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Respuestas a sus preguntas

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¿Cuándo se comenzó a dar al primer día de la semana el nombre de día del Señor o domingo? El día que llamamos domingo fue considerado “el primer día de la semana” por los autores del Nuevo Testamento. (Véase, por ejempo, Mateo 28:1, Juan 20:1 y 1 Corintios 16:2.) Los cristianos del siglo II, aparentemente, lo llamaban “primer día”, y a veces “octavo día” (puesto que venía después del séptimo, el sábado).39

La primera aparición certera del uso de la expresión “día del Señor” para referirse al domingo, en este caso aludiendo al día de la resurrección, aparece en un librito llamado el Evangelio de Pedro,40 escrito tal vez alrededor del año 175. (Por supuesto, Pedro no lo escribió.)

Un ejemplo anterior a este, pero en cierto modo ambiguo, del uso de la expresión “día del Señor” con referencia al domingo, aparece en ciertas traducciones de las cartas de San Ignacio. Fue un obispo un tanto excéntrico, que vivió en Antioquía por el año 110 d.C. Condenado a morir por su fe, fue embarcado rumbo a Roma para ser devorado por animales feroces. Mientras viajaba, escribió siete cartas que se han hecho famosas. En su carta a los cristianos de Magnesia dice, de acuerdo con un traductor,41 que él “vivía [...] para el día del Señor”. El traductor llegó a la conclusión de que San Ignacio quería que los cristianos orientaran su manera de vivir teniendo en vista los goces de la resurrección de Cristo.

Pero la palabra griega equivalente a día no aparece en los textos griegos más antiguos de este pasaje. La expresión griega equivalente a “del Señor” sí aparece, lo que implica un sustantivo tácito que aquella modificaría. Pero ese sustantivo no existe. En algún momento desconocido, antes del siglo XI, un copista griego añadió un sustantivo, pero el sustantivo que eligió no fue la palabra día; por el contrario, fue la palabra vida. De modo que ese desconocido copista griego se las arregló para que el pasaje dijera: “Viviendo [...] para la vida del Señor”, con lo que quiso decir, tal vez, que el estilo de vida del cristiano debería estar en armonía con el estilo de vida de Cristo.42

La diferencia de significado es importante. Porque si San Ignacio realmente quiso decir que deberíamos vivir en armonía con la “vida del Señor”, no es correcto citar este pasaje como ejemplo de una aplicación muy antigua de la expresión “día del Señor”.

Sea como fuere, aun si San Ignacio hubiera considerado que el domingo era el día del Señor, su preferencia personal no podría considerarse como autoridad para los cristianos que desean seguir exclusivamente las enseñanzas de las Escrituras.

Si se nos pregunta cómo pudo trasladarse la aplicación de la expresión “día del Señor” del sábado al domingo durante el siglo II, nos referiremos al rápido traslado por el año 1600 de la palabra o expresión “día de reposo” del séptimo día al primer día de la semana.43 Hasta que esto ocurrió, casi todos los cristianos reservaban el uso de la palabra “día de reposo” para referirse al séptimo día, de acuerdo con las Escrituras. Muchos de ellos no guardaban el sábado, pero sabían que era ese el día de reposo de las Escrituras, aunque ellos concurrieran a la iglesia el domingo, su “día del Señor”. El hecho de que alrededor del año 1600 los puritanos ingleses comenzaran a asignar al domingo el nombre de “día de reposo” es semejante al repentino comienzo, en algún momento del siglo II, de dar al domingo el nombre de “día del Señor”.

37 Vea S. Douglas Waterhouse, “Areas E and F” (Informe parcial de las excavaciones de Tell Hesban), Andrews University Seminary Studies, 11 (1973), pp. 113-125.

38 Winston S. Churchill y los editores de Life, The Second World War, 2 tomos, (Nueva York: Time, Inc., 1959), t. 2, pp. 514, 515.

39 Los ejemplos incluyen a Bernabé, Epistle, p. 15; ANF t. 1, p. 147; Justino, First Apology, p. 67; ANF t. 1, p. 186; Dialogue, pp. 24, 41; ANF, t. 1, pp. 206, 215; Bardasanes, Discourse on Fate; ANF, t. 8, p. 733.

40 The Gospel According to Peter, pp. 9, 12; ANF t. 10, p. 8.

41 San Ignacio, To the Magnesians, 9; Biblioteca Clásica Loeb, Padres apostólicos, t. 1, p. 205. Compare la traducción en ANF t. 1, p. 62, y observe el hecho de que la columna de la derecha representa una espuria edición interpolada que apareció más de doscientos años después de la muerte de San Ignacio.

42 Para estudiar la evidencia proveniente de dos puntos de vista más o menos diferentes véase Fritz Guy, “ ‘Lord’s Day in Magnesians”, Andrews University Seminary Studies, t. 2 (1964), pp. 1-17, y Richard B. Lewis, “Ignatius and the ‘Lord’s Day’ ”, Andrews University Seminary Studies, 6 (1968), pp. 46-59.

43 La nueva costumbre fue compendiada en Nicolás Bownde, The Doctrine of the Sabbath, Plainely Layde Forth (Londres, 1595) y se la analiza en Winston U. Solberg, Redeem the Time (Cambridge, Massachussets: Harvard University Press, 1977) y Bryan W. Ball, The English Connection (Cambridge, Inglaterra: James Clarke, 1981).

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