Читать книгу Las relaciones en el desarrollo - Stephen Seligman - Страница 12
INVESTIGACIÓN SOBRE EL DESARROLLO INFANTIL, EL BEBÉ RELACIONAL Y EL GIRO INTERSUBJETIVO
ОглавлениеEste libro surge de una fase dinámica y perturbadora de la historia del psicoanálisis, durante la cual muchos de los supuestos e instituciones fundamentales se han transformado, especialmente en los Estados Unidos. Un enfoque «bipersonal» orientado a las relaciones ha desplazado muchas de las ortodoxias básicas sobre el carácter fundamental de los instintos primitivos endógenos y las orientaciones clínicas sobre la posición oracular y moderada del analista que se desprende de ellas: las relaciones, más que los impulsos, son los organizadores y las motivaciones básicas de la vida psíquica, y el individuo y su entorno —especialmente otras personas— se consideran inextricablemente entrelazados. Esta perspectiva «intersubjetiva» ha surgido en los muchos campos que se ocupan especialmente de la psicología del desarrollo infantil, la teoría y la investigación del apego y la neurociencia, todas las cuales apoyan el psicoanálisis del desarrollo contemporáneo.
Mi propio enfoque de estas cuestiones refleja mi análisis sobre las implicaciones que tiene para el psicoanálisis la investigación de la observación directa sobre la interacción progenitores-infante y las relaciones tempranas entre infante-cuidador que ha surgido durante las últimas décadas. Estas indagaciones convergieron en varias propuestas básicas, entre ellas que los humanos nacen preparados para responder y evocar el cuidado de los padres y otros; que la creación y el mantenimiento de los lazos con otras personas son motivaciones primarias y centrales para los infantes y, de hecho, para los seres humanos en general; y que la relación entre los infantes y los cuidadores es la unidad fundamental dentro de la cual se produce el desarrollo temprano. Los neonatos, por ejemplo, prefieren las caras y voces humanas a otros sonidos, tienen una mayor agudeza visual al enfocar objetos a unos 27 cm —la distancia de las caras de sus madres lactantes— y muestran las mismas emociones básicas que los adultos en todas las culturas, de manera que son capaces de comunicar directamente muchas cosas sobre sus estados internos. (Imagina los diferentes efectos de ver a un niño de dos meses sonriendo y arrullándose en un supermercado —como me ocurrió hace una hora antes de escribir esto— o a otro llorando inconsolablemente durante el aterrizaje de un avión). Aunque el «bebé relacional» es muy dependiente, su mente ya está organizada y preparada para la complejidad y la integración, ya que se encuentra en un entorno de apoyo receptivo. (Esto se desarrolla en la segunda parte del libro, capítulos del 6 al 10, junto con relatos más específicos de la intersubjetividad y las teorías de apego en los capítulos 11 y 12 en la tercera parte).
A medida que el desarrollo temprano avanza, los infantes y los padres se involucran en patrones cada vez más complejos de influencia y regulación mutua que se marcan y condicionan las experiencias y comportamientos del otro. Los infantes y los padres, al igual que los adultos y los niños mayores, suscitan cambios en el cerebro y el cuerpo de los demás que se suceden junto con estos comportamientos más obvios, a menudo en intervalos de microsegundos, más rápido de lo que se puede aprehender en un reflejo consciente. En general, se han incrementado en gran medida los nuevos conocimientos y el interés por la importancia de las interacciones entre la díada cuidador-infante en el desarrollo temprano y como determinantes cruciales de la personalidad y la psicopatología posteriores. (Véase el capítulo 9). Algunos de estos hallazgos son coherentes con los modelos analíticos tradicionales, pero muchos no lo son.
Por el contrario, algunas de las observaciones más firmes de esos enfoques clásicos parecen quedar fuera de los métodos de observación directa de los investigadores del desarrollo infantil; esto es particularmente notable en gran parte del material irracional y fantástico que surge en el trabajo clínico analítico. En general, he tratado de explorar las posibilidades de traducirlo de una esfera a la otra para refinar los conceptos y estrategias clínicas de cada lado. Pero esto no siempre es posible; las incongruencias y contradicciones no siempre son conciliables, y puede ser necesario tomar decisiones teóricas y clínicas. En general, la traducción es un negocio complejo y a menudo incómodo, con diferentes resultados en función de los distintos traductores y en sus diversas formas: entre los idiomas y desde la investigación científica básica hasta la aplicación clínica, por ejemplo (Davis, 2016; Galassi, 2012).