Читать книгу Nuestro Útero - Marcela Thesz - Страница 36

Tus emociones y creencias no son del todo tuyas

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Así como la postura corporal proviene en parte de la memoria del linaje, lo mismo sucede con emociones, creencias y nuestra forma de reaccionar a ellas. Somos mujeres educadas por mujeres con infinidad de traumas emocionales sin resolver, desde frustraciones expresivas y miedos cotidianos, hasta pérdidas y abusos. Nuestras madres, abuelas y ancestros femeninos lo vivieron todo y lo más probable es que no lo hayan podido ni reconocer, ni sentir ni sanar.

Todo lo no resuelto está en tu cuerpo, como memoria emocional transgeneracional, esperando a ser puesto en la luz y ser reconciliado. Cuando despertamos, en las células del útero corporal, cuyo origen se remonta a tu madre y padre y sucesivamente a tus ancestros, se encuentra todo aquello que las mujeres de tu linaje no pudieron expresar en su momento y debieron guardar. Cuando empieces a sentir tu útero probablemente conectes con registros emocionales que te son desconocidos y es factible que provengan de tu legado ancestral.

Aprendemos la expresión emocional por imitación. Si has visto tu madre o abuela callar ante los maltratos de un hombre y aguantar tensando la mandíbula y tragándose la furia, es muy probable que tu forma de procesar los enojos y la frustración sea similar. Tal vez hayas espiado a tu madre o a tus tías cuando lloraban a escondidas y, al ser descubiertas, disimulaban su dolor; el llanto se aprende como equivocado y, cuando emerge naturalmente como expresión, se anula sin siquiera considerarlo.

Entonces, ¿cuánto de lo que sentimos nos pertenece? Por supuesto que todo, porque existe en nuestro interior. Pero, a la vez, cuando comprendemos que somos frutos de la historia de un linaje y de un modelo de sociedad, vemos que todo eso que creemos tan sólido y tan propio, no es tan así. Y, sobre todo, descubrimos que es posible cambiarlo.

Nuestro Útero

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