Читать книгу La vida instantánea - Sergio C. Fanjul - Страница 25

11 de abril de 2017 · 119 likes

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No siendo yo fascista ni nada de eso, siempre me emocionó sobremanera la canción esa del Novio de la Muerte. Mi padre, que en paz descanse, tampoco era nada de eso, pero le tocó la mili en Melilla, en la Legión, donde conoció el alcohol y la grifa.

Una vez encontré una foto en blanco y negro de mi padre vestido con el uniforme legionario de gala, una foto de estudio en la que papá miraba al infinito con arrogancia y altivez, esperando las grandes hazañas que estaban aún por llegar y que al final no fueron tantas ni tan señaladas. Se la dedicaba a mi madre así: «De un caballero legionario a su dama».

La canción del Novio de la Muerte, por alguna razón, tal vez porque está muerto, siempre me recuerda a él, y eso que nunca me la cantó. La historia que cuenta es tremebunda: un legionario que recupera heroicamente la enseña al enemigo y muere feliz en el campo de batalla porque así puede reunirse con su amada en el otro barrio.

Total, que al parecer el otro día unos legionarios fueron con sus barbas y su mentón en alto a cantársela a unos niños que se mueren de cáncer en un hospital. La delicadeza, eso ya lo sabíamos, nunca fue uno de los atributos más valorados en un caballero legionario, pero bueno, quién sabe, quizá a alguno de esos niños enfermos le reconforte saber que a esos valientes hombretones no solo no les da miedo morir, sino que hasta lo desean. Que la muerte no es nada.

A mí me gustaría que me resbalase la muerte como a los legionarios, pero en realidad vivo acojonado con mi propia finitud. Qué tontería: no disfrutar de la vida por tener miedo a que se acabe. Es como amargarse en una fiesta porque va a tener un final. Por lo demás, siempre que aparece la Legión tengo una extraña sensación de bilocación temporal: con sus uniformes chulos, con sus maneras chulescas, con su deriva fascistoide, levantando en el aire un enorme crucifijo, con su simpática cabritilla, es como si vinieran de otra época a través de las puertas del Ministerio del Tiempo.

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