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Capítulo XI

23 de octubre, 2012.

—¡Mamá! Solo apúrate, por favor —pido rodando mis ojos.

—Déjame regar las plantas, solo un momento —asegura.

—Papá dile algo —veo mi reloj—, llegaremos tarde.

—Hannah, nos iremos sin ti.

Papá y yo caminamos hacia la salida y sonrío cuando escucho los tacones de mamá detrás de nosotros. Ella resopla.

—Conspiran en mi contra.

Papá y yo reímos mientras subimos al auto. Finalmente es la fiesta del lanzamiento de Hottie, la venta comenzó esta mañana y han sido buenas, ahora es la fiesta privada.

—Debemos pasar por Frank y Jane, están esperándonos cerca de la universidad —le recuerdo a papá.

—No lo olvido, Hilary, ahora vuelve a tu asiento —pide riendo.

Quince minutos después Frank y Jane están subiendo al auto de papá. Frank convenientemente a mi lado. No puedo evitar sonreírle, se ve realmente atractivo, pasó de ser atractivo dentro del rango de lo normal, a ser atractivo notablemente.

—Te ves muy bien, Frank —miro a Jane—, tú también, me encanta tu falda.

—Déjame decirte que luces espléndidamente hermosa —musita Frank cerca de mi oído, me alejo un poco mientras le sonrío.

Rayos… ¿Cómo se rechaza a alguien que es tan dulce y tierno conmigo? Si me gustara lo fácil y sin complicaciones, lo ideal sería salir con Frank, mi buen amigo, pero, por supuesto, que a mi iba a gustarme lo complicado y, en mi caso, lo complicado viene con habilidades musicales y una mente muy sucia y corrompida. Típico.

Al menos no me fui al clisé del chico malo, Doug no entra en ese grupo, es mi único alivio de no dar mi caso por perdido. No tengo que reformarlo porque me gusta como él es.

—Muchas gracias por invitarnos, Hilary —asegura Jane.

—No tienes que agradecer, gracias por venir.

Mi celular vibra con un mensaje de Dexter.

«Mi amorsote bella y amada hermana… ¿En dónde están? Apúrense. ¿Te fijas que no escribí ninguna puta palabra? ¡Ups! Dije puta».

No puedo contener la risa antes de guardar el celular.

—Dexter quiere que nos apuremos —aviso a papá.

—Pues Dexter que se espere —asegura mamá y comienza a maquillarse en el auto.

Cuando llegamos, el nuevo CD está sonando, es una canción melódica y suave en donde lo que más se escucha es el sonido de las guitarras. No hay muchísimas personas, pero sí hay suficientes para saber que a la mitad no la conozco y se encuentra lleno de personas reconocidas en el mundo del espectáculo.

Me sobresalto cuando unos brazos me toman desde atrás y me abrazan con fuerza. Doy un gran respingo sin reconocer el tacto.

—Hola, mi querida soñada cuñada Hilary —dice una voz que recuerdo, me doy la vuelta con una gran sonrisa.

—¡Jeremy! —exhalo mientras él me abraza—. ¿Cuándo has llegado?

—¿No dijo Doug que llegaría ayer? Estoy muy decepcionado de que mi hermano no haya promocionado y difundido mi regreso a Londres, es, incluso, ofensivo —bromea pasando una mano por su cabellera rubia.

Guiña uno de sus ojos verdes hacia mí antes de proceder a saludar a mis padres. Jeremy es el medio hermano de Doug, por parte de madre, tiene la misma edad de Harry, es bastante atractivo pero sorprendentemente no es un mujeriego, aun cuando tiene las armas para serlo.

Graduado en la Facultad de Derecho en la Universidad de Manchester y recién llegado de Suiza. Ese es Jeremy McQueen, un hombre que solía molestarme diciéndome «cuñada» por la simple razón de que hubo una época en la que resulté muy obvia para él.

Parece que el apodo aún persiste, pues, de hecho, me ha saludado precisamente llamándome «cuñada», aun así, Jeremy me agrada.

—Ellos son unos amigos, Frank y Jane —los presento—, y él es Jeremy, el hermano de Doug.

—El atractivo hermano de Doug—me corrige riendo—, pero, ven, ven, quiero que conozcas a unas personas.

Prácticamente soy arrastrada por Jeremy, pero alcanzo a decir «diviértanse» a mis amigos, sé que no la pasarán mal, se tienen entre ellos y en todo caso hay muchos motivos para disfrutar de esta celebración.

Él se detiene frente a una castaña y un chico con pinta de ser latinos que me dan una gran sonrisa, les sonrío un poco, lucen adolescentes.

—Ella es la novia de Doug, la hermosa Hilary —nos presenta y yo pongo en blanco mis ojos—, ellos son Lana y Marco, son los hijos adoptivos del tío Henry.

Lo observo con sorpresa, había escuchado mucho de ellos, pero no había tenido oportunidad de conocerlos.

