tarareaba baladas.
¿Por qué quieres volar, mirlo?
No sé nada sobre los mirlos, porque nunca he visto uno con mis propios ojos, pero da igual: sé que soy uno de ellos. Cuando cantábamos tan fuerte como podíamos, mi madre me cogía en brazos y me giraba sobre su cabeza, y yo gritaba y ambas casi nos caíamos entre risas. Sabía que nadie me querría nunca tanto como mi madre. Nadie, nunca, volvería a quererme de esa manera.