Читать книгу El deseo prohibido de Doug - Darlis Stefany - Страница 11
ОглавлениеCapítulo IV
28 de septiembre, 2012.
—¿Qué es lo que vamos a comprar? —le pregunto a Harry mientras él conduce y bebo de mi chocolate caliente.
—Un triciclo para Harry Daniel —me responde—. Kae dijo que esperara a que compremos una casa, pero, bueno, ella no puede culparme de querer comprarle algo a mi hijo… ¿Cierto?
—Nadie puede detenerte de comprarle algo, ciertamente —digo riendo—. ¿Puedo yo también comprarle un regalo a mi sobrino?
—Desde luego —dice, deteniéndose frente a un centro comercial —también tengo que pasar por pañales y las vitaminas de Kae.
—Todo un hombre de familia.
—Ni que lo digas —dice riendo y colocándose su gorra y sus lentes de sol—, espero y no muchos me reconozcan.
Bajamos del auto y camino detrás de él, quien se encarga de hacerme algunas preguntas. En cierta forma, Harry es un poco más tranquilo que Dexter, no tanto, pero algo es algo, creo que es más acerca del hecho de que Harry intenta ser discreto con algunas cosas.
Una vez estamos dentro del centro comercial, Harry es quien nos guía, de hecho, está algo mandón, pero aún así lo amo.
Primero nos dirige a un gran súpermercado, toma, incluso, una cesta mientras nos aventuramos por los pasillos.
—¿Aún sin conducir, Hil?
—Pronto lo haré, de verdad.
—¿Te creo? —me pregunta con una sonrisa ladeada y una risa por lo bajo, le doy un pequeño empujón.
—Estoy hablando muy en serio, dejen todos ustedes de acosarme, incluso Andrew está molestándome sobre eso.
—Bueno, todos ansiamos estar vivos el día que decidas vencer tu miedo a conducir, soñamos con ese día, y creo que el pequeño Jefferson está esperando por ese día —luego parece pensativo—, aunque no creo que me sienta seguro con eso de dejarlo en un auto que tú conduzcas.
—Kaethennis tiene razón cuando dices que puedes llegar a ser un idiota.
Harry ríe mientras toma al menos cuatro paquetes de pañales para Halle arrojándolos a la cesta, miro a mi alrededor y puede que no lo reconozcan, pero muchas mujeres ya lo están viendo como buitres y algunas se atreven a darme miradas maliciosas. Estoy tentada a decir «no soy la mujer a la que deben odiar y ciertamente no tienen oportunidad frente a la mujer que sí deben envidiar», pero decido ignorar las miradas mientras sigo a Harry que ahora se detiene frente a la sección de leche de fórmula para bebé.
Toma un solo envase y lo arroja a la cesta, seguido de unos cuantos yogurts que dice son para Harry Daniel, pero yo sé que él también ama comerlos.
—Entonces, Dexter me dijo algo…
—¿Qué te dijo? —cuestiono, arrojando palomitas de maíz a la cesta, él arquea sus cejas hacia mí—, estoy segura de que en algún momento Kae y tú querrán un momento para ustedes y de nuevo cuidaré a mis sobrinos, así que guarda muy bien esas palomitas, Harry.
—De acuerdo —sonríe, agregando tres paquetes de palomitas más—, con respecto a Dexter, me dijo que ya no estás saliendo con ese chico que él llama «enclenque».
—Si es chismoso —ruedo mis ojos—, no es gran cosa, como dije, solo estuvimos saliendo.
—Bueno, nunca nos los presentaste… ¿Hay alguna razón para ello, Hil?
—Iba a presentarlo el día de la boda de Bridget, pero ese día fue que dejé de salir con él.
—Vale, pero me gustaría que a la próxima nos presentaras a la persona con la que sales, de lo contrario se siente como si nos escondieras.
—Lo haré, lamento si te molestó.
—No me molestó, Hil, solo me da curiosidad el hecho de que los últimos dos chicos con los que saliste no nos lo presentaste.
—No es nada, Harry, no seas paranoico.
Él me da otra sonrisa antes de pasar por otro pasillo y agarrar tampones, lo miro divertida.
