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Capítulo I

23 de agosto, 2012.

¿Alguien conoce esa sensación de humillación? Es exactamente la sensación que invade mi cuerpo en este momento, me siento humillada y no puedo rehuir de ese sentimiento.

Josh habla y habla tantas veces como puede, pero todas sus palabras son más de lo mismo: mis hermanos. Es algo tan común y repetitivo que ya no me permito sentir molestia, ya es algo más cercano a la resignación.

Mi celular vibra, por lo que lo tomo y bajo la vista hacia él. Leo el mensaje de Katherine.

«La boda va a empezar ¿En dónde estás? Te necesito Hil, Ashton está aquí y él ha aceptado hablar conmigo, tengo miedo de lo que vaya a decirme».

Leo el mensaje al menos tres veces, me encanta la pareja que hacen Keith y Bridget. Ellos son geniales, pero, honestamente, no me siento con ánimos de festejar el amor de otros, aun cuando eso suene egoísta y totalmente no suena como yo.

Tengo grandes dilemas para decidir si quiero o no ir, sobre todo tomando en cuenta de que Katherine, quien se ha convertido en la amiga más importante y sincera que tengo, parece necesitarme.

Una vez más veo a Josh, me parece que dice algo acerca del nuevo CD de la banda a la que pertenecen mis amados hermanos y que pronto será lanzado a la venta. Josh parecía tan perfecto que realmente pensé que no pasaría por esto de nuevo, pero heme aquí, escuchando a un chico que debería estar interesado en mí hablando de BG.5 e ignorando todo lo que yo pueda tener para decir.

Quizás estoy destinada a morir soltera…, y virgen.

Ese pensamiento me hace estremecer, mierda, nadie quiere morir virgen y sola.

—Y te juro que aquella vez que los vi yo… —sigue Josh, creo que ahora habla acerca de un concierto de BG.5 al que acudió.

Ni pensar que estuve saliendo dos meses con Josh y fue agradable, pero hoy, que he nombrado a mis hermanos y él ha hecho cálculos, la magia se esfumó, ahora para él solo soy Hilary Jefferson, la hermana de Harry y Dexter Jefferson.

Creo que tengo fuertes ganas de llorar.

Quien diga que las chicas bonitas lo tienen todo fácil no saben lo que dicen.

—Por favor, cállate, Josh —pido finalmente antes de respirar hondo y tratar de contener las estúpidas ganas de llorar—, has arruinado esta cita, será mejor que lo dejemos de este modo.

—¿Qué sucede Hilary?

—Sucede que soy Hilary, una persona, una chica que quería tener algo contigo, no soy solamente la hermana Jefferson.

—Debes entender que es algo grandioso el que seas su hermana…

—Sé que es algo grandioso, amo tener a esos idiotas como hermanos, pero no me gusta la manera en la que lo estás enfocando, simplemente que te vaya bien, Josh.

Creo que Josh está diciéndome algo, pero salgo a toda prisa de la cafetería buscando un taxi que desearía me llevara a mi casa donde mamá pueda darme un abrazo y decirme que no es la gran cosa, ella puede entenderme, pero estoy en Liverpool, quizás sea un poco cruel haber traído a Josh a Liverpool y terminarle, pero se suponía él sería mi acompañante a la boda.

Lo he decidido, iré a la boda, Katherine me necesita y no dejaré que se hunda de la manera en la que siento que me estoy hundiendo yo.

• • •

Cuando llego a la casa de los Stuart me parece que todos ya están celebrando, incluso me topo con Andrew quien me da una de sus dulces sonrisas mientras se detiene a saludarme.

—Pensé que no vendrías.

—Sí… Solo se me hizo un poco tarde —digo, devolviéndole la sonrisa cuando besa mi mejilla a modo de saludo.

—Te ves preciosa, déjame decirte —me hace dar una vuelta y escucho un bufido, al darme vuelta se trata de Dexter quien me estrecha entre sus brazos.

—Llegaste tarde, cariño —murmura cerca de mi frente.

—Estaba haciendo algo —respondo, devolviéndole el abrazo. Abrazar a cualquiera de mis dos hermanos se siente genial, se siente como que estoy siendo protegida y amada.

—¿Sucede algo? —cuestiona Dexter viéndome fijamente con esos ojos verdes nítidos que, en ocasiones, pueden resultar intimidantes.

Dexter puede afirmar que Harry y yo poseemos ojos increíbles, pero los suyos no se quedan atrás, son de un verde muy vivido que resulta intenso bajo una mirada.

—Estoy bien.

—¿No ibas a venir con el enclenque del chico de tu universidad? —pregunta mi hermano liberándome de su abrazo, haciéndome reír, tal vez debí decirle a Josh la manera en la que Dexter lo llama.

—No, para nada, él quedó atrás —digo con una pequeña sonrisa mientras desplazo mi mirada por el jardín.

Inmediatamente mis ojos dan con Doug, que se encuentra hablando con Ashton. Siento esa molestia que me invade cada vez que aparecen esas cosquillas al ver a alguien que siempre me ha visto como «la hermanita Jefferson».

Desde que tengo uso de memoria Doug me ha gustado, me ha gustado de una manera que antes solía asustarme y hacerme llorar por anhelar a alguien que no era capaz de verme de la misma forma.

Recuerdo que cuando lo conocí a los 13 años, pasó de llamarme la atención a hacerme tener un vergonzoso enamoramiento que desde luego resultó un poco obvio.

La etapa 15/16 no fue mucho mejor, para ese entonces: él era increíblemente dulce y hacía sus comentarios listillos y picantes pero siempre midiendo sus límites cuando se trataba de mí, aunque a veces me daba algunas miradas siempre parecía tenerme detrás de unas barreras.

Cuando él comenzó a coquetear con una amiga, incluso frente a mí, fue como sentir mis ilusiones esfumarse con todos esos sueños tontos de nosotros dos juntos. Me di cuenta de la realidad y volví al anonimato de imaginaciones, pero siempre procurando no dejarme llevar, después de todo debía protegerme.

Pero esta es la cosa, uno no tiene el poder de controlar el hecho de que alguien te guste de tal manera como para colarse en tus pensamientos. Las emociones pueden ser manipulables, pero no pueden dirigirse.

Y aunque me molesta que aún Doug me guste, también me agrada la sensación de cosquilleo y expectación de lo que suelen ser pequeñas conversaciones divertidas. No puedo culparlo, nunca me ha ilusionado, solo soy como cualquier típica chica que no puede evitar caer bajo sus encantos sin que ni siquiera él se lo proponga.

—Tierra jodida llamando a Hilary.

—En serio que un día lavaré tu boca con jabón —le advierto, haciendo que sonría de esa manera pomposa que hace para sacarme de quicio—. ¿Han visto a Katherine?

—Estaba hace un momento con la mujer ardiente, quizás aún esté ahí —responde Dexter—, qué putada tan bonita ver a Hottie bailar con la pequeña bestia.

—Bailaré con mi bello sobrino antes de ir con Kathe —digo derretida como siempre por Harry Daniel. ¡Es hermoso!

—Espérame y voy contigo —dice Andrew caminando tras de mí—, así bailo con Kaethennis, tengo algo que decirle.

Caminamos hacia una sonriente Kae y un risueño Harry Daniel. Creo que ella es la mejor cuñada que me ha tocado, es increíblemente agradable, además que su belleza es increíble. Me coloco frente a ella con una gran sonrisa.

—Buenas, ¿me permite esta pieza con el joven? —le pregunto sonriéndole, aunque mi sobrino es quien me da una enorme sonrisa mientras se arroja hacia mí.

Harry Daniel se hace más pesado, pero no me importa cargarlo mientras comienzo a dar vueltas con él alrededor de la pista de baile. Él se agarra de mi cuello mientras me da una gran sonrisa que muestra sus pequeños dientes.

Dejo de dar vueltas para no marearlo mientras nos contoneamos de un lado a otro. Harry Daniel sacude un poco su cabeza para retirar unos cuantos rulos de sus ojos. Kaethennis asegura que pronto le rebajará un poco los rizos, pero ella se encarga de aplazarlo cada vez que puede.

—¿En dónde dejaste a Halle, sobrino?

—Hade está con papi.

—Oh, entonces Harry está en modo posesivo —digo carcajeando. Mi sobrino me ve con confusión—. ¿Y a Adam dónde lo dejaste?

—Tío Ke, Ayam lloró y tío Ke lo cargó.

