Читать книгу Con la Venia, Manual de oratoria para abogados - Óscar Fernández León - Страница 37
3.3. CUALIDADES MORALES
Оглавление3.3.1. Honradez
El Código Deontológico de la Abogacía Española, determina en su preámbulo lo siguiente:
La honradez, probidad, rectitud, lealtad, diligencia y veracidad son virtudes que deben adornar cualquier actuación del Abogado. Ellas son la causa de las necesarias relaciones de confianza Abogado-Cliente y la base del honor y la dignidad de la profesión. El Abogado debe actuar siempre honesta y diligentemente, con competencia, con lealtad al cliente, respeto a la parte contraria, guardando secreto de cuanto conociere por razón de su profesión. Y si cualquier Abogado así no lo hiciere, su actuación individual afecta al honor y dignidad de toda la profesión».
Conforme con dicha declaración, la honradez es uno de los valores que estructuran nuestro comportamiento profesional, virtud ésta que para el abogado significa comportarse con integridad, apegado a la realidad y en función de la verdad. Por ello, el buen abogado, siendo honesto, se ganará la confianza y el respeto necesario para actuar con independencia en el ejercicio profesional, actitud ésta que no sólo se materializará a través de la rectitud y probidad con la que el abogado debe desempeñar su cargo, no perjudicando por acción u omisión, de forma manifiesta los intereses que le fueren encomendados por su cliente, sino que igualmente, el abogado honesto será respetado y considerado en sala como digno de atención.
3.3.2. Sinceridad
Vinculada a la honradez, la sinceridad, o la expresión libre de mentiras, es prenda del buen orador, puesto que la falta de ésta afectará a una de las consideraciones más importantes que podemos esperar de jueces, abogados y clientes: nuestra credibilidad, o lo que es lo mismo, la capacidad de ser creído, concepto que no está unido a la veracidad del mensaje, sino a los componentes objetivos y subjetivos que hacen que otras personas crean (o no) en dichos contenidos, lo que, a su vez, nos lleva a la confianza que genera alguien que tenga credibilidad. De este modo, un orador debe ser sincero en su actuación (decir y hacer). No hay nada más desastroso para un orador forense el haberse ganado fama de embustero.
3.3.3. Empatía
La empatía (del vocablo griego antiguo εμπαθεια, formado εν, «en el interior de», y πάθoς, «sufrimiento, lo que se sufre»), llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir. También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra14).
El orador forense, a través de la empatía, o lo que es lo mismo, mediante la facultad de sentir los sentimientos de alegría, pena, dolor, compasión, etc… que afectan a terceras personas, puede crear un valioso vínculo con el auditorio. Un orador que de verdad entiende el sufrimiento de su cliente, es capaz de transmitir dicho sufrimiento; si siente ira ante la hipocresía o falsedad de un testigo, sabrá transmitir su ira y podrá despertar la indignación, etc… Por el contrario, un orador insensible, frío y calculador, jamás establecerá un contacto con su auditorio.