Читать книгу La venida del Consolador - LeRoy Edwin Froom - Страница 30

La Deidad es una Trinidad

Оглавление

La pluralidad de la Deidad se indica por primera vez en Génesis 1:26, cuando Dios dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. El Padre es la fuente, el Hijo el intermediario y el Espíritu Santo es el medio a través de quien la creación llegó a existir. La Trinidad de la Deidad se halla implicada varias veces en el Antiguo Testamento. En Números 6:24 al 27, el nombre del Señor es repetido tres veces –no cuatro ni dos, sino tres–, después de lo cual se indica: “Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel”. “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”.

Esta triple repetición conforma, precisamente, un estrecho paralelismo con la bendición apostólica del Nuevo Testamento, encontrada en 2 Corintios 13:14: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén”. Aunque aquí el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se mencionan por nombre, en la cita de Números el nombre del Espíritu se halla asociado con los del Padre y el Hijo, en la triple mención del nombre singular de Jehová.

Leemos, además, en Isaías 6:1 al 3:

“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”.

Encontramos, en ese pasaje, otra triple alusión a una Persona. Pero, nótese de nuevo esta referencia de Isaías 48:16:

“Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu”.

Aquí hallamos al “Señor”, al “Espíritu” y al “Yo” (el que vendría). Tan pronto como Jesús anduvo sobre la tierra entre los hombres, con su propia individualidad se hizo inevitable que se reconocieran claramente las personas de la Deidad. Y no hay argumento bíblico en favor de la divinidad y personalidad del Padre y el Hijo que no establezca, también, las del Espíritu Santo.

En ocasión del bautismo de Jesús (Mat. 3:16, 17), la voz del Padre anunció el contentamiento que halla en el Hijo, y descendió al mismo tiempo la unción del Espíritu divino. En este incidente se advierten claramente las tres personas de la Deidad. También, en la Gran Comisión de Mateo 28:19, la fórmula bautismal contiene el nombre del Espíritu Santo colocado en igualdad con los del Padre y el Hijo. Por su parte, en su sermón pentecostal, Pedro declaró:

“Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís” (Hech. 2:33).

La misma idea se evidencia también en los capítulos de Juan que estamos considerando:

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:16, 26).

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:13-15).

A esto debe agregarse la declaración de Pablo: “Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre” (Efe. 2:18). Y en Hebreos 10:9 al 15, el Padre decide, el Hijo obra y el Espíritu testifica.

Concerniente a este insondable misterio, no tenemos absolutamente ninguna teoría que ofrecer. No pretendemos definir ni analizar la naturaleza de la Trinidad. Esto es, simplemente, una verdad revelada y declarada.

La venida del Consolador

Подняться наверх