—Es un placer, y no soy la novia de Doug —aclaro, estrechando sus manos.

—Aún —agrega Jeremy riendo—. ¿A que es preciosa mi cuñada?

—Es agradable conocerte —asegura Marco con un leve acento latino—, veo que las inglesas son realmente hermosas.

—¡Llegando a Londres y ya acaparando a mi hermana! —escucho la voz de Harry antes de sentir cómo deja un beso en la coronilla de mi cabeza—, me la llevo un momento.

Soy arrastrada por Harry hacia un pequeño grupo donde se encuentra Andrew, Kae, un modelo que logro reconocer un poco, Doug y una rubia.

Lucho una vez más contra el sonrojo cuando noto a Doug evaluándome, llevo un vestido ajustado y corto acompañado de un suéter. Sencillo pero presentable para la ocasión, además, recogí la mitad de mi cabello.

—Buenas… —digo cuando llegamos.

—Ella es mi hermana Hilary, y ellos son Patrick y Milla —nos presenta Harry.

Enarco mis ojos con sorpresa ante el nombre «Milla» mientras estrecho la mano del muy atractivo y cotizado modelo. Luego paso a Milla.

No sé si es que he visto demasiadas mujeres hermosas en este mundo que ya no me sorprendo ante una cara bonita, o quizás estoy celosa. No tengo problemas en admitir que estoy celosa, admitirlo no me quita orgullo ni dignidad.

Milla es rubia y un poco voluptuosa, o, al menos, sus labios son bastante llenos y sus ojos grandes de color verde, pero es bonita. Su camisa ajustada y escotada hace que resalte muy bien su delantera, no sé si pagó por ellos o qué, pero es voluptuosa y está llena de curvas, está en forma, ciertamente el cuerpo que se espera de una bailarina profesional.

Ella me da una sonrisa mínima pero no es desagradable al estrechar mi mano. Esta es la mujer que vinculan con Doug y la que él asegura solo fue una noche de hace muchos meses.

Pues debe permitírseme decir algo: claramente ella está interesada en tener otra noche, sobre todo cuando, entre risas, ubica su mano en el brazo de Doug.

No me integro a la conversación, pero me encargo de captar los movimientos de Milla, ella no parece realmente desagradable, es intrépida y habla bastante mientras ríe y manosea a Doug, pero no es cortante.

Lo intimidante en ella está en el hecho de que luce increíblemente mujer, como una mujer experimentada, aun cuando no debe alcanzar los 25 años.

La miro una vez más y hago una mueca cuando ella pasa una mano por su cabellera rubia, llevo mi vista a su lado porque no he ni siquiera reparado en el aspecto de Doug pero me sorprendo al encontrarme con sus ojos azules en mí. Él me da una sonrisa cómplice antes de gesticular «te he pillado», amablemente retira su brazo de las uñas de Milla, quien lo observa con confusión pero finge no darse cuenta.

—Iré a ver qué hacen mis amigos —le digo a Harry antes de darme la vuelta y buscar a Frank y Jane con la mirada.

En el camino me topo con Grace hablando con Katherine y Andrew, quien parece estarse divirtiendo con ambas fivers que parecen entusiasmadas alrededor de él. Muerdo mi labio superior buscando a mis dos amigos, qué mala amiga soy, fue un poco descortés dejarlos solos.

—¿Quieres bailar? —pregunta Ashton frente a mí con una sonrisa.

—¡Vaya! Solo ¡vaya! ¿Cómo es que te apareces así de la nada? ¡Me has asustado! —le hago saber con una mano en mi pecho.

—Lo siento, Hilary —besa mi mejilla—, Katherine está acosando un tiempo a Andrew para que le cante alguna parte de una de las canciones… ¿Quieres bailar?

—Estoy buscando a unos amigos…

—¿Por Favor? —dice, achicando los ojos haciéndome reír—, soy un buen bailarín y realmente estoy huyendo de una modelo que quiere que nos vean juntos.

—De acuerdo, únicamente porque estás rogando.

—Apuesto a que he subido tu ego —dice, ubicándose a mis espaldas con sus manos en mis hombros guiándome hacia la parte central, donde está una pequeña pista de baile repleta de personas moviéndose al ritmo de la música.

La música es súper movida, es del segundo CD de BG.5. Ashton me da una enorme sonrisa antes de hacerme girar y él comenzar a dar vueltas a mi alrededor. Sigo sus movimientos mientras nos divertimos.

Realmente me agrada Ashton, los cuatro meses que estuvo con Katherine conviví con él y es divertido, incluso tiene sus momentos infantiles que me hacen reír además de contar los peores chistes que puedan existir.

—Ahora baja, Hilary, baja —dice agachándose y yo realmente suelto una gran carcajada.

Cuando termino de bailar con Ashton camino a su lado hacia donde los demás se encuentran, apartados de la pista de baile.