—Kae dice que en cualquier momento su periodo bajará de nuevo, es mejor prevenir que lamentar —dice con una risa atravesada en los labios.
—Me alegra estar viva para ver este momento en el que Harry Jefferson hace las compras para sus chicas y su hijo mientras las mujeres salivan por él.
—Bueno, ahora tú estás siendo tonta.
Ambos reímos mientras él se dirige al pasillo de jabón y utensilios para el baño. Definitivamente Harry Jefferson está tomado, uno menos en BG.5.
• • •
30 de septiembre, 2012.
—¡La amo! —digo con entusiasmo dando una vuelta alrededor de Katherine—, eres toda un genio, muy buena idea llevar esa camisa de «Chica Bratter».
Miro la parte de atrás y aplaudo con entusiasmo notando que dice «amo con absoluta locura a Ashton Bratter». Katherine se sonroja un poco pero ríe.
Va vestida de una manera acorde para un concierto, pantalón purpura ajustado, zapatillas planas, camisa blanca ajustada al cuello v con excelente mensaje en ella y su cabello está recogido en una de esas trenzas que tanto le encanta hacer en las melenas de todas las chicas que conoce.
Camino en sujetador arrojando camisas a la cama, en busca de una camisa color gris y holgada lo suficientemente cómoda para, además, combinar de maravilla con mis súper ajustados jeans color negro.
—¿Qué es lo que buscas? —pregunta Katherine realmente divertida—, al paso que vas sacarás gran parte de tu ropa y mira que tienes una cantidad anormal de ropa.
La ignoro tomando una toalla para cubrir mi sujetador mientras me asomo por la puerta de mi habitación y aclaro mi garganta.
—¡Mamá! —grito y escucho una cucharilla caer, no puedo evitar reír, voy hacia la cima de las escaleras, ella me observa desde abajo.
—Te he dicho desde que hablas que no grites de ese modo, un día me darás un susto de muerte —me advierte—. ¿Qué sucede?
—¿Has visto mi camisa gris?
—Hilary, tienes muchas camisas grises, se más específica, cariño —pide, respiro hondo.
—La camisa gris que tiene lazos pequeños color negro, esa que papá dice que soy un regalo —digo y justo papá sale de la cocina con una taza de té en sus manos, ni idea de cuando llegó—. ¿Tú la has visto, papá?
—Sigo sin saber de qué camisa me hablas Hil —dice mamá encogiéndose de hombros y volviendo a la cocina.
—Creo que esa es la camisa que regalé a una fundación por caridad —dice papá bebiendo de su té y yo simplemente abro mis ojos con alarma, amo esa camisa. Él sonríe —solo bromeo hija, no sé dónde está la camisa, pero creo que la última vez que la usaste te quedaste en casa de tu hermano, quizás se encuentre ahí.
—¡Cierto! Me la dejé en el apartamento de Dexter —resoplo, volviendo a la habitación, estoy generando un poco de retraso.
Cuando vuelvo a la habitación Katherine me arroja una camisa azul cielo a la cara, la atrapo y enarco mis cejas.
—Esa te quedará perfecta.
—¿No es un poco descotada para un concierto? —pregunto aunque la camisa ciertamente me agrada.
—Me parece que es caliente y adecuada para un concierto al que también irá Doug.
—No comiences de nuevo con tus ideas locas, ya sabes que estoy muy bien ignorando que me gusta Doug.
Quito la toalla de mi pecho y me coloco la camisa azul cielo, al frente todo está bien, escote cerrado en u y la camisa es holgada de mangas cortas, pero cuando me doy la vuelta para observar mi espalda, ahí es donde está el escote, principalmente porque no hay tela, solo cuatro pequeñas tiras que sostienen la camisa. Es encantadora y me gusta.
Tomo unas zapatillas cómodas para cubrir mis pies y peino mi cabello un poco ondulado con mis dedos.
—Cuando usas azul, tus ojos parecen más azules que verdes —señala Katherine—, tus ojos muy bien le hacen la competencia a los de Harry, aunque los ojos de Dexter también soy increíbles. ¡Oh, y los de Doug!, espera también están los ojos almendrados y mieles de Andrew y no olvidemos a Ethan que…
—Lo entiendo Katherine, todos tenemos grandiosos ojos —la corto aplicando un poco de brillo a mis labios, solo para que no luzcan resecos—. ¿Quieres algo de comer?
