Читать книгу Séneca - Obras Selectas - Lucio Anneo Séneca - Страница 48
VI
ОглавлениеAreo ha defendido tu causa, oh Marcia; cambia los nombres, y tú eres a quien ha consolado. Pero supón que se te ha arrebatado más de lo que se arrebató jamás a otra madre (no te adulo, sin duda, ni atenúo tu desgracia): si los hados se ablandan con lágrimas, lloremos los dos; trascurran nuestros días en el duelo; que la tristeza ocupe nuestras noches sin sueño; rasguemos con nuestras propias manos nuestro ensangrentado pecho, y golpeémonos el rostro; que esta provechosa desesperación se ejerza en todo linaje de crueldades. Pero si no hay lágrimas que puedan devolver la vida a los que murieron, si el destino irrevocablemente fijado para la eternidad permanece inmutable ante toda aflicción, y la muerte conserva todo lo que arrebató, cese nuestro dolor, puesto que es inútil. Necesario es gobernar de manera que esta borrasca no nos arroje al través. Torpe es el piloto al que las olas arrebatan el timón, cuando abandona las flotantes velas y entrega la nave a la tempestad; pero debe alabarse a aquel que, en el naufragio mismo, se hunde empuñando la barra y firme en su puesto.