Читать книгу Dignidad y equidad amenazadas en la sociedad contemporánea - Clara Martínez García - Страница 17
1.5. UN PARTICULAR TIPO DE PREJUICIO ESTIGMATIZANTE: EL FUNDAMENTALISMO Y SUS CONSECUENCIAS
ОглавлениеSegún Flemmen28 el término fundamentalista proviene de una serie de panfletos –The fundamentals of the Christian faith– publicados en América en 1910. La idea era que había que volver a la biblia como fuente inapelable de la religión tanto en su dimensión dogmática como histórica. A los defensores de estos planteamientos, que se hicieron conocidos por sus ataques a las teorías evolucionistas, se les comenzó a denominar fundamentalistas.
El pensamiento fundamentalista se caracteriza por un gran rechazo a admitir cualquier evidencia que vaya contras las creencias que uno tenga firmemente asentadas; además de las ideas religiosas, esto incluye, por supuesto, principios morales o ideas políticas. Además, la persona con este tipo de pensamiento tiene la convicción de que los demás deberían pensar y operar como ella, por eso se esforzará en imponer sus ideas y en doblegar la voluntad de otros aunque sea con algún grado de violencia. Anna Arendt denomina a este tipo de pensamiento como ideología: “Las ideologías pretenden conocer los misterios de todo el proceso histórico –los secretos del pasado, las complejidades del presente, las incertidumbres del futuro– merced a la lógica inherente a sus respectivas ideas (…) las ideologías siempre asumen (…). que ninguna experiencia puede enseñar algo porque todo se deriva de su consistente proceso de deducción lógica. El peligro de cambiar la necesaria inseguridad del pensamiento filosófico por la explicación total de una ideología (…) no es tanto el riesgo de caer en alguna suposición, habitualmente vulgar y siempre acrítica, como el de cambiar la libertad inherente a la capacidad de pensar humana por la camisa de fuerza de la lógica, con la que el hombre puede forzarse a sí mismo tan violentamente como si fuera forzado por algún poder exterior”29.
El pensamiento fundamentalista, caracterizado por la primacía de la ideología, contiene también una enorme carga pasional hasta el punto que para estas personas, la mera interrogación de sus ideas es una agresión personal; no es que se cuestione su idea de realidad (algo básico y deseable que siempre ha desarrollado el saber), para el fundamentalista un interrogante a su pensar es un cuestionamiento a la totalidad de su ser, una agresión que merece ser respondida en los mismos términos agresivos aun a costa de la propia vida, como vemos en los casos extremos. Este tipo de personas buscan ir construyendo una sociedad caracterizada por el pensamiento único que estigmatiza, marginándolo o deshaciéndose de él, a todo aquél que no encaje en sus engranajes lógicos llegando a lo que Christopher Bollas30 denomina “genocidio intelectual”; en último término se trata de reducir su presencia psíquica (opiniones, preferencias, modus vivendi) a la mínima expresión, es decir a la insignificancia que conduce al sometimiento. Diferencia entre genocidio intelectual por comisión (activo, más explícito y, seguramente, agresivo) del de omisión (pasivo, basado en el silenciamiento y el arrinconamiento en las estructuras sociales). Lo cierto es que aquí está la base de un proceso de marginación social que se ancla en las estructuras cognitivas de los individuos que constituyen los grupos dominantes y que resulta muy complicado de erradicar. En la interacción, dentro del seno de la matriz sociocultural y relacional, se ponen en juego emociones humanas muy destructivas como, por ejemplo, los celos, las rivalidades o las envidias pervirtiendo la razón de ser de toda matriz sociocultural: ser un tejido al servicio de la protección y salvaguarda de sus individuos, donde las vulnerabilidades personales se minimicen bajo la primacía de la protección tanto de las necesidades básicas como de la dignidad individual31. Todo esto se viene abajo cuando lo que se subraya es la diferencia antes que la semejanza.