—¿Nos da tiempo?
—Por supuesto, son las seis, el concierto es a las ocho y media y debemos encontrarnos con Doug allá, a las siete y media, vamos bien.
—De acuerdo, estoy tan nerviosa.
—Tranquila, estoy muy segura que todo saldrá bien.
Espero y Doug no haya hecho mucho desastre ayer en el cumpleaños de Ethan, porque lo necesito sin resaca y muy listo para este concierto.
• • •
—¿Lo ves por alguna parte? —le pregunto a Katherine llevando el celular una vez más a mi oreja.
—Para nada, ¿él dijo a esta hora, verdad?
—Claro que lo dijo —espeto escuchando el sonido de repiques—, vuelve a ver entre todas esas personas. Esperemos y no haya hecho mucho desmadre en el cumpleaños de Ethan ayer
Esperemos y venga, pienso.
Una vez más el teléfono de Doug me envía a buzón y estoy tentada a maldecir, después de todo lo hago muy pocas veces, pero trato de controlarme mientras lo intento una vez más.
El lugar se encuentra repleto de fanáticos, tanto mujeres como hombres, que van de diversas edades, hay muchas personas aún sin entrar, pero es lo esperado, después de todo, todos los boletos estuvieron agotados.
Cuando pienso que ese imbécil no va a responder, su voz masculina y baja me sorprende con un «hola, princesa Jefferson».
—Nada de hola… ¿Dónde se supone que estás, Doug?
—Tuve ciertos inconvenientes para estacionar el auto —dice riendo—, pero ya estoy cerca.
—¿Qué tan cerca?
—Tan cerca como para confirmar que tú estás vestida increíblemente sexy —dice y doy un respingo cuando un dedo acaricia mi espalda desnuda—, mierda Hilary, este atuendo podría ocasionar un accidente de tránsito.
Me doy la vuelta inmediatamente, haciendo que el contacto de su dedo con mi piel desnuda desaparezca, pero aún se siente un cosquilleo en mi piel. Me da una gran sonrisa mientras incluso me escanea con su mirada.
—Hola, princesa.
—Veinte minutos de retraso —es lo que digo cruzando mis brazos bajo mi pecho, inmediatamente los ojos de Doug van al lugar.
—Ya te he dicho que si te cruzas de brazos mi mirada inmediatamente irá ahí porque es una excelente vista —se inclina y besa mi mejilla, antes de darse la vuelta para saludar a Katherine—, hola a una de mis fivers favorita, aunque siento que estas traicionando a BG.5 por un momento con esa camisa.
—Tengo muchas de BG.5. —Le indica Katherine con una de esas sonrisas tímidas que tiene para los miembros de BG.5. Doug ríe y besa su mejilla.
—Estás helada Katherine… ¿Trajiste abrigo? —pregunta Doug dispuesto a quitarse el suéter color negro de capucha que está usando, lo detengo colocando mi mano en su brazo.
—Ella no tiene frío, solo está nerviosa, así que se cortés —le advierto a lo que él le guiña un ojo a Katherine.
—Entremos.
Y para hacer acción de sus palabras, una de sus manos se posa en la parte baja y desnuda de mi espalda guiándome, por supuesto que los vellos de mi piel se erizan y creo que lo nota porque tiene una sonrisa arrogante en su rostro. Así que camino derecha y buscando tranquilidad.
Cuando pasamos directamente por la puerta principal por donde están entrando muchos fanáticos, muchas personas gritan el nombre de Doug seguido de gritos, declaraciones de amor y alguna que otra propuesta sexual que hace que él les guiñe un ojo y les lance besos, eso en el caso de las mujeres, a los hombres les dedica un cordial asentimiento de cabeza.
A diferencia de algunas bandas que puedan sentirse retenidos o crecidos por la fama, creo que ellos la han sabido manejar y, además, parece no molestarle la poca privacidad que pueden tener a veces, puesto que saben que de alguna manera ese es el precio de hacer lo que más aman: música.
