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La gente del pueblo se preocupa únicamente por las noticias que dan en la tele, por eso cuando escuchan sobre un asesinato en Buenos Aires o en otros países dicen qué barbaridad Dios mío y se agarran la cabeza y se preguntan cómo nadie hace nada. Y sin embargo acá han pasado cosas graves y nadie dijo ni mu, ni nadie hizo nada. A lo que pasa al lado le hacen la vista gorda. O les importa hasta por ahí nomás, no sea cosa que los llamen de testigos. Chusmean por lo bajo mientras se toman un vino en el club, eso sí saben. Porque acá hubo robos grandes, incendiaron la escuela primaria, violaciones sé de unas cuántas, ¡qué lo que no hubo! Con el tema de la política, por ejemplo, una noche prendieron fuego a un hombre conocido por todos que estaba para postularse: lo ataron a la cama, lo rociaron con nafta y a otra cosa mariposa. A la semana ya nadie hablaba porque el chisme del momento era otro. Nunca se supo quiénes fueron los culpables, aunque circularon varios nombres. Tiempito después murió un chico ahogado en un arroyo. Quince años tenía. Dijeron que se había tirado a lo hondo sin saber nadar, que había tomado cerveza y se había acalambrado, que se había golpeado la cabeza contra una piedra. Pero también se dijo que lo mataron los que andaban con él, que le quisieron hacer una broma, se les fue la mano y se abatataron. O que quisieron violarlo y él se resistió. Quién sabe qué pudo haber pasado porque otra vez lo mismo, no se investigó. No sabemos qué pasó porque la policía no averiguó nada. Todos son lleva y trae de los vecinos. Los policías arman escándalo por un auto mal estacionado, por un borracho que hace pis atrás de un árbol, pero cuando de verdad tienen que moverse para algo importante se les pincha la goma del patrullero o se les pierden los anteojos. ¿Por qué será? Y así nunca hay condena y lo que tenemos son rumores y chismes que no paran de crecer: todo el mundo sabe cómo pasó, por qué pasó y quiénes fueron. Todos conocen a alguien que estuvo, que vio, que escuchó. A cualquiera que te crucés por la calle le podés preguntar y seguro te da la lista completa con nombre y apellido: quién prendió fuego la escuela, quién robó en la casa de Graciela, quiénes ahogaron al chico. Y el que no te lo dice es porque tiene miedo, pero que sabe sabe, por lo bajo todo se sabe. Ahora, si tienen que ir de testigos no van. Y no hace falta ser Dios para saber por qué. Dicen que Dios sabe todo, pero no va a venir él personalmente a denunciar y a meter presa a la gente, para eso están los que ocupan los cargos, ¿no?

Baltasar contra el olvido

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