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La postura corporal y su impacto sobre el útero

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En gran medida, la postura corporal define la ubicación del útero en la pelvis y relata, a través del lenguaje del cuerpo, los bloqueos emocionales y energéticos que hay allí guardados.

El cuerpo funciona como un todo y el útero no está aislado del resto de las partes. Determinadas formas de habitar el cuerpo condicionan al útero de una u otra manera:

La forma en que apoyas los pies en el piso: en general el apoyo sobre los talones tensa y retrae en el útero, y el apoyo sobre los metatarsos o dedos, lo expone. Si hay mayor apoyo sobre un pie, eso generará tensión en el ovario del mismo lado, limitando su expresión. Lo ideal es aprender a apoyarse sobre la totalidad de ambas plantas de los pies distribuyendo la mitad del peso corporal en cada una.

La ubicación y tensión de tu mandíbula: hay una conexión entre los músculos del bajo abdomen y la mandíbula. Puedes sentirla si apoyas tus manos sobre los ovarios y muerdes fuerte, te darás cuenta cómo eso afecta al útero. La mandíbula tensa, contrae el útero; la mandíbula adelantada, lo expone. Es importante aprender a relajar el cuello y la boca en relación con el trabajo corporal del útero, y a alinear el cuello sobre el eje central corporal.

La ubicación y tensión del sacro: si el sacro se encuentra tenso y elevado, el útero se retrae y esconde, y el pubis se bloquea. Si el sacro se encuentra hacia adentro, el pubis se abre demasiado y el útero queda expuesto. La postura del sacro afecta, no solo al útero, sino a toda la alineación de la columna. Lo correcto es poder alinear el sacro en eje vertical.

A partir de la postura hay una disponibilidad determinada de la energía del útero, mayor o menor, y emociones que acompañan:

• La postura que, en general, lleva a retraer y guardar el útero implica que la energía no está disponible en su totalidad. La expresión natural del útero está bloqueada en lo que respecta a creatividad y sexualidad. Se dificulta el sentir y la posibilidad de limpiar y soltar porque la contractura muscular lo impide. Todo esto favorece el surgimiento de emociones relacionadas a la frustración, la impotencia y la autolimitación.

• La postura que lleva a exponer y donar el útero implica que las cualidades energéticas pueden ser utilizadas por otros a través de nuestro cuerpo. La expresión natural del útero está manipulada desde el afuera, convirtiéndose en el nido de los otros. El útero no se siente porque pareciera que no es propio. Esto favorece el surgimiento de emociones vinculadas a la desvalorización, la insatisfacción y el desamparo.

De cualquiera de las dos maneras, el útero está cerrado y limitado en su expresión.

La cesárea y otros cortes sobre el útero

Todo corte en el cuerpo, superficial o profundo, es una herida por sanar. Implica la ruptura de capas de piel, músculos y vasos sanguíneos que después se deben reunir para cicatrizar, dejando como consecuencia una pequeña zona muerta en el cuerpo.

Toda cicatriz es un espacio sobre el cual perdemos sensibilidad y elasticidad. Su rigidez genera tensión en las áreas cercanas, tironeando al no haber movilidad, limitando la ubicación del órgano en el cuerpo y afectando la postura general. Es posible que esta afectación sea mínima, pero existe.

Si el útero ha sido cortado, por cesárea u otras cirugías, se debe considerar dentro del trabajo corporal la consciencia sobre esa cicatriz y su regeneración energética-corporal.

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