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Modelo de influencias de Daniel Friedman et al. Lineamientos generales

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Desde la National Committee on Vital Health Statistics (2002) Friedman et al. elaboraron un informe para el Departamento de Salud de Estados Unidos revisando cómo optimizar las estadísticas de salud a nivel nacional, estatal y local. Notaron la existencia de una serie de problemas que sistemáticamente afectaban la calidad sobre los datos de la salud: 1) definiciones amplias sobre salud poblacional; 2) enfoque centrado en la salud individual pero no en la comunidad como unidades de análisis; 3) pocos datos locales de buena calidad (especialmente sobre poblaciones vulnerables); 4) falta de datos longitudinales; 5) subutilización de fuentes disponibles; 6) heterogeneidad en la calidad de datos estadísticos entre los niveles geopolíticos; 7) calidad y cantidad inconsistente de datos sobre poblaciones vulnerables, y 8) heterogeneidad en los sistemas de vigilancia, datos administrativos y de encuestas difíciles o imposibles de vincular entre sí.

En consecuencia, las enfermedades y los eventos de salud se analizan en gran medida como episodios aislados de enfermedad. Advierten que los sistemas de recopilación de datos proporcionan datos mínimos sobre elementos tan importantes del contexto cultural como racismo, sexismo, competencia y cooperación, así como de normas y valores. Señalan que si bien los sistemas de datos se utilizan para medir la relación de lo que llaman raza/grupo étnico con los resultados de salud, el problema es que no incluyen la información necesaria para identificar la forma en que estos conceptos son entendidos. Por último, señalan que, en general, no se supervisa el contexto político y rara vez se siguen de manera continua los impactos de las políticas y leyes públicas, la cultura política y el derecho a la política en la salud de la población. No se recopilan datos continuos relativos a atributos clave de la comunidad, como la cohesión social, las redes sociales, el apoyo social y el cambio social, ni tampoco se produce una identificación de las fuentes y estrategias de datos adecuadas.

Señalan como otros problemas de las estadísticas sanitarias que, por la naturaleza multifactorial de las influencias en la salud de la población, las dinámicas de las desigualdades no se reflejan actualmente en los sistemas de recopilación de datos en curso, especialmente en el Estado y niveles locales. Asimismo, observan que se recopilan datos mínimos en curso sobre el estado funcional y casi no se recopilan datos sobre el bienestar. Las fuentes de datos que existen no se prestan a la vinculación y fusión de una manera que se pueda abordar fácilmente esta naturaleza multifactorial de la salud.

Por eso apuntan a un enfoque de salud poblacional que toma a la Clasificación Internacional de Enfermedades, ya que ella proporciona un marco para emprender y presentar estas mediciones. El estado funcional se refiere a la capacidad de las personas para participar en las actividades de la vida cotidiana y la vida social, mientras que el concepto de bienestar refleja los aspectos subjetivos de la salud. En cuanto al modelo que proponen tiene tres componentes: 1) el contexto o amplio entorno en el que la población existe y actúa; 2) los factores que accionan a nivel comunitario e individual, y 3) las medidas de la salud de la población.

Este modelo lo reflejan en una figura de dos semicírculos en los que identifican las distintas influencias que derivan en la salud y la enfermedad de las poblaciones. En un semicírculo engloban al primer tipo de influencias directas, a las que llaman “atributos de la comunidad”, y donde incluyen aquellos factores que afectan inmediatamente la salud de una población, que pueden interactuar de diferentes maneras: aspectos sociales, estilos de vida, programas de salud poblacionales, recursos económicos, servicios de salud, ambiente físico. Por otro lado, las influencias mayores, a las que llaman “contexto” (ambiente natural, cultural y político). Los atributos comunitarios existen dentro y están determinados por su contexto ambiental, cultural y político, y la población que comparte en este contexto. Sostienen que el modelo no presupone causalidad, direccionalidad ni interacciones entre sus componentes y que se pueden desarrollar una variedad de hipótesis de investigación para probar la existencia y dirección de causalidad entre los elementos de él, destacando que tampoco se plantea el peso relativo o la importancia de diferentes influencias o combinaciones de influencias, dejando esta tarea a otros investigadores. Las medidas agregadas representan los atributos de la comunidad que son derivados de los individuales (como la tasa de incidencia del cáncer), mientras que las medidas ecológicas representan aquellos atributos comunitarios que no son derivados de los atributos de los miembros individuales de la comunidad, como el nivel de arsénico en el agua. Proponen que la ubicación de una población en particular en el lugar y el tiempo determinará la constelación específica de influencias contextuales e influencias de recursos comunitarios que más afectan la salud de la población.

A continuación iremos desagregando los componentes específicos de ambas dimensiones, pero adaptándolos libremente de acuerdo con las teorías con las que venimos trabajando. Remarcamos que si bien tomamos estos referentes para puntualizar la mirada en determinados aspectos en los que la desigualdad en el control del cáncer podía evaluarse, fueron simples “indicativos” que aislados no dicen mucho, pero que fueron analizados bajo la luz de teorías sociales específicas que en cada capítulo serán detalladas.

In situ. El cáncer como injusticia social

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