—Agárrate de mí suéter, cariño —le dice Doug a Katherine, quien sin pensarlo dos veces yendo detrás de Doug se agarra de parte de su suéter, si ella quiere desmayarse solo por agarrar su suéter tal vez debería intentar ir con la mano de Doug presionándose en la parte baja de su espalda, incluso alguien debería darme un reconocimiento por estar actuando como una persona civilizada aun cuando su mano está sobre mí.
En algún momento llegamos a nuestro lugar. Ciertamente pensé que haría que nos dieran los puestos centrales o los de palco que suelen considerarse los mejores para no ser agobiados durante el concierto con fotos, pero él realmente parece estar de acuerdo en que Ashton debe ver a Katherine, porque ni siquiera estamos teniendo puestos de primera fila, estamos en ese espacio que divide al escenario de las filas, ese espacio que en los conciertos toda fan quiere traspasar para llegar al escenario.
—No puedo creer que consiguieras estar en este lugar —digo realmente asombrada. Doug finge modestia.
—¿Qué opinas tu Katherine?
—Opino que puedes desplazar a Dethan1 y ser mi BG.5.
Doug realmente ríe mientras le extiende un colgante con un carnet a Katherine, el pase para los bastidores, luego me ve y coloca el mío, sin perder la sonrisa.
Hay una teoría que explica que quizás realmente Doug disfruta ponerme nerviosa, no sé por qué, pero creo que esa teoría es muy real.
—¿Y si te da frío? —me pregunta Doug viendo hacia mi espalda, ruedo mis ojos y le señalo mi bolso largo y cuadrado, bastante cómodo.
—Tengo un suéter guardado, pero no lo creo, nada más mira que no ha comenzado el concierto y ya se siente como calor.
—Sí, pero luego saldremos a la típica fría noche de Londres.
—Bueno, entonces algo bueno que traje mi suéter —digo entre risas y mirando a mi alrededor.
—¿Qué sucede? —me pregunta escrutándome con sus ojos.
—Estoy viendo dónde puedo conseguir algo de beber —respondo alzándome en las puntas de mis pies.
—Deja y voy por algo. ¿Quieres algo, Katherine?
—Un caramelo, por favor, creo que necesito algo de dulce —responde. Doug ríe y desaparece.
Katherine se acerca a mi oído para escucharse por sobre la música de fondo que comienza a reproducirse por los parlantes, además de los gritos y ruido común de miles de personas localizando sus asientos.
—Creo que vomitaré. Estoy demasiado nerviosa.
—Respira hondo, Kathe, vamos, solo es Asthon, lo conoces bien, lo conoces muy bien, así que relájate.
—Tienes razón —dice, asintiendo rápidamente con su cabeza, razón por la que río mientras sostengo su rostro con mis manos evitando que se desnuque.
—Tampoco sacudas tu cabeza de esa forma, pareces una demente.
—¿Qué tal, Doug? Parece cautivado por tu espalda y trasero —bromea, dándome un suave empujón—, él puede ser pervertido, quisquilloso y bromista, Hil, pero es tan dulce, un caballero.
—Eso no se puede negar.
—Por cierto, Kae me dijo algo de Ethan que me causa gracia.
—A ver, comparte la información.
—Ethan casualmente le ha preguntado a Kae por Grace y luego casualmente se dejó caer al apartamento de Kae el día que ellas iban a ver uno de los lugares que están revisando para la editorial que Kae quiere tener —dice—. ¿Qué opinas?
—Quizás sí le guste, pero hay que recordar que a Ethan no le van las relaciones, principalmente él no tiene muy buena visión de sí mismo en eso, así que dudo realmente que ahí haya algo. Ethan no es ni un poquito confiado.
—Sí, después de todo desde Samantha ya no se le ha visto con ninguna novia —comenta Katherine—. ¿Sabes? A mí me gustaba Sami, ella era dulce con las fivers y hacían tan grandiosa pareja, además, era discreta, ya sabes, no nos presumía que tenía a Ethan.
Ladeo mi cabeza de un lado a otro, ahorrándome mis comentarios, por supuesto que parte de Samantha era así, pero había más de ella para contar de lo que a cualquiera le gustaría saber, más de lo que a Ethan le gustaría hablar.
—A veces vemos lo que algunas personas nos dejan ver Kathe, no siempre vemos todo de las personas.
—Bueno, ahora vas a dejarme con una gran duda porque no vas a chismear de la vida de Ethan. ¿Cierto?
—Has acertado.
Ella ríe suavemente y justo Doug llega con un Coca-Cola para mí, junto a dos barras de chocolate y una paleta de colores para Katherine. Él, por su parte, tiene una cerveza que toma de manera despreocupada mientras se gira y saluda con su mano a unas fans de primera fila que dejan su garganta y voz llamándolo con reiterados alaridos.
—Ahora vuelvo, iré a firmarles y saludar, no quiero que se queden sin voz antes del concierto —nos dice y camina hacia la primera fila donde todas se encargan de chillar.
Katherine comienza a comer su paleta guiñándome un ojo.
—¿Lo ves? Doug es increíblemente dulce Hilary —dice—, al menos cuando está contigo y las fivers.
Abro mi Coca-Cola junto a una de las barras de chocolate, la otra la guardo. Mientras muerdo mi barra de chocolate no pude evitar pensar que Katherine tiene razón. Doug es dulce, o al menos lo es conmigo.
La cantante telonera que abre el concierto, es lo suficiente nueva para que no muchos sepan sus canciones, pero lo suficiente buena para que todos intentemos tararearla. Es entretenida aunque todos parecen ansiosos de ver a Ashton, incluyéndome.
No es que sea una súper fanática de Ashton, pero me gustan muchas de sus canciones, además, su estilo es bueno, fácilmente podría codearse con Ed Sheeran o Bruno Mars, eso ha de dar una idea de lo bueno que es Ashton.
Según la hora en mi celular son las nueve y quince. Ashton sale al escenario y, bueno, tal vez yo debo sacar una linda foto acerca de cómo Katherine parece no querer mirar a ninguna otra parte.
Mujer enamorada.
—¿Ella ha entrado en trance o algo así? —cuestiona Doug en mi oído, y no puedo evitar reír.
—No lo sé, al menos ella está respirando —digo y esta vez es él quien ríe.
Ashton solo va acompañado de una guitarra acústica y me sorprendo al ver que no lleva su medianamente cabello ondulado, de hecho, lo cortó y se ve exactamente de la edad que tiene, 22, no luce aniñado, luce serio y mucho más caliente que antes.
—¡Él cortó su cabello! —digo, señalándolo. Katherine me sonríe.
—¡Lo sé! Se ve increíble —me dice con una gran sonrisa volviendo su vista al escenario.
Después de unos arpegios enérgicos en la guitarra y el acompañamiento de una pequeña sección de cuerda, Ashton comienza a cantar y realmente su voz es grave pero, en algunas notas, puede tornarse aguda de una manera sorprendente.
No es difícil perderse en su voz durante toda la canción, y cuando él sonríe, si bien es cierto que hay una gran cantidad de fanáticos o seguidores masculinos, también es muy cierto que por esas sonrisas muchas chicas están gritando.
Doug ríe y se inclina hacia mí.
—A él le avergüenza un poco cuando las chicas gritan cosas perversas que quieren hacerle —me dice—, él me lo confesó, se incómoda cuando se vuelven muy subido de tonos los halagos.
Ashton finaliza la segunda canción y es cuando se acerca por primera vez al micrófono con una sonrisa.
—Buenas noches, es un agradable placer cantar y tocar para ustedes esta noche —parece que guiña un ojo a algún lugar del público donde juran amarlo—, veo que esta noche me acompañan grandiosas personas, pero también me acompaña un gran amigo. Un saludo para el dolor más molesto en el trasero y a la vez el amigo más necesario, Doug. Di «hola, amigo».
Ashton señala a Doug y en algún momento me parece, y da la impresión de que su mirada nota a Katherine, porque mientras el público enloquece por el foco estando en Doug, que saluda tal cual reina, Ashton tiene una expresión de sorpresa.
Doug no le dijo para quienes eran las entradas, bueno, esperemos y esta sea una buena sorpresa para él.
• • •
Doug le dice algo a Ashton que lo hace reír, aun cuando su mirada se escapa de vez en cuando a Katherine, quien se encarga de ver todo a su alrededor. Esto es solo un poco incómodo. De acuerdo, es muy incómodo.