—Entonces… ¿Katherine y tú? —me atrevo a preguntar mientras nos detenemos y tomamos lo que parece coctel.

—Estamos… Estamos recuperándonos —me responde—, yo… Yo bien, realmente amo tenerla en mi vida, supongo que por eso dolió tanto.

—Sí, no estuvo bien, pero no fue a mayores… ¿Sabes? Lo rectificó.

—Sí, lo sé —me regala una sonrisa—, iré a hablar con unos conocidos que vi por acá, gracias por bailar conmigo.

—Gracias a ti, eres un gran bailarín.

—Lo mismo digo de ti, Hilary —me da una media sonrisa antes de caminar fuera de mi vista.

Miro a mi alrededor y finalmente encuentro a mis amigos, quienes no lucen incómodos mientras comen de la mesa llena de golosinas. Me acerco a ellos.

—Pero qué dulceros son ustedes —digo tomándolos por sorpresa. Le robo una barra de chocolate a Frank—. ¡Cómo amo las barras de chocolate!

—Ya veo… —me dice llevando unas gomitas a su boca—, tu hermano Dexter me saludó y me dio un CD autografiado… Lo venderé por Amazon —abro mis ojos con incredulidad—, solo bromeaba.

—Más te vale o te quito el CD —amenazo haciéndolo reír—, lamento haberlos dejado solos.

—No te preocupes, conocimos a Ed Sheeran —dice Jane con una gran sonrisa—, es tan hermoso.

—¿Lograron que le firmara algo? —pregunto con simpatía.

—¡No! No me traje nada, no vine en plan siendo una loca fan, vine en plan de ser sofisticada —musita Jane con una mueca y no evito reír.

—¿Quieres que consiga papel y bolígrafo para que obtengas autógrafos? Mamá siempre tiene una gran agenda que no usa en su bolso.

—Si haces eso, yo te amaré —me asegura Jane—, más de lo que ya lo hago.

—¡Mujeres! —exclama Frank rodando los ojos —te acompaño a buscar a tu madre.

Comienzo a caminar seguida de Frank mientras dejamos a Jane a nuestra espera. Cuando doy con mamá esta me hace buscar a papá para que me entregue las llaves del auto donde dejó mamá el bolso.

No entiendo para que trajo un bolso si no va a cargarlo encima. Ruedo mis ojos.

—Es extraño estar rodeado de personas tan reconocidas. ¿Cómo no te cohíbes? —me dice Frank mientras abandonamos el lugar.

—Llevo siete años en esto, es parte de mi vida —respondo y me sorprendo al encontrar en uno de los costados de la cera a Doug hablándole a un Ethan que fuma y parece frustrado.

—Sí, supongo que es eso —le escucho decir a Frank.

—Debes calmarte, Ethan, respira —escucho decir a Doug mientras bajamos las escaleras acercándonos—, no dejes que tu madre te saque de tus casillas.

—¿Y si tiene razón? ¿Y si realmente debo ir? —se cuestiona Ethan.

—Si ese es el caso, mañana es otro día y… —Doug se detiene al notarme cerca junto a Frank, frunce momentáneamente el ceño viéndonos alternativamente—. ¿Te vas princesa?

—No, solo voy por algo al auto.

—Vale, estaré viendo desde acá que no te ocurra nada.

—Para eso estoy acompañándola —dice Frank con tranquilidad, mirando distraídamente hacia el estacionamiento. Doug enarca ambas cejas pero no dice nada mientras asiente con la cabeza.

Ethan me observa mientras da una calada larga a su cigarrillo y pasa una mano por su cabello, creo que están esperando que sigamos para retomar su charla, quizás no es por mí, es más acerca de Frank escuchando algo que es tan privado para Ethan.

Camino hasta donde papá estacionó el auto y abro mientras Frank habla.

—Realmente te vez hermosa hoy, Hilary.

—Gracias, Frank —respondo buscando y encontrando el bolso en el interior del auto, le doy una sonrisa mientras hurgo el bolso de mi madre—. ¿Te la estás pasando bien?

—Realmente me la pasaría mejor si te quedaras a mi lado.

Bueno, esto comenzará a ponerse incómodo. Quiero a Frank y sus intenciones son tan buenas que por un momento me planteo la idea de solo seguir, pero es mi amigo y eso es tan poco justo, no me gusta de ese modo.

Solo que es difícil rechazarlo directamente.

—¿Qué tal si bailamos una canción? —digo al tiempo que encuentro una pequeña libreta nueva sin usar, Hannah es el vivo ejemplo de una mujer llevando mil cosas en su bolso.

—Yo no sé bailar, Hilary.

—¿Cómo qué no sabes? —pregunto, poniendo el bolso en su lugar y cerrando la puerta de auto—. ¿Ni un poco?

—Nada de nada.

—¿Quieres que te enseñe?

—¿En clases privadas? —pregunta con evