Читать книгу Parálisis onírica - Matías Villarreal - Страница 12

La esencia del otoño y el gobierno de la culpa

Оглавление

El verano quedó sepultado por un otoño que empezaba a manchar las veredas de amarillo. El aire en el barrio olía a hojas secas ardiendo a fuego lento. Mamá iba a hacer milanesas con puré. Camino a la verdulería, pensé en el fuego y en lo que me dijo ella cuando le pregunté qué pasaba con la gente mala.

—Se van al infierno. Un lugar donde vive el diablo. La gente mala cae ahí: los pecadores, los asesinos, los homosexuales y los travestis. —dijo ella, mientras cosía un botón que me habían arrancado del delantal.

—¿Y si me porto bien a dónde voy? —le expresé con temor.

—Al cielo. A donde vamos todas las personas buenas. A vivir con dios y los animales. En ese lugar no muerden y podés subirte a elefantes las veces que quieras. —me dijo mamá tratando de entusiasmarme.

Caminaba por el barrio pensando en si yo había sido bueno y después malo, o si en realidad era malo y me estaba convirtiendo en bueno. Me confundí y dejé la respuesta para otro día.

Mamá seguía de novia con Diego, a quien le empezamos a decir “Tete”, y era feliz porque ya no nos faltaba nada. Me hice amigo de Tete y me empezó a caer muy bien que no le importara ser mi papá, pero igual necesitaba que me respetara como a un hombre. Una tarde me pidió la mano de mi mamá. No para casarse, simplemente para marcar su territorio y que yo lo aceptara como un posible miembro de mi desarticulada familia. Le cedí la mano de semejante reina, mientras puse miradas recelosas.

Establecí la paz de esa forma: aceptando sus condiciones, y después del sangrado exacerbado, y de ver a mamá llorar hasta que los ojos se me apagaron, sentí que no era capaz de hacerle ningún mal.

La amaba, mirarla me producía culpa. ¿Cómo pude odiarla? ¿Cómo pude odiarla? ¿Cómo pude odiarla? No lo sé, de pronto el amor me invadía al verla reír y hacerme chistes. El olor a hojas secas y quemadas me embriagaban de felicidad aquellas tardes. Cada puesta del sol parecía un cuadro totalmente distinto al del día anterior: esa era la esencia del otoño, que sólo podía observar cuando era feliz, muy feliz.

Parálisis onírica

Подняться наверх