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Respuestas a sus preguntas

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1 ¿Tuvieron que huir los cristianos en sábado o en invierno? En Mateo 24:20, Jesús aconsejó a sus seguidores que oraran para que su huida de Jerusalén no ocurriera ni en sábado ni en invierno. Sus oraciones recibieron respuesta. Cestio Calo se retiró de Jerusalén en noviembre del año 66 d.C. (véase las páginas 26 y 27), un mes en que el clima no es generalmente duro en esa parte del mundo. Los cristianos, entonces, no tuvieron necesidad de huir en invierno.La preocupación de Cristo por el sábado es aleccionadora. Nos indica que sabía que el sábado seguiría en vigencia en el año 66 d.C., más de treinta años después de su muerte. Jesús no puso a un lado los Diez Mandamientos. Dijo en el Sermón del Monte: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una jota o un ápice de la Ley sin que todo suceda” (Mat. 5:17, 18).

2 ¿Qué quiso decir Jesús cuando declaró: “No pasará esta generación”? Después de dar su breve lista de señales de su segunda venida, Jesús dijo: “Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mat. 24:34, 35).

El Señor quería que su declaración fuera tomada seriamente. Solo tres veces durante su ministerio se refirió a que los cielos y la tierra podrían “pasar”. En dos de ellas lo hizo para poner énfasis, por la vía del contraste, en la perdurabilidad de los Diez Mandamientos. (Véase la pregunta 1, arriba, y Lucas 16:17). La tercera ocasión es esta, de Mateo 24, cuando lo hizo para recalcar la estabilidad de su predicción relativa a “esta generación”.

Son casi innumerables las interpretaciones que los comentaristas han dado a esta expresión. Tal vez podríamos clasificarlas en dos grupos: 1) que una generación es un período, y 2) que una generación es una clase de gente.

Una generación como un período. En el primer grupo, las palabras de Cristo de Mateo 24:34 se entienden en el sentido de que el lapso que comenzaría con la aparición de las señales sería tan corto, que la gente que las viviera viviría realmente para ver a Jesús cuando regresara. Del mismo modo, una predicción que Cristo hizo en Mateo 23:36 y en la que emplea la expresión “esta generación” con relación a la caída de Jerusalén, se interpreta en el sentido de que el período que debía mediar entre esa predicción y su cumplimiento sería tan corto, que la gente que vivía cuando Jesús anunció ese fatídico acontecimiento lo experimentaría en vida.

Una generación como una clase de gente. Aunque parezca sorprendente, hay varios ejemplos en las Escrituras de que una generación es una clase de gente. Las Escrituras dicen: “Tal es la raza (generación, RVR 1960) de los que le buscan” (Sal. 24:6) y “la raza (generación, RVR) de los hombres rectos” (Sal. 112:2). Cada una de estas generaciones se refiere a una clase de gente buena. Por otra parte, en Lucas 16:8 Jesús hace la observación de que los pecadores son más “astutos” al tratar “con los de su generación”, es decir, con los de su misma clase pecadora, que los santos. En otro lugar, Jesús habla de una “generación malvada y adúltera” (Mat. 12:39), de una “generación” que no se arrepentiría (12:41), y de una “generación” que no querría escucharlo (12:42).

Conclusión. De las dos interpretaciones, la segunda parece ser la más probable; además, parece ser más razonable. Solo transcurrieron 39 años entre la predicción de Cristo en el año 31 d.C. y la caída de Jerusalén en el año 70 d.C.; sin embargo, si tomamos en cuenta la elevada mortalidad que prevalecía en aquellos días, muy pocos adultos responsables que hayan escuchado esta profecía debieron de haber vivido lo suficiente como para ver su cumplimiento. Más difícil aún sería ubicar a alguien que esté todavía vivo de entre aquellos que vieron las señales astronómicas de la segunda venida que ocurrieron durante los siglos XVIII y XIX. (Véase Apocalipsis 6 y 7.)

Es mejor decir que en Mateo 23:36 y 24:34 y 35 Jesús empleó la expresión “esta generación” para referirse a una clase de gente que resistiría y rechazaría su mensaje. No tiene sentido albergar la esperanza de que el mundo vaya a mejorar con el transcurso del tiempo, porque la mayoría de la gente continuará siendo rebelde a Dios hasta la segunda venida de Jesús. Esta clase de gente rebelde persistiría hasta el fin. (Véase 2 Timoteo 3:1 al 9 y Apocalipsis 16:9.)

