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ОглавлениеLas muchachas bonitas y el suicidio
¿Creéis que voy a desenredar una tesis muy trascendental sobre Sociología, Derecho Penal, o cualquiera otra barbaridad por el estilo?
Pues no. Sólo voy a deciros, en dos palabras, cómo una mujercita bonita, adorable y perversa, puede empujarlo a uno a cometer una calaverada mayúscula. Está casi probado que todos los grandes desastres han tenido causas mujeriles. Fuera de aquel asuntico del Paraíso, que todos sabemos, pudiera citar un millón de casos; últimamente se ha descubierto que el pobre diablo de Noé no se emborrachó por lo que dicen, sino de despechado por una tremenda paliza que le administró su respetable señora (que en paz descanse él).
Pero vamos a mi cuento:
En cierta calle que yo me sé, en una casa azul-turquí, a mano derecha, viniendo de allá para acá, vive una encantadora muchacha; todos la conocen, es más bien alta que baja, un poco delgada, y frisa entre los catorce y veinticinco años, por más señas; suele tener unos ojos soñadores y cansados de gitana y unos labios pecaminosos, húmedos y encendidos como los que el diablo le presentaba a San Antonio, para tentarlo.
Yo, que no acostumbro tener ningún parecido con San Antonio, por mi mal (ni con el otro señor tampoco, por mi bien), me dejé sonsacar el corazón cobardemente por la gitanilla esa, y ya me tiene enamorado como un poeta cualquiera.
Pero, resulta que la chica de mi historia, mi adorado tormento, tiene un novio. Hasta aquí, nada malo. Lo peor del caso es que... ¡tiene otro novio! ¡Dos novios! ¿Creíais que en Pereira no habría muchachas que tuvieran más de un novio? ¡Pues sí que las hay! Y esto que a otros horrorizaría a mí me trastorna la cabeza. Porque una personita que sea capaz de tener dos novios simultáneamente, tiene que ser muy inteligente y muy infame.
Pero ¿qué hago yo con estos dos rivales terribles? ¿No adivináis? Oíd: como me creo impotente para luchar solo contra dos enemigos ¡y enamorados! he comprado un delicioso, un lindísimo lazo de diez pesos, blanco y nuevecito.
Así que, cuando una mañanita de estas, veáis con los ojos asustados, un cuerpo exánime, suspendido del más alto mango y balanceado trágicamente por el viento, decid: es el pobre Cronista Lis, que se ahorcó por una mujer perversa y divina, que tiene dos novios y unos embrujados ojos de gitana.
Glóbulo Rojo, Pereira, 14 de abril de 1917.