—Por cierto, ese fue un gran concierto —le digo para no estar en silencio, aun cuando Doug puede llenarlo, habla mucho.
—Gracias, Hilary, me alegra que te gustara —dice con una sonrisa dirigida hacia mí y codiciada por Katherine.
Hago como que me sobresalto tomándolo por sorpresa al igual que a Doug, tomo el brazo de este último mientras él me observa enarcando una de sus cejas.
—¡He olvidado algo en tu auto! Vamos rápido, por favor, será rápido —digo, me parece que Doug quiere sonreír porque desde luego yo ni siquiera vine en su auto, solo espero y no decida llevarme la contraria y dejarnos en ridículo.
—De acuerdo, ahora vuelvo Ashton —anuncia, colocando su mano en mi espalda baja una vez más. Acabaré pensando que es el lugar favorito de su mano—, espéranos aquí, Katherine, no hay necesidad de que vayamos todos.
—Uh, claro… —asegura Katherine, Ashton nos observa con desconfianza, pero rápidamente Doug nos guía a la salida.
Me hace caminar a paso apresurado, lo cual no entiendo, pero extrañamente me encuentro sonriendo, es algo divertido estar enredada entre tanto drama amoroso, además de que nunca he hecho de Cúpido.
—¿Así que dejaste algo en mi auto?
—Temí que me llevaras la contraria.
—Qué va, esta va a la lista que tengo sobre favores que me debes —llegamos a la salida principal, donde yo saco el suéter de mi bolso para cubrirme de la noche fría, Doug lanza un bufido mientras frota sus manos.
—Es una lástima que el frío me impida disfrutar de la bonita vista de tu espalda, por lo menos aún puedo echar vistazo a la forma en la que ese pantalón ajustado hace ver tus piernas y otras áreas de tu cuerpo.
—Yo creo que tú definitivamente no tienes un filtro entre tu boca y pensamientos, no puedes simplemente decirme cosas como esas.
—Bueno, siempre informo cuando algo me gusta, no puedo callar cuánto me gustan tus cualidades físicas, es decir, eres toda una belleza que disfruto observar cuando tengo la oportunidad de que tus hermanos no saquen mis ojos.
—Yo podría sacarte los ojos —le advierto en broma, en respuesta él toma mis manos delgadas entre las suyas de dedos largos que hacen maravillas al tocar el piano, un lado perverso de mí, quiere llevar los pensamientos más allá de la habilidad de Doug con algo más que tocar el piano, pero los reprimo.
—Con estas manos tan suaves y delicadas no creo que saques mis ojos, en todo caso se sentiría más como una acaricia —murmura, acariciando mis nudillos con sus dedos, luego me ve con los ojos entrecerrados—, pero desde luego he aprendido que eres tranquila, pero cuando te molestas mierda santa que explotas, así que mejor alejo esos lindos dedos de mis ojos.
—Sí, es lo mejor —digo viendo aún mis manos entre las suyas, parece que eso también capta su atención justo antes de que su celular suene con una canción de Beethoven, sí, nadie se esperaría un tono como ese de llamada en el celular Doug.
Él libera mis manos y se aleja para atender la llamada, quien sabe, puede incluso ser la «modelo» que Ethan nombró hace unos días.
Saco la barra de chocolate que había guardado y le doy un delicioso mordisco al tiempo que veo a Doug acercarse.
—¿Katherine? —me cuestiona, reviso mi celular.
—Quedamos que si en veinte minutos no salía, que me fuera.
—¿Es eso seguro? ¿Dejarla aquí de este modo?
—Por muy molesto que Ashton esté, o aun cuando pueda mandarla a quien sabe dónde, él no la dejaría irse sola.
—Cierto —afirma—, entonces, esta noche yo estoy llevándote a tu casa.
—Sí —le doy otra mordida a mi barra de chocolate—. ¿Nos vamos?
—Solo esperemos un momento —me asegura mirando alrededor.
—¿Por qué?
Se rasca la parte trasera de la nuca, justo antes de arremeter contra mi barra de chocolates, tomarla en su mano y darle una gran mordida, me escucho dar un grito que lo hace reír.
