Читать книгу Baltasar contra el olvido - Mauricio Koch - Страница 13

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Ayer a la mañana encontré un pichón de gorrión en el patio. Lo vi de casualidad cuando cruzaba medio dormido para abrir el taller. Lo levanté pensando que en una de esas estaría enfermo o herido, pero parecía lo más bien, sólo que no podía volar porque aún no había emplumado. Seguro se había caído del nido con la lluvia de la noche anterior. Miré para arriba buscando a la madre, que supuse andaría recelando por ahí cerca pero no la vi, así que me lo llevé adentro y le di unas migas de pan y agua con un gotero. Como no tenía jaula, agarré una caja de cartón, unos trapos viejos que corté en tiras y le armé una cucha. Sospeché que, siendo gorrión, pájaro ciruja si los hay, eso le iba a gustar, y no me equivoqué. Durante el día lo tuve cerquita y lo vigilaba, y cuando me tocó salir a hacer un trabajo me aseguré de taparlo bien por si algún gato lo olisqueaba. Se pasó todo el tiempo apichonado en un rincón, pero hacia la tarde ya pareció mejorar.

Baltasar contra el olvido

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