Una posibilidad cierta es que Jesús se haya referido al pueblo judío, de cuya raza, o “generación”, él mismo participaba. Si esto es así, querría decir que la raza judía, por lo general inmutable en su actitud hacia él, continuaría en esa condición hasta el final del tiempo, a pesar de toda clase de desastres, incluso la caída de Jerusalén, los pogromos medievales y el holocausto nazi. La persistencia del pueblo judío como raza –o “generación”– distinta, es ciertamente uno de los fenómenos notables de la historia humana.

3. ¿Vendrá Jesús esta noche? Hay un himno religioso que dice: “Si viniera Jesús esta noche, ¿estarías listo?”

Jesús dijo en Mateo 24:14: “Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a todos los gentiles. Y entonces vendrá el fin”.

Antes de hablar acerca de si Jesús va a venir esta noche, deberíamos preguntarnos: “¿Se terminará de predicar el evangelio a todas las naciones antes de que llegue esta noche?” Y antes de contestar a esta pregunta, debemos saber qué quiso decir Jesús cuando dijo: “A todos los gentiles” (a todas las naciones).

Nosotros, la gente de habla castellana, creemos generalmente que una nación es algo como España, México o Argentina; es decir, una entidad social y política, con límites internacionales y con un Gobierno central. Nos olvidamos de que en España, por ejemplo, hay diversas nacionalidades dentro de la nación, como los vascos, los catalanes y los gallegos, y que algo semejante ocurre en prácticamente todos los países hispanoamericanos. En Europa, Yugoeslavia está constituida por varios grupos raciales, cada uno de los cuales se considera una nación. Y podríamos citar otros casos.

Más importante todavía, en los tiempos del Nuevo Testamento, la palabra griega que se usaba, y de la cual se han traducido las palabras “gentiles” o “naciones” en las versiones castellanas, y que aparece en Mateo 24:14, es ethne, de la cual deriva también nuestra palabra “étnico”. Ethne, en los días de Cristo, significaba “naciones”, pero también significaba “pueblos”, “grupos de pueblos”, “clases”, “castas” y “tribus”. Ciertamente, a menudo significaba sencillamente “extranjeros” ,y por eso en algunas versiones castellanas del Nuevo Testamento se traduce por “gentiles”.18 (Véase, por ejemplo, Hechos 10:45 y Efesios 2:11.)

Para ayudarnos a comprender cabalmente la amplitud del desafío que la evangelización implica para la iglesia cristiana, el Centro para las Investigaciones y las Comunicaciones Avanzadas en Favor de las Misiones (CICAM), entidad ubicada en el sur de California, Estados Unidos, ha definido inteligentemente las palabras “gentiles” o “naciones” (ethne) por “pueblos”: grupos de diversos tamaños, que se pueden distinguir claramente de otros pueblos por su raza, su idioma, su sistema económico, sus ocupaciones o su clase social, en medida tal que planteen un desafío definido y diferente para la evangelización. En varias de las ediciones anuales de la Unreached Peoples Directory (Lista de los pueblos no alcanzados),19 esta entidad ha confeccionado listas de miles de esos pueblos, y ha puesto de manifiesto que una gran cantidad de ellos todavía está esperando oír el evangelio del Reino de Cristo. Por ejemplo, se refiere a tres mil pueblos distintos en la India solamente, separados entre sí por el idioma, la casta, la religión o la cultura. Menos de cien de esos tres mil pueblos cuentan con grupos significativos de cristianos.20

¿Cómo se puede alcanzar a todos? Con tanta gente que no ha sido alcanzada todavía, ¿cómo podemos esperar que Jesús venga pronto? Los medios de comunicación masiva y los satélites pueden ayudar a hacerlo, pero no es posible que lleven el evangelio con rapidez en los 5.390 idiomas y dialectos que se hablan en la Tierra. En miles de esos idiomas y dialectos no hay cristianos que puedan usarlos para comunicar el evangelio a través de esos medios. Además, la mayoría de la gente preferiría “ver un sermón a oírlo”.

Entre los que pretenden ser seguidores de Cristo, debería haber un renovado compromiso con la evangelización mundial. Si los habitantes de ciertos países ricos, por ejemplo, realmente quisieran que Cristo viniera pronto, ¿seguirían gastando seis veces más en sus animalitos preferidos que en la obra de evangelización mundial?21 ¿Seguirían dedicando sus veladas a mirar partidos de fútbol o a tomar cerveza?

Los cristianos que viven en los países desarrollados pueden dar generosamente de sus medios. Podrían ofrecerse como voluntarios para trabajar en el extranjero como emisarios cristianos por varias semanas o meses, recordando que en esos países son más bienvenidos los profesionales y los artesanos, los maestros y los profesores, por ejemplo, que los clérigos o los ministros. Las familias cristianas –la suya, por ejemplo– pueden elegir una zona o un grupo especial, informarse por medio de la enciclopedia o la biblioteca pública de todo lo referente a esa zona o grupo, y orar juntos por su evangelización.

