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El Medievo

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Después de varios siglos de silencio, la primera noticia que volvemos a tener de las NQ va a ser en el siglo IX , en que aparece señalada en un inventario de la biblioteca del monasterio de Reichenau 296 .

No son, sin embargo, las partes científicas, sino las partes filosófico-morales de la obra las que parecen despertar interés en esta época temprana de la Edad Media. Esto es lo que se deduce, al menos, de los excerpta de las NQ recogidos en un códice del siglo IX , escrito probablemente en Bretaña 297 . Se trata de tres breves pasajes del libro 1, todos ellos sobre la naturaleza de Dios 298 .

Este interés medieval por los aspectos éticos y teológicos de la obra es confirmado por dos florilegios, el Duacense y el Gallicum , ambos del siglo XII , que contienen una serie de extractos de las NQ tomados en su mayoría de los prólogos y epílogos, y tratan sobre diversos temas teológicos o morales 299 .

Sin embargo, desde principios del siglo XII e incluso antes, hay claros indicios del interés que suscita el contenido científico de la obra en los escritores medievales. Así, por ejemplo, es clara la influencia ejercida por la obra de Séneca en el tratado de meteorología y astronomía De mundi coelestis terrestrisque constitutione , erróneamente atribuido a Beda 300 . Y va a ser precisamente este interés en los aspectos científicos de la obra el que explica el verdadero descubrimiento de las NQ en el siglo XII , que tanto la tradición manuscrita directa como la indirecta lleva a localizar en la Francia septentrional y que, al menos en parte, pudo deberse a los intereses filosóficos y científicos de la escuela de Chartres. En una época en que todavía no se habían descubierto en Europa los Meteorológicos de Aristóteles, Séneca era la única fuente antigua disponible sobre meteorología.

Resulta significativo, desde este punto de vista, que en los márgenes del Codex Leidensis (L) algún lector o copista señalase unos pasajes que aparecen copiados en un manuscrito del siglo XV y que están seleccionados en su mayor parte en función del contenido científico de los mismos 301 .

Sabemos también que Juan de Salisbury, prelado inglés que estudió en Chartres, poseía un códice de la obra de Séneca, y, además, en su Policraticus entre las obras de Séneca menciona las NQ , aunque no parece haber hecho un uso significativo de ellas.

Indicios de un mayor conocimiento de las NQ se encuentran, en cambio, en el De philosophia mundi y el Dragmaticon philosophiae de Guillermo De Conches y en las Diuinae operae de Hildegarda de Bingen, en el Proslogion de Anselmo de Canterbury 302 , en las Naturales Quaestiones de Adelardo de Bath, en el De imagine mundi de Honorio de Autún y en el Chronichon (1211-1223) de Helinando de Froidmond 303 .

En el siglo XIII el conocimiento de las NQ parece consolidado en el área inglesa y francoalemana como demuestra el elevado de número de códices conservados. Pero, además, la propia obra es utilizada y citada en el De iride de Roberto Grosseteste, en el Speculum naturale de Vicente de Beauvais, en el Opus maius de Roger Bacon, y en los Meteorum libri IV de Alberto Magno 304 .

En este siglo, la recepción de las NQ está igualmente atestiguada en Italia y en España, donde Juan Gil de Zamora las cita en su De praeconiis Hispaniae (1278-1282), aunque no hay ningún indicio de la utilización de la obra por este autor 305 .

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