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PASAR A UN LADO DEL CEREBRO

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Los escáneres también revelaron que, durante los flashbacks, solo se iluminaba el lado derecho del cerebro de nuestros sujetos. Actualmente existe mucha literatura científica y popular sobre las diferencias entre el cerebro derecho y el izquierdo. A principios de los años noventa, escuché que algunas personas habían empezado a dividir el mundo entre la gente de hemisferio cerebral izquierdo (gente racional, lógica) y la gente de hemisferio cerebral derecho (gente intuitiva y artística), pero no presté mucha atención a esa idea. Sin embargo, nuestros escáneres mostraban claramente que las imágenes de los traumas del pasado activan el hemisferio derecho del cerebro y desactivan el izquierdo.

Actualmente sabemos que los dos hemisferios del cerebro hablan lenguajes diferentes. El derecho es intuitivo, emocional, visual, espacial y táctil; y el izquierdo es lingüístico, secuencial y analítico. Mientras que el hemisferio izquierdo del cerebro se ocupa de la conversación, el derecho es el que se ocupa de la música de la experiencia. Se comunica mediante expresiones faciales y lenguaje corporal, y componiendo los sonidos del amor y de la pena: cantando, jurando, gritando, bailando o imitando. El cerebro derecho es el que se desarrolla primero en el útero, y transmite la comunicación no verbal entre las madres y sus hijos. Sabemos que el hemisferio izquierdo se conecta cuando los niños empiezan a comprender el lenguaje y aprenden a hablar. Esto les permite nombrar las cosas, compararlas, comprender sus interrelaciones y empezar a comunicar sus experiencias únicas y subjetivas a los demás.

Los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro también procesan las huellas del pasado de maneras drásticamente distintas.2 El cerebro izquierdo recuerda los hechos, las estadísticas y el vocabulario de los acontecimientos. Recurrimos a él para explicar nuestras experiencias y ponerlas en orden. El cerebro derecho almacena los recuerdos sonoros, táctiles, olfativos y las emociones que evocan. Reacciona automáticamente a las voces, las características faciales y a los gestos y los lugares vividos en el pasado. Lo que recuerda parece una verdad intuitiva; es el modo en que funcionan las cosas. Incluso cuando describimos las virtudes de una persona amada a una amiga, nuestros sentimientos pueden mezclarse profundamente si, por ejemplo, su cara nos recuerda a la tía que quisimos cuando teníamos cuatro años.3

En circunstancias normales, ambos lados del cerebro funcionan conjuntamente de manera más o menos fluida, incluso en las personas en las que un lado predomina más que el otro. Sin embargo, tener un lado o el otro desconectado, aunque sea temporalmente, o tener un lado completamente desconectado (como pasaba en los inicios de la cirugía cerebral) resulta limitante.

La desactivación del hemisferio izquierdo tiene un impacto directo sobre la capacidad de organizar la experiencia en secuencias lógicas y de traducir nuestros sentimientos y pensamientos cambiantes en palabras. (El área de Broca, que se apaga durante los flashbacks, está en el lado izquierdo). Sin secuenciar, no podemos identificar la causa y el efecto, comprender los efectos a largo plazo de nuestras acciones ni hacer planes de futuro coherentes. Las personas que están muy afligidas dicen que están «perdiendo la cabeza». En términos técnicos, están experimentando la pérdida del funcionamiento ejecutivo.

Cuando a las personas traumatizadas algo les recuerda el pasado, su cerebro derecho reacciona como si el acontecimiento traumático estuviera sucediendo en el presente. Pero como su cerebro izquierdo no está funcionando muy bien, puede que no sean conscientes de estar reexperimentando y representando el pasado; simplemente están furiosas, aterradas, rabiosas, avergonzadas o paralizadas. Cuando esta tormenta emocional ya ha pasado, puede que busquen algo o a alguien a quien culpar. Se han comportado así porque nosotros hemos llegado diez minutos tarde, o porque nosotros hemos quemado las patatas, o porque nunca me escuchas. Evidentemente, la mayoría hemos hecho esto alguna vez, pero cuando se nos pasa solemos admitir nuestro error. El trauma interfiere con este tipo de conciencia, y con el tiempo nuestra investigación ha demostrado por qué.

El cuerpo lleva la cuenta

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