Mientras tanto, los cristianos que viven en los países del tercer mundo están alcanzando con éxito a sus vecinos no cristianos. Para mí, Billiat Sapa simboliza la maravillosa dedicación de esos cristianos. Sapa era un hombre africano de raza negra con preparación superior. Él y su esposa estuvieron de acuerdo en iniciar la obra en favor de Cristo en un valle arrocero de Malawi, un pequeño país de África oriental. Cuando sus vecinos no cristianos no les permitieron vivir en ninguna de sus aldeas, él y su familia vivieron sobre una plataforma instalada en un árbol. La estación de las lluvias inundó los arrozales. Uno de los hijos de los Sapa enfermó de malaria y falleció. Pero los padres no se arredraron. El otro chico también murió, pero ellos no abandonaron la empresa. La esposa del Sr. Sapa también falleció, pero él no quiso irse. Por fin, los aldeanos se convencieron de que el Sr. Sapa verdaderamente los amaba, y que el Dios que él amaba también los amaba a ellos.”

Con más cristianos como Billiat Sapa y con un Señor como Jesús, la predicación del evangelio en todo el mundo pronto se cumpliría. “No por el valor ni por la fuerza, sino solo por mi Espíritu –dice Yahvéh Sebaot” (Zac. 4:6). El Espíritu Santo, derramado en Pentecostés sobre 120 cristianos arrepentidos y obedientes, y que además oraban, los ayudó a ganar tres mil conversos en un solo día. (Véase Hechos 2:1 al 41.) ¿Qué ocurrirá, entonces, en nuestros días, cuando miles de cristianos fieles, obedientes y arrepentidos abran plenamente sus corazones en todo el mundo para recibir el Espíritu Santo? (Véase Joel 3:1 y 2.)

Es posible que Jesús no regrese esta noche, pero podemos creer confiadamente en que viene pronto22.

1 Josefo, La guerra de los judíos, III.IV.1. Traducción de Luis Farré (Buenos Aires: Acervo Cultural/Editores, 1961), tomo IV de las Obras completas de Josefo.

2 Ibíd., II.XIII.4,5.

3 Ibíd., II.XVII.10.

4 Ibíd., II.XIX.6. Compare con (Guerra) ibíd., II.XIX.4.

5 Ibíd., VI.IX.3. Josefo afirma que la población de la ciudad en ese momento era de 1.200.000 habitantes. Los eruditos modernos dividen esa cifra por tres, cuatro y hasta diez. Véase, por ejemplo, Joachim Jeremías, Jerusalén en tiempos de Jesús (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1977), pp. 90-102.

6 Josefo, Guerras, VI.III.4.

7 Ibíd., VI1.I.1. Se dejaron tres torres levantadas para demostrar la antigua fortaleza de las defensas de la ciudad, y una porción del muro occidental para proteger a la guarnición romana encargada de guardar las ruinas. El resto de la ciudad y del Templo fueron arrasados.

8 Ibíd., VI.VIII.2.

9 Ibíd., XX. 1.

10 Ibíd., VII.1.3.

11 Tertuliano, Apology [Apología], p. 16; ANF, t. 3, p. 31.

12 Guerras, VI.VI.1.

13 LeRoy Edwin Froom, The Prophetic Faith of our Fathers, 4 tomos (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Assn., 1946-1954), t. 2, pp. 31-39.

14 Ibíd., p. 58.

15 Ibíd., pp. 87, 88, 91.

16 Ibíd., pp. 116-121.

17 Ibíd., pp. 277, 278.

18 Para un estudio de panta ta ethne en Mateo, véase John P. Meier, “Nations or Gentiles in Matthew 28:19”, The Catholic Biblical Quarterly 39 (1977), pp. 94-102, en respuesta a un artículo publicado en la misma revista por D. Haré y D. Harrington, 37 (1975), pp. 359-396. Meier prefiere “naciones” o “pueblos” a cualquier traducción que parezca excluir a los judíos.

19 Unreached Peoples Directory (Monrovia, California: Centro Avanzado de Investigaciones y Comunicaciones Misioneras, 1974). C. Peter Wagner y Edward R. Dayton, editores, Unreached Peoples, p. 79 (Elgin, Illinois: David C. Cook Publishing Co., 1978).

20 George Samuel, “Unreached Peoples: An Indian Perspective”, en Wagner y Dayton, Unreached Peoples, p. 82.

21 Ralph D. Winter, “Penetrating the New Frontiers”, en Wagner y Dayton, Unreached Peoples, p. 73.

22 S. G. Maxwell, I Loved Africa (Publicado por el autor, 1975), pp. 150-156.

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