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DESPERSONALIZACIÓN: LA SEPARACIÓN DEL YO

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Veamos la experiencia de Ute en el escáner. No todas las personas reaccionan ante el trauma exactamente del mismo modo, pero en este caso la diferencia es especialmente dramática, porque Ute estaba sentada junto a Stan en el coche siniestrado. Respondió al guion de su trauma mediante el bloqueo: su mente se quedó en blanco, y casi cada área de su cerebro mostró una actividad marcadamente reducida. Su ritmo cardiaco y la presión arterial no crecieron. Cuando le preguntamos cómo se sintió durante el escáner, dijo: «Me sentí igual que me sentí en el momento del accidente: no sentí nada».

El término médico para la respuesta de Ute se llama despersonalización.18 Todo aquel que trabaje con hombres, mujeres o niños traumatizados, tarde o temprano se verá enfrentado a miradas vacías y mentes ausentes, la manifestación exterior de la reacción biológica de bloqueo. La despersonalización es un síntoma de la enorme disociación creada por el trauma. Los flashbacks de Stan procedían de sus esfuerzos frustrados de escapar del accidente (inducidas por el guion, todas esas sensaciones y emociones disociadas y fragmentadas volvieron drásticamente al presente). Pero en lugar de luchar por escapar, Ute había disociado su miedo y no sentía nada.

Veo con frecuencia la despersonalización en mi consulta cuando los pacientes me cuentan historias horribles sin ningún sentimiento. La consulta se queda sin energía, y debo hacer ingentes esfuerzos para seguir prestando atención. Un paciente sin vida te obliga a trabajar mucho más para mantener viva la terapia, y suelo rezar para que la hora pase deprisa.

Después de ver el escáner de Ute, empecé a tener un enfoque muy distinto sobre los pacientes que se quedan en blanco. Con casi todas las áreas del cerebro desconectadas, obviamente no pueden pensar, sentir profundamente, recordar o comprender qué está sucediendo. La terapia conversacional convencional, en estas circunstancias, es prácticamente inútil.

En el caso de Ute, era imposible adivinar por qué respondía de un modo tan distinto a Stan. Estaba usando una estrategia de supervivencia que su cerebro aprendió en la infancia para hacer frente al duro trato de su madre. El padre de Ute murió cuando ella tenía nueve años, y su madre solía maltratarla y humillarla. En algún momento, Ute descubrió que podía poner la mente en blanco cuando su madre le gritaba. Treinta y cinco años después, estando atrapada en su coche siniestrado, el cerebro de Ute se puso automáticamente en el mismo modo de supervivencia: se hizo desaparecer.

El reto para las personas como Ute es volver a estar alerta e implicadas, una tarea difícil pero inevitable si quieren recuperar su vida (Ute se recuperó, escribió un libro sobre su experiencia y creó un exitoso diario llamado Mental Fitness). Aquí es donde un enfoque de abajo hacia arriba sobre la terapia es fundamental. En realidad, el objetivo es cambiar la fisiología del paciente, su relación con sus sensaciones corporales. En el Trauma Center, trabajamos con datos tan básicos como el ritmo cardiaco y los patrones de respiración. Ayudamos a los pacientes a evocar y a percibir sus sensaciones corporales presionando en los puntos de acupresión.19 Las interacciones rítmicas con otras personas también son efectivas (lanzar una pelota de vóley-playa, botar sobre una pelota de Pilates, tocar la batería o bailar al son de la música).

Insensibilizarse es la otra cara de la moneda en el TEPT. Muchos supervivientes empiezan como Stan, con flashbacks explosivos, y luego se van insensibilizando en su día a día. Aunque revivir el trauma es dramático, aterrador y potencialmente autodestructivo, con el tiempo una falta de presencia puede ser aún peor. Es un problema particular con los niños traumatizados. Los niños que se comportan mal reciben atención; los que están en blanco no molestan a nadie y se deja que su futuro se vaya perdiendo poco a poco.

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