—¡Grandísimo imbécil! —grito intentado tomar el resto de mi barra de su codiciosa mano—, siempre robas mis chocolates.
—Son más deliciosas cuando te las quito.
Cuando mis manos intentan alcanzar la barra que sostiene en una de sus manos, él toma las mías y las ubica detrás de mi espalda. Qué vergonzoso resulta que mi espalda, como resultado, esté arqueada, sus ojos brillan divertidos.
—Si quieres el resto de la barra… —murmura con lentitud antes de llevar la mitad de la barra a su boca dejando la otra fuera de ella—, tómala.
—Pero tienes mis manos agarradas.
—Usa otros medios para tomarla, princesa Jefferson.
Respiro hondo porque siento que el aire se hace denso y difícil para mis pulmones, sus ojos brillan mucho, tanto que el azul de sus ojos se ve más nítido y colorido. Miro sus labios que son llenos y pequeños de una buena forma y que sostienen mi preciada barra.
Además de querer la barra, resulta que ahora también quiero su boca. Vaya lío.
—Hilary… ¿La tomarás o no?
—¿Quieres apostar a que la tomo solo para que veas que no siempre vas a salirte con la tuya?
—Me encantaría ver eso —me reta.
Me pongo de puntillas sin creerme que estoy a instantes de tomar mi deliciosa barra de chocolate de unos labios que parecen más deliciosos que cualquier golosina. Me doy crédito ante el hecho de que no estoy jadeando ni hiperventilando, la evidencia que me delata a mí misma de cuánto quiero esto, es el resonar de los constantes y acelerados latidos de mi corazón.
Los parpados de Doug caen un poco mientras me ve, luego echa un vistazo detrás de mí y rápidamente da un paso hacia atrás dejándome desconcertada mientras de un bocado come la barra de chocolate. Me doy la vuelta y no me puedo creer que vea a Dexter caminando hacia nosotros, pero con su mirada fija en su celular.
Observo, incrédula, y rápidamente con furia a Doug. Él, al menos, parece un poco avergonzado.
—Dijiste que no se lo dirías, ¡te lo pedí! Es mi vida —digo con los dientes apretados y muy bajo porque Dexter está por llegar a nosotros.
—Lo siento, Hilary, pero él preguntó y no iba a mentirle.
—Claro, porque no puedes mentir, pero sí romper mi confianza en ti —digo y él hace una mueca. Estoy tan molesta y decepcionada.
Es como si no me creyeran capaz de tomar mis propias decisiones y manejar mi vida. Eso cansa, absolutamente… Me cansa.
—Hola —saluda Dexter con una sonrisa ladeada antes de besar sonoramente mi mejilla y apretar las mejillas de Doug con sus manos—. ¿Estamos listos para irnos? No traje auto para que estemos en uno.
—No hay problema —asegura Doug sacando las llaves de su auto y viéndome de reojo.
—¿No falta una chica aquí? ¿Dónde está la fiver divertida?
—Ella está bien —le aseguro—, está con Ashton.
—De acuerdo, entonces, ¿vamos por algo de comer? —me cuestiona mi hermano mientras comenzamos a caminar hacia donde Doug estacionó el auto.
—Preferiría que me dejes en casa, prometí a mamá que llegaría temprano.
—Bien sabes que puedes quedarte en mi apartamento como tantas veces lo has hecho, Hil… ¿Qué me dices?
Estoy molesta y quiero irme a casa, pero Dexter hace un ridículo puchero en el que resalta su piercing en forma de aro en una esquina de su labio inferior. No puedo evitar reír.
—De acuerdo, pero espero y hayas comprado muy buenas películas y tengas muchas golosinas.
—Todo para mi hermanita —me asegura, besando de una manera babosa mi mejilla.
—¡Dexter!
—Solo es un beso baboso de hermanos —me asegura riendo.
Cuando llegamos al auto de Doug, él me da una mirada, pero lo ignoro. No puedo creer que le dijera a Dexter, aún más, no puedo creer que estuve a instantes de tomar la barra de chocolate de su boca y Dexter llegara.
Se siente como que perdí una gran oportunidad. Se siente como que perdí algo.