Читать книгу María Luisa, Leyenda Histórica - Andrés Portillo - Страница 12
IX.
ОглавлениеLento, mudo, cargado con el peso de inefables sufrimientos, fué á sentarse D. Carlos ante la mesa y permaneció con la frente apoyada entre ambas manos.
Algo terrible pasaba en su corazón.
De repente se paró, dió vueltas á largos pasos en toda la extensión del cuarto hablando palabras ininteligibles y volvió á sentarse con señales de fatiga y amarga melancolía.
Luego escribió velozmente algunas líneas en su cartera y volvió á pararse oprimiéndose la cabeza, como si quisiera detener sus ideas arrebatadas por el huracán del desvarío.
Irguiéndose con penoso esfuerzo, exclamó:—¡Llorar y sufrir!...... Esta es la vida...... ¿Para qué se vive? ¿De qué sirve el amor puro y honrado?......
Sentóse otra vez y estuvo más de una hora con la frente caída como si se inclinara bajo la enormidad de un gran suceso.
A veces lloraba con la sencillez de un niño y otras con el estrépito de un desesperado.
Su alma ya no podía soportar el combate de pasiones por largo tiempo sofocadas.
Cuando anocheció fué un criado á poner luz en la mesa y le preguntó si algo se le ofrecía; pero D. Carlos no dió señales de haberle oído.