No puedo evitar apretujarlo contra mi cuerpo, aun cuando se queja. Harry Daniel es demasiado hermoso, por un momento estoy deseando que no crezca, lo mismo me pasa con Halle incluso con Adam.

Bailo una canción completa con mi sobrino antes de dejarlo sobre el suelo y verlo corretear hacia los padres de Kaethennis, sonrío y con mi mirada busco a Katherine, por un momento casi ni la veo, parece que está escondiéndose tras una gran planta.

Ella no me ve venir, por eso, cuando estoy detrás de ella la sobresalto diciendo un «bu»; no puedo evitar reír mientras ella entrecierra sus ojos hacia mí, intentando mirarme amenazadoramente, pero Katherine es más propensa a proyectar la imagen de dulzura.

—¡Eso no se hace Hilary!

—¿Quieres explicarme por qué te escondes como una rata? —cuestiono cruzándome de brazos.

—No me escondo como una rata, solo estoy… Solo estoy resguardándome de la vista.

—Claro…, te conozco, Katherine Lanesse.

—Solo tengo miedo de enfrentar a Ashton.

Ladeo mi cabeza de un lado a otro, mientras finjo reflexionar. Katherine no me cree cuando le digo que aún puede solucionar las cosas con Ashton, la mujer se empeña en decir que no es cierto y que no tiene solución, creo que su miedo va más hacia el hecho de tener que enfrentarlo, parece avergonzada.

—Katherine hace mucho tiempo le comentaste a Ashton de esta boda, de que querías que te acompañara y el hecho de que aún a pesar de todo lo que sucedió él haya venido debe significar algo, no seas una cobarde y ve a hablar con él. Él no vino a hablar con Doug, estoy muy segura que por una razón vino y tiene que ver contigo.

—¿Eso crees? Algo muy parecido me ha dicho Kae…

—Y ya sabes que ella es muy lista, así que ve ahora mismo hacia él, no me obligues a darte un empujón.

Katherine realmente respira hondo mientras ve a Ashton hablar con Doug, ella parece un cachorro pateado, ruedo mis ojos y, efectivamente, le doy un fuerte empujón, creo escucharla maldecirme, pero ha captado la atención de un Ashton que la observa con detenimiento.

Katherine se voltea y me da una mirada que pretende ser intimidadora, le guiño un ojo y la veo caminar hacia Ashton, espero y puedan hablar.

—¿Qué estás haciendo? —preguntan a mi espalda y me sobresalto, encontrándome a Ethan con una gran sonrisa.

—No me asustes de ese modo.

—¿Por qué? ¿Estabas haciendo algo malo? —me cuestiona con diversión.

—Por supuesto que no.

—De acuerdo, voy a creerte —da un trago de su bebida—. ¿Estás escondiéndote o algo así?

—Estás muy curioso hoy, Ethan.

—Solo pareces misteriosa hoy, cariño, cuidado si te metes en problemas.

—Soy una niña buena…

—¿Ha sido la niña buena la que ha enviado a Katherine hacia Ashton? —la voz baja y masculina de Doug me sobresalta, me doy la vuelta y él me observa con una de sus cejas enarcadas.

—¡No me acorralen! ¡Yo no he hecho nada!

—Claro, apuesto a que no —es lo que dice Doug riendo por lo bajo, él da un vistazo rápido a mi apariencia antes de guiñarme un ojo y luego ver hacia atrás de él—, bueno, está bien, esos dos necesitan hablar, ciertamente Ashton desde que pasó lo que sea que haya pasado entre ellos está siendo un dolor de culo, parece un cachorro vagabundo.

—Es porque está enamorado —lo defiendo, Doug gira sus ojos en señal de fastidio.

—O idiotizado… —espeta Ethan dando un último trago de su bebida—, la prima de Hottie me está incomodando, no deja de mirarme, parece hambrienta. No pienso tocarla.

No puedo evitar reír, Ethan a pesar de ser un grandísimo adorador de mujeres, tiene sus principios y gustos, no le van las desesperadas y locas, y esa es justo la manera en la que luce la prima de Kae.

—Pues saca a bailar a Bridget para que ella deje de violarte con los ojos —recomiendo.

—Buena idea, Hil —dice, guiñándome un ojo.

Con una sonrisa veo como Ethan se dirige hacia la hermosa novia, es una suerte que cuando llegué me encontré con los novios, de manera que pude felicitarlos. Me doy la vuelta y Doug está observándome con una pequeña sonrisa.

No te vuelvas gelatina, Hilary. Y no resultes obvia.

—Creí que no ibas a venir.

—Bueno, al parecer todos estaban pendientes de mi llegada —digo, volteando los ojos hacia la estratosfera—, no iba a venir, pero cambié de planes.

—¿Y tu pareja? Pensé que vendrías con el chico con el que estabas saliendo.

—Cambié de opinión —es lo que digo mientras disimulo mirar hacia un lado.

—¿Te hizo algo Hil? Porque puedo partirle la cara si quieres.

—No hizo nada que no hayan hecho otros…

—Eso suena un poco perturbador, princesa Jefferson.

—Vale, sonó como algo más grande de lo que es.

Doug me estudia con sus ojos azules que parecen muy transparentes, ciertamente parecen agua cristalina de las costas de una isla exótica, son muy azules, claros y profundos.

—¿Quieres que caminemos por el jardín?

—De acuerdo —acepto, obteniendo como respuesta una de las sonrisas que tiene enloquecidas a millones de mujeres en el mundo. No soy la excepción.

El jardín de los Stuart bien podría competir con el de mi madre, es espacioso y todos están dispersos, Doug y yo nos detenemos en un lugar donde tenemos buena vista de todos.

—¿Por qué no luces feliz?

—Soy feliz —le digo viendo hacia mis pies, debería hacer un curso donde la timidez no me invada cuando estoy a solas con Doug.

—Desde luego, ahora no estás ofreciendo tu sonrisa feliz.

—¿Tengo acaso yo una sonrisa feliz?

—Tienes distintas sonrisas y sé identificar alguna de ellas —me da un empujón amistoso, no puedo evitar sonreír un poco—, ahora dime, ¿cómo es que estás sin cita en esta boda? Lo último que escuché fue a Dexter quejándose de ti saliendo con un enclenque.

—Pasó lo de siempre, Doug, estuvo interesado en mí hasta que estuvo más interesado en mis hermanos —digo, sin despegar la vista de mis pies—, quiero salir con alguien que quiera hablar conmigo de diversas cosas no solo de lo grandiosos que son mis hermanos. Sé que ellos son geniales, los amo con locura y créeme que soy la persona más feliz de ver lo lejos que han llegado, pero, ¿está mal desear ser el centro de atención de un chico?

Doug permanece en silencio por un buen, lo cual llama mi atención y me hace alzar la vista, sus ojos parecen escrutarme mientras su mano está bajo su barbilla. Doug debe medir algo así como 1,79, y aunque es el miembro más bajo de BG.5, resulta más alto que mis 1,67.

—¿Saliste con un chico ciego? —pregunta, desconcertándome, niego con mi cabeza—, entonces no entiendo cómo ese chico, teniendo a alguien como tú frente a sus ojos, se dedicó a hablar de los idiotas de tus hermanos…

—También habló mucho de ti.

—Lo que lo hace aún más idiota —agrega—. ¿Era gay?

—Ni un poco.

—Entonces, él era un grandísimo imbécil, princesa, efectivamente mereces tener toda la atención, mírate nada más. Tienes unos ojos preciosos que hipnotizan, esa cabellera oscura y larga, tienes buenas curvas y espléndido trasero y, si me permites, decir unas pequeñas y bonitas tetas —inmediatamente cubro mis pechos con mis manos, por supuesto que él diría algo como eso. Él ríe de su ocurrencia y retoma la conversación—, vale, estás súper sonrojada, no volveré a alabar tus tetas en tu presencia.

Siento que mi rostro se pone más caliente, mientras me doy cuenta de que luzco ridícula con mis manos cubriendo mis pechos. Doug me guiña un ojo cuando retiro mis manos y me conformo con cruzarme de brazos.

—La cuestión es que mereces a un gran hombre, Hilary, no por nada te apodamos «princesa Jefferson».

—A veces las personas se cansan de esperar Doug…

—Lo sé, pero las personas también deben ser pacientes y saber que para la felicidad no hay un límite o prórroga de entrada.

—Eso sonó muy sabio.

—Y desde luego la felicidad es como el sexo, una vez lo tienes es alucinante.

—Y por supuesto que tú lo arruinarías diciendo algo como eso —hago una mueca y él ríe.

Debo dejar la costumbre de sentir escalofríos y sentirme gelatina cuando ríe, eso me hace parecer patética y se supone intento dejar de ver al platónico como posible.

—¿Qué?

—¿Qué de qué? —réplico.

—Has hecho ese pequeño gesto de disgusto que sueles hacer cuando piensas algo que no te gusta.

—Si sigues analizándome te consideraré un acosador.

—Vale, me callaré.

—¿Qué están haciendo? —pregunta Harry llegando con el coche y Halle dentro, ella está magníficamente dormida.

—Nada, solo conversábamos —digo sonriendo hacia mi sobrina—, está más grande y tiene mucho cabello naranja.

—Sí, ha crecido un poco —me responde con una gran sonrisa. Luego le dirige una mirada de advertencia a Doug—, ni se te ocurra fastidiar para despertarla.

—Oye, estoy tranquilo, esperaré a que despierte.

—Más te vale —luego me sonríe—, tardaste en llegar.

—Sí, ya me lo han dicho todos, parecen unos controladores.

—No te pongas pretenciosa —dice y besa mi frente—, me gustaría luego consultar algo contigo, ¿de acuerdo?

—Vale —respondo, devolviéndole la sonrisa.

—Ahora seguiré mi camino, estoy socializando un poco.

Doug y yo torcemos nuestros ojos mientras Harry avanza con su cochecito siendo devorado mentalmente por más de una, ellas no saben que Kaethennis sería capaz de sacar sus ojos en donde hagan más que mirarlo.

Katherine aparece en mi campo de visión y cuando me ve camina de manera apresurada hacia mí, aclaro mi garganta y me giro hacia Doug.

—Creo que ella me necesita.

—Sí, igual creo que Ashton ha de querer decir algo —es su respuesta—; nos vemos luego, princesa Jefferson, que disfrutes de la fiesta.

—Igual para ti Doug.

Cuando Katherine llega a mi lado Doug le da una sonrisa antes de retirarse, lo sigo con mis ojos antes de enfocarme en Katherine, no sé cómo interpretar su expresión.

—¿Y bien?

—Él dijo que no puede estar toda una vida sintiendo que debe odiarme, que me disculpaba y quería cerrar el ciclo…

—¿Pero?

—Pero yo no quiero cerrar el ciclo, Hilary. Lo amo y quiero que todas esas cosas queden atrás.

—Entonces, ¿qué es lo que harás? Porque hasta dónde sé, me repetiste una y otra vez que el problema no tenía solución y que lo dabas por perdido.

—Voy a reconquistarlo, voy a seducirlo, enamorarlo, haré lo necesario, pero lo quiero de vuelta.

La miro incrédula porque por primera vez Katherine realmente parece intimidante y muy decidida, luego sonrío.

—Me gustaría verte en plan seducción, ya sabes que puedes contar con mi ayuda, me encantan las historias de amor.

Katherine me da una gran sonrisa antes de ver el lugar por el que desapareció Doug, luego enarca ambas de sus cejas.

—¿Algo qué decir Hilary?

Suspiro, mientras detallo mis zapatos, esto nunca va a desaparecer.

—Sigue gustándome Doug y siempre va a gustarme —me digo en medio de otro suspiro—, no tienes idea de cuán frustrante es que me guste.

—Pero nunca se lo has dicho…

—Porque no tiene sentido, el hombre, las pocas veces que me insinué cuando tenía 15 y 16 años, huyó de mí como la peste.

—Pero eso fue hace años…

—Nada ha cambiado, Kathe, igual sigo siendo la hermanita de dos de sus mejores amigos, y te recuerdo que mis hermanos pueden ser muy intimidantes.

—Vale, eso lo aseguro, pero…

—Mejor tracemos todo ese plan de recuperando a Ashton.

—Me gusta como suena.

—Siempre digo cosas buenas —digo con fingida modestia.

—Estás pasando mucho tiempo con Kae, eso es algo que mi hermana diría.

—Bueno, podemos considerar a Kaethennis como un gran ídolo.

—Por supuesto.

Ambas reímos mientras caminamos hacia mi querida cuñada. Ciertamente a veces me gustaría pedirle consejos sobre cómo conquistar a un BG.5, pero entonces no creo que tenga sentido.

El deseo prohibido de Doug

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