Читать книгу Las políticas sociales que vendrán - Monica Campos Carrau - Страница 11
III. Subjetividad
ОглавлениеLas obras de misericordia se han reconvertido en las estrategias de la Bill y Melinda Gates Foundation, aunque sus formas y alcances cambian, las mentalidades que las gobiernan se mantienen. En materia social la acción social aún no sale de las zeven werken van barmhartigheid de Bruegel de Jonge. O se sigue teniendo miedo a ser modernos o se siguen tramitando teologías políticas, o se intenta convertir los anhelos en relaciones sociales. Tres dilemas tan persistentes como olvidados, viejas enseñanzas de tres autores que siguen dando sentido a nuestras tareas académicas y su proyección en la sociedad. En suma, parece ser que dos retos imprescindibles como inveteradas para las políticas sociales que vendrán son retomar los siempre descuidados problemas de los códigos interpretativos y de las acciones sociales. Códigos y acciones, provengan del dicasterio de la caridad, de los ministerios de asuntos sociales, del pacto por la digitalización humana o de los curricula universitarios de la acción social, continúan siendo tratados mediante antiguos marcos de referencia e inercias analíticas que impiden afrontar las transformaciones sociales que se levantan ante nuestros ojos y tomar posición en ese mundo. No se trata de subir al tren para ser un pasajero más, si no de saberlo hacer e intentar conducirlo. O se mantienen las políticas sociales en las viejas tareas y propósitos o dan el paso adelante para actualizarse, lo que en cierta forma renovaría el dilema de Titmuss: o las políticas sociales se fundamentan en cambiar las cosas construyendo una sociedad justa o terminan siendo la herramienta de los vigilantes de la noche.
El ordenador personal que se lleva por móvil es un aparato que controla los movimientos de una persona, produce datos a su espalda, es un factor de diferenciación generacional y dispone algorítmicamente de la vida privada de su propietario, a la vez que le ofrece la posibilidad de sentirse libre, independiente y seguro pues le permite satisfacer deseos con un simple clic. Esto es lo que podría entenderse como eficacia simbólica (ES) y que es propia de todos los dispositivos, incluidas las PS. La ES hace del móvil un signo inequívoco de que hasta el más excluido social de todos los excluidos, está atrapado por el sistema capitalista que se sirve de él y de sus pobrezas de algún modo y lo clasifica. La ES evita que la contradicción sea problemática quizás porque con dificultad se le pone cara a quien quita datos, libertad y privacidad. Esa triple expoliación no la realizan las ánimas benditas, nunca mejor dicho, pero la ES hace parecer que sí.
Los mundos internos de las personas y colectividades son asunto de la subjetividad que les confieren, lo mismo a sus mentes que a sus cuerpos, identidades particulares. Aquí interesa destacar que las PS son susceptibles de operar como dispositivos e incidir en los mundos internos de las personas y colectividades, por lo que las PS inscribirían en los cuerpos –sociales o personales– la red que las configura como dispositivo (de los componentes se escribió anteriormente, vid. supra) asignándoles sentidos a sus comportamientos, control y gobierno a sus pensamientos y administración y orientación a sus gestos; en suma identidad, costumbres y cierta personalidad básica. De ahí que el proceso de subjetividad en las PS sea un proceso complejo de construcción-deconstrucción de subjetividades y no una cuestión de quita y pon objetivos, ni de corte y pega derechos ni de pirateo de documentos oficiales de los organismos multilaterales.
La función de una PS, en tanto formadora de subjetividad, es crear universos simbólicos legítimos; es decir, narrativas que se puedan mantener y socializar entre los miembros de una comunidad. Así la emergencia de una subjetividad y su arraigo es un proceso en el tiempo, por lo tanto, no es una novedad ahistórica o inopinada y, en consecuencia, no se opone a lo antiguo. La noción de arraigo, en cambio, desplaza a las PS de ser entendidas como una práctica inmanente y antigua hacia la generación de nuevos hábitos y costumbres, creencias y culturas. Si se quieren cambiar las cosas, el arraigo es una cuestión fundamental a tener en cuenta porque es la forma pasiva de resistencia cultural que es incapaz de generar opinión contraria u opinión defensiva, pero que actúa inercialmente con un poder restaurador significativo. De no tenerse en cuenta el arraigo se podría frustrar cualquier acción social emergente, es el arraigo lo que una vez más ha dejado a la mayor fuerza militar del mundo fuera de combate, obligada a retirarse dejando en el poder la misma.