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Se le atribuyen cualidades personales

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Hagamos ahora un rápido examen del testimonio bíblico acerca de la personalidad del Espíritu Santo. Se le atribuyen cualidades personales, acciones personales y relaciones personales. No es la posesión de pies y manos lo que caracteriza a una personalidad, sino el conocimiento, los sentimientos, la voluntad y el amor.

1. CONOCIMIENTO: “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Cor. 2:11). El Espíritu Santo es una persona calificada para tratar con seres personales en forma consciente e inteligente, haciéndoles saber lo que hay para ellos en el corazón de Dios, así como lo que existe en sus propios corazones. Es un absurdo referirse a una influencia, energía o poder como algo que posea esa clase de comprensión.

2. VOLUNTAD: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Cor. 12:11). Aquí tenemos la más contundente prueba de personalidad. La voluntad es el elemento más distintivo de cualquier persona.

3. MENTE: “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Rom. 8:27). En el idioma griego, esto implica tanto pensamiento como propósito. En Hechos 15:28, se encuentra un ejemplo de esto mismo: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias”. Conforme a esto, leemos:

“Por medio del poder del Espíritu Santo, toda obra que Dios ha señalado debe elevarse y ennoblecerse, y debe dar testimonio en favor del Señor. El hombre debe colocarse bajo el control de la mente eterna, cuyos dictados debe obedecer en todo sentido” (Consejos sobre la salud, p. 525).

4. AMOR: “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu” (Rom. 15:30). El Espíritu Santo no es un poder ciego sino una persona que ama con los afectos más tiernos.

5. COMUNIÓN: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” (2 Cor. 13:14). En esta forma, el Espíritu está unido con la personalidad suprema del Padre y el Hijo en la bendición apostólica. Y la comunión con el Espíritu Santo solo puede lograrse sobre la base de su personalidad. Esta comunión implica sociedad y reciprocidad.

6. SE LO PUEDE CONTRISTAR: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efe. 4:30). ¡Cómo moldeará enteramente la vida la comprensión de este pensamiento, referente a la santa persona del Espíritu!

7. SE LO PUEDE INSULTAR Y TENTAR. SE LE PUEDE MENTIR: Notemos los siguientes pasajes bíblicos: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Heb. 10:29). “Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti” (Hech. 5:9). “Y le dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?[...]. No has mentido a los hombres sino a Dios” (Hech. 5:3, 4). Estas son evidencias de que el Espíritu es susceptible de maltrato.

La venida del Consolador

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