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¿POR QUÉ SE CONTRADICE LA INFORMACIÓN SOBRE ALIMENTACIÓN?

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En todos los medios suele aparecer diariamente información sobre alimentación o salud que da pautas y consejos tajantes y contundentes, que siempre promete grandes ventajas y pu­blicita alimentos o complementos nutricionales, que además contradice lo que aparece en otros medios. Muchas personas prueban esas propuestas guiadas por el deseo sincero de me­jorar su salud y alimentarse de forma sana para obtener mejo­res resultados, tal como prometen. Lo hacen convencidas de las teorías y afirmaciones expuestas y, sobre todo, con con­fianza en que quien los propone, ya sea una marca o un per­sonaje famoso, se habrá informado previa y correctamente antes de hacer ese tipo de recomendaciones, algo que la ma­yoría de veces no sucede. No dudo de que se hayan informa­do, pero la pregunta es: ¿dónde? La salud debe tratarse con formación, no con información.

Basándose en estos consejos aparentemente seguros, cien­tos de personas llevan a cabo esos experimentos sin ningu­na garantía, simplemente porque han aparecido publicados en tal o cual medio. Tienen el objetivo de obtener esos be­ne­ficios tan espectaculares que les prometen, pero en la práctica muchos no los consiguen y llegan a la conclusión de que esos consejos no les funcionan porque algo han hecho mal o porque no han entendido bien algún aspecto. Parece que nadie se preocupa por saber de dónde viene esa información y si es fidedigna, si ha sido avalada por algún profesional ex­perto en el tema. Deberíamos saber diferenciar con claridad los profesionales expertos en una materia de los que solo son aficionados, que han leído mucho de diferentes fuentes y saben organizar muy bien la información, publicitarse y ven­derla en los medios. Todos deberíamos tener claro que estos últimos no son profesionales y, por desgracia, abundan. A continuación, te muestro algunos datos de cada perfil:

El profesional. Tener la carrera de biólogo, farmacéuti­co o médico no te convierte en experto terapeuta en alimen­ta­ción macrobiótica medicinal, en dietética y nutrición o en die­to­te­rapia china, aunque la mayoría da por hecho que sí. Otra cosa muy diferente es que haya médicos u otros profe­sio­na­les de la medicina que hayan añadido a su carrera for­ma­ción o especialización en estos temas, relacionándolos y fusio­nán­dolos a la hora de aplicarlos como terapia. Este per­fil profe­sional que fusiona el campo de la medicina y el de la dietoterapia oriental no es abundante, y uno que se decan­te por aplicar exclusivamente la dietética y alimentación como terapia reparadora todavía es menos común… Pero existe, solo hay que localizarlo. Esta minoría de grandes pro­fe­sio­na­les en el campo de la salud, la dietética-nutrición y la ali­men­tación suelen publicar las «grandes verdades», siempre argumentadas y do­cumentadas, basadas en experimentos cien­tíficos realizados con rigor y corroborados por pruebas analíticas de laborato­rios. Estos expertos y sus descubrimientos no suelen interesar al conjunto de la sociedad, y menos aún a la industria, que ten­dría que renunciar a vender productos que perjudican la salud. Estas verdades nadie quiere escucharlas porque nos demuestran que nos estamos alimentando muy mal, y no es­tamos dispuestos a reconocer los errores ni a recti­fi­car y, sobre todo, no lo estamos a renunciar a nuestros vi­cios ali­men­ta­rios. Esta es una de las razones por las que tienen éxito las mentiras sobre nutrición: abandonar los há­bitos adicti­vos no es fácil para nadie, y eso nos lleva a aceptar la información errónea porque viene envuelta en unas teo­rías fantásticas, muy fáciles de aplicar. Parece que con un solo pro­ducto o ali­mento se garantiza nuestra salud, nos va a man­te­ner jóvenes, además de ser barato, y, sobre todo, no nos obli­ga a abando­nar nuestros vicios. Es una solución milagrosa.

El aficionado. Este posee mucha información teórica, que sabe procesar muy bien para ofrecerla y venderla. No es pro­fesional, porque no tiene la formación oficial necesaria ni la titulación reconocida para poder dedicarse a esta profesión. Aquí hay que añadir que, por otro lado, hay profesionales que tienen esa titulación oficial, pero que nunca se han de­dicado ni trabajado en esa profesión; al no tener experiencia, solo formación teórica, tampoco pueden hablar desde la práctica y mucho menos garantizar resultados.

Estas grandes diferencias entre ambos perfiles hemos de tenerlas claras antes de someternos a sus consejos. Conocer el currículum de la persona que nos va a asesorar es impor­tante para discernir si puede hacerlo correctamente o no. La experiencia es un grado, y cuanta más tenga­mos, más capacidad poseeremos para abordar la materia.

Macrobiótica I

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