Читать книгу Con la Venia, Manual de oratoria para abogados - Óscar Fernández León - Страница 25
1.3. PANORAMA ACTUAL DE LA FORMACIÓN EN ORATORIA FORENSE
ОглавлениеCiertamente, desde la publicación de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa de 1998 y de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000, los procedimientos judiciales en todos los órdenes jurisdiccionales han adquirido un carácter predominantemente oral, campo de cultivo para la oratoria. Sin embargo, lo cierto es que el panorama actual no es todo lo favorable que debía ser para el desarrollo de esta ciencia.
Tal y como recoge Manuel OLIVENCIA1) en su artículo «Sobre una preceptiva del lenguaje jurídico», varios son los factores nocivos que afectan al lenguaje jurídico:
- El sistema –o sucesivos– sistemas de enseñanza secundaria se caracterizan por un evidente déficit de lectura, una falta de fomento de las aptitudes dialécticas y un menosprecio a las formas de expresión oral. Por lo tanto, un sistema que no presta atención a la lectura y escritura poco puede aportar en beneficio de la oratoria.
- La actual cultura audiovisual que fomenta actitudes de expresiones pasivas y receptivas de sonidos e imágenes, frente al modelo activo que representa la literatura.
- La Universidad, cuyos planes de formación restan participación oral de los estudiantes y fomentan una actitud pasiva hacía todo lo relativo a la oralidad. De esta forma nuestros universitarios concluyen sus estudios sin haber tenido la necesidad de expresarse en público.
Esta situación de falta de práctica oral ha generado que el licenciado en derecho no sólo carezca de capacidad oratoria, sino que su lenguaje jurídico se encuentra empobrecido y viciado (torpeza en la palabra, balbuceo, pobre sintaxis, etc…).
Esto nos lleva a preguntarnos si es conveniente que en las Facultades de Derecho se lleve a cabo una profunda formación en oratoria, cuestión que ha suscitado un intenso debate, ya que se afirma por unos que la Universidad debe formar a juristas y no a letrados, por lo que deben ser los Colegios de Abogados los que deben preocuparse por dicha formación. Otro planteamiento entiende que la necesidad de que en la Universidad se forme en oratoria al considerarse que con independencia de la opción elegida por el licenciado en derecho, el correcto lenguaje jurídico y su expresión deben ser elementos esenciales en toda persona vinculada al mundo del derecho.
Afortunadamente, algo ha cambiado en los últimos años ya que el Real Decreto 775/2011, de 3 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales, ha establecido como requisito necesario para la obtención del título profesional de abogado o de procurador de los tribunales la acreditación de la superación de alguno de los cursos de formación comprensivos del conjunto de competencias necesarias para el ejercicio de dichas profesiones en los términos previstos en dicho reglamento.
Dichos cursos de formación, unidos al desarrollo necesario de un período formativo de prácticas en instituciones, entidades o despachos, relacionados con el ejercicio de la profesión deberá fomentar la necesidad de la oratoria y la formación en tal materia, necesidad que ya se advierte en el artículo 2 del Real Decreto que, entre las competencias que deberán acreditar los licenciados en derecho, se encuentra la siguiente:
a) Manejar con destreza y precisión el lenguaje jurídico y la terminología propia de las distintas ramas del derecho: Redactar de forma ordenada y comprensible documentos jurídicos. Comunicar oralmente y por escrito ideas, argumentaciones y razonamientos jurídicos usando los registros adecuados en cada contexto.
No obstante, si tenemos en cuenta la cercanía de estas últimas modificaciones legislativas, lo cierto es que en la situación actual, la inmensa mayoría de los abogados españoles son autodidactas en oratoria, si bien se viene observando desde la entrada en vigor de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil que el arte de la oratoria se fomenta por los Colegios de Abogados y entidades privadas, lo que unido a la publicación de diversos manuales que abordan la oratoria desde una perspectiva eminentemente estratégica, apunta hacia un resurgimiento de la misma.