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Máquina

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Resulta muy dificultoso poder apartarse de la imagen de pensamiento que configuró la noción de estructura, en primer lugar porque inaugura una lógica relacional que abre una nueva perspectiva para apartarse de la imagen dogmática del pensamiento basada en el fundamento y la teleología. Por otro lado, porque esta categoría de estructura se derramó en todos los ámbitos del pensamiento, partiendo de la lingüística, pero sirviendo como instrumento explicativo en la antropología, el psicoanálisis y la economía política.

Pero hoy no podemos dejar de ver en ésta un instrumento de simplificación que conserva la perspectiva de identidad y de totalidad y que, por lo tanto, no resulta apta para dar cuenta del movimiento, la infinita diversidad, el devenir, el acontecimiento y la singularidad.

Es en este sentido que en primer lugar Guattari y luego con Deleuze, crean una concepción llamada por ellos maquínica, que puede servir de herramienta conceptual más apta para tomar en cuenta estos aspectos, en tanto logra salirse de la hegemonía del lenguaje, a condición que no se limite la idea de máquina a una forma histórica ligada al desarrollo de la física mecánica, o sea como un subconjunto técnico, sino que se la piense como productora de conexiones múltiples, heterogéneas y singulares.

Aristóteles -nos dice Guattari- considera que la techné tiene la misión de crear aquello que la naturaleza no tiene posibilidades de efectuar (...) [se] interpone entre la naturaleza y la humanidad una suerte de mediación creativa cuyo estatuto de intercesión es fuente de perpetua ambigüedad” (Guattari, 1996, p.46).

Todas las concepciones mecanicistas y vitalistas de la máquina no dejaron de simplificar este concepto. Los primeros tomaron de ella sólo lo que se refería a una relación cerrada entre las partes; los segundos, la consideraron como ser vivo en tanto éste es pensado también mecánicamente como organismo.

La concepción maquínica de nuestros autores intenta establecer un conjunto de relaciones semióticas heterogéneas que abarca entre otros, aspectos sociales, axiológicos, históricos y técnicos. Esto implica, por consiguiente, construir una nueva categoría ontológica que intenta resolver problemas que no fueron abordados por la categoría de estructura.

Se puede encontrar el primer antecedente en Marx en lo relativo a la creación de herramientas como instrumentos mediadores para la producción. Es en este sentido que los autores van a hablar de producción maquínica en tanto característica fundamental de nuestro modo de existencia; veremos luego que la concepción de máquina en tanto conexión heterogénea es más abarcativa y no se limita solamente al estrato de lo humano.

Se trata de una tarea de montaje que produce distintos esquemas diagramáticos, que necesita siempre de múltiples componentes, siendo estos montajes dispositivos que ponen en relación los niveles heterogéneos que atraviesan a los mismos. Según Guattari se trata de componentes de diversos tipos:

“-componentes materiales y energéticos.

-componentes semióticos, diagramáticos y algorítmicos (planos, fórmulas, ecuaciones, cálculos que concurren a la fabricación de la máquina.)

-componentes órganos, de flujos, de humor del cuerpo humano.

-informaciones y representaciones mentales, individuales y colectivas.

-investiduras de máquinas deseantes que producen una subjetividad en adyacencia a estos componentes.

-máquinas abstractas que se instauran transversalmente a los niveles maquínicos materiales, cognitivos, afectivos y sociales…” (1996, p.49) (4).

Se trata por lo tanto de considerar este concepto complejo de máquina abstracta, que es la que realiza esta operación de conexión de los diversos planos presentes en el campo social que, de no conectar maquínicamente, quedarían aislados careciendo luego de existencia, como puede demostrarse en distintos momentos de la historia: gérmenes de acontecimientos que no llegaron a ser tales por falta de conexión con otros planos.

Por otro lado, la conformación de la subjetividad resulta siempre un efecto de las operaciones maquínicas. La máquina abstracta se desarrolla unas veces en el plan de consistencia en el que construye los continuos, las conjugaciones y conexiones, y otras, permanece en un estrato en el cual define la unidad de composición y por lo tanto la fuerza de atracción o de prensión.

En Mil mesetas los autores van a distinguir dos tipos de funcionamiento de la máquina abstracta: la Máquina abstracta de sobrecodificación que será la encargada de efectuar los procesos maquínicos de los aparatos de Estado que actúan como aparatos de captura, siendo en especial la que efectúa la axiomática capitalista como luego veremos; y la Máquina de guerra que es la que tendrá a su cargo la posibilidad de realizar fugas, rupturas que intentan disolver el bloqueo efectuado por la primera.

Es claro que para entender esta perspectiva hay que partir de una ruptura con ciertas concepciones muy caras al pensamiento de Occidente, en primer lugar la idea de sociedad conformada o constituida como suma de individuos, concepto político que co-funciona necesariamente con las ideas de identidad autocentrada; en segundo lugar la categoría de representación (en sus dos acepciones, como copia de un modelo preexistente y como réplica identitaria), y por último la idea de pueblo pensado como conjunto homogéneo. Además, es necesario articularlas con las categorías tanto de individuo como de sujeto, que aunque pertenecen a concepciones teórico-políticas diferentes, en ambos casos son tomados como agentes acabados y constructores de la sociedad.

Por el contrario, se trata de plantear el campo social con toda su complejidad y heterogeneidad que se pliega singularmente en cada uno construyendo así aspectos diversos de la subjetividad, que es necesariamente cambiante, vulnerable y siempre efecto de las formas colectivas, estén estas presentes –como en otras formaciones sociales- o aparentemente denegadas y ausentes como pasa en el individualismo burgués de la conformación social capitalista.

El tipo de conformación maquínica no supone ninguna noción de lazo necesario ni de determinación previa, así como tampoco especie ni génesis determinada; se trata siempre de relaciones posibles, virtuales, exteriores a los términos y azarosas.

Procesos de subjetivación

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