Читать книгу La vida instantánea - Sergio C. Fanjul - Страница 29

24 de abril de 2017 · 190 likes

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Esperanza, fue bonito mientras duró. El otro día me conmovieron tus lagrimones de agua del Canal de Isabel II, que venían a inundar el mundo entero y a salvar solo a parejas populistas embarcadas en el arca de Noé. No llorabas por Ignacio, ni por la corrupción, ni por el hipotético calvario; llorabas porque a ver si te van a trincar a ti, porque, por lo pronto, ya no vas a pasar a la Historia por presidir España, porque ya no serás la Thatcher española, porque ahora igual una señora te llama choriza por Serrano. Esperanza, you sexy motherfucker, me resultabas sexualmente atractiva, como otras personas que caen mal al español medio (Cayetana Guillén Cuervo o Willy Toledo, por ejemplo), eras la domadora del circo en los saraos del Ritz o en los colegios de Villaverde y por ahí, donde llevaste el metro (hubo quien dijo que se iba a llenar el centro de gentuza).

Desde que Pablo Carbonell te quiso hacer pasar por tonta, las cámaras quieren robarte el alma y hacer embutido gourmet (al final va a ser todo culpa de Carbonell, Wyoming y Sara Mago). Casi destruyes el Estado madrileño, eras anarka, y rubia, y malasañera, más que noble, nobiliaria, y privatizaste lo que era de todos en la medida de tus posibilidades, que eran muchas, como cuando la bruja de Embrujada movía la punta de la naricilla. Esperanza, tenías la cara más dura que el cemento Portland, que el diamante, que el grafeno vasco, y según dices, no te hubieras enterado ni de una explosión nuclear en Hiroshima (y eso que sobreviviste a accidentes de helicóptero y tiroteos sin quitarte los calcetines).

Lo que más te dolió fue cuando llegó Manuela y todo el mundo pensó que ella era la tierna abuela y tú la bruja mala. Dicen que cuando mediste a zancadas las aceras de Gran Vía ibas un poco piripi, pero eso me gusta. En fin, que si tu tío Jaime Gil de Biedma levantara la cabeza, te diría que ya vas descubriendo que la vida va en serio, pero como el poeta ya se ha ido, ya te escribo yo este post: como todas las jóvenes neoliberales, venías a llevarte el Estado por delante. Luego descubriste que la corrupción era el único argumento de la obra.

La vida instantánea

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