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XIV . NUESTRA TRADUCCIÓN
ОглавлениеEn nuestra traducción hemos seguido el texto de Hine, aunque también hemos consultado las principales y más modernas ediciones (Gercke, Oltramare, Codoñer, Vottero. Parroni), así como los principales estudios para la constitución del texto como los de Axelson, Alexander y del propio Hine. Fruto de este estudio y consulta son una serie de discrepancias que señalamos al comienzo de la obra y comentamos en las notas correspondientes.
Entre las traducciones, hemos tenido muy en cuenta las españolas, especialmente la de Carmen Codoñer, pero hemos consultado igualmente las principales traducciones extranjeras, incluida la recientísima del propio Hine. También hemos consultado los comentarios que acompañan a las principales ediciones. De todos ellos nos reconocemos deudores y, especialmente, del estudio de N. Gross, que de alguna manera puede considerarse un comentario detallado a toda la obra.
Las NQ son una obra difícil. A las dificultades textuales, producto de una deficiente transmisión, se suma la dificultad del material científico, con el que por lo general están poco familizarizados la mayoría de los filólogos. Y también aporta su granito de dificultad el estilo expositivo del propio Séneca, que impide con frecuencia captar a primera vista la estructura compositiva de numerosos pasajes. En consecuencia, para facilitar la labor del lector hemos dotado a cada libro de un amplio sumario y de una breve introducción, destinados a orientarlo y a facilitarle la comprensión de la obra. Tampoco hemos escatimado notas explicativas destinadas a iluminar los numerosos puntos oscuros o difíciles.
En cuanto a la traducción, sin renunciar a la fluidez de la lengua castellana, hemos intentado respetar, en la medida de lo posible, el personalísimo estilo «conceptista» de Séneca. Y, en un campo de especial importancia en una obra técnica, como es el vocabulario científico, hemos mantenido deliberadamente la ambigüedad e imprecisión que lo caracteriza, sin caer en la tentación de precisarlo o modernizarlo.
Señalaremos, finalmente, que, siguiendo el criterio ya utilizado por Hine en su traducción, hemos decidido modificar el orden tradicional de los libros, adaptándolo al orden Non praeterit (III-VII, I-II), que hoy es aceptado como originario por la mayoría de los estudiosos. Los pequeños inconvenientes que puede causar este cambio para la consulta del texto, creemos que quedan sobradamente compensados con las ventajas que aporta, especialmente al eliminar la falsa impresión que puede causar en un lector desprevenido el mantenimiento del orden tradicional, una clara invención tardía 348 , pese a ser mantenido desde la princeps en todas las ediciones impresas.
Para terminar, dado que las normas de publicación de esta colección no permiten dedicatorias, querría expresar mi mayor gratitud y reconocimiento a Carmen Codoñer, a quien tanto debe esta edición, pues no sólo fue ella quien, con la dirección de nuestra tesis doctoral, nos inició en este campo de trabajo, sino la persona que nos ha servido siempre de guía y referente con su magisterio directo, primero, y silencioso, después, a través de sus múltiples publicaciones que hacen de ella una de las máximas autoridades en este tema. A ella queremos agradecer también que haya aceptado la ingrata tarea de revisar esta traducción.