Читать книгу La venida del Consolador - LeRoy Edwin Froom - Страница 27

Atributos y obras divinos

Оглавление

La más solemne amonestación proferida por Jesús en los cuatro Evangelios declara que si sus palabras o su persona fueran rechazadas por los hombres podrían ser perdonados, pero ninguno que pecara contra el Espíritu Santo y finalmente rehusara sus enseñanzas podría ser perdonado. Es inconcebible que un ser humano pudiera pecar en esa forma contra una influencia, un poder o una energía, corriendo el riesgo de cometer, así, un pecado imperdonable.

Revisemos, a continuación, algunos de los hechos adjudicados al Espíritu, realizables solo por personas. Pensemos en su acción de inspirar las Sagradas Escrituras, sus órdenes y prohibiciones, su nombramiento de ministros, sus deprecaciones y oraciones, sus enseñanzas y testimonios, sus luchas y esfuerzos por convencer. Hay unas veinte acciones diferentes, contadas entre los actos más elevados que una personalidad inteligente puede efectuar y que no podrían ser realizados por una influencia.

Pero, el Espíritu Santo es más que una mera personalidad. Es una persona divina. Se lo llama Dios (Hech. 5:3, 4), la tercera persona de la Deidad. Posee atributos divinos: omnisapiencia (Luc. 1:35); omnipresencia (Sal. 139:7-10); y vida eterna (Heb. 9:14). Estos pertenecen solamente a Dios y, sin embargo, también se atribuyen al Espíritu. Él es mayor que los ángeles porque, como representante de Cristo, dirige en la tierra a los ángeles que batallan contra las legiones de las tinieblas.

“Todos los seres celestiales están en este ejército. Y hay más que ángeles en las filas. El Espíritu Santo, el representante del Capitán de la hueste del Señor, baja a dirigir la batalla” (El Deseado de todas las gentes, pp. 318, 319).

Además, se adjudica al Espíritu Santo la realización de obras divinas: creación (Job 33:4); regeneración (Juan 3:5-8); resurrección (1 Ped. 3:18); y el ser fuente de profecía (2 Ped. 1:21). Estas obras podrían ser realizadas únicamente por Dios mismo. Así que el Espíritu Santo no es solo una persona sino también una persona divina. En el plan de Dios, su ministerio incluye creación, inspiración, convicción, regeneración, santificación y capacitación para un servicio más efectivo.

La venida del Consolador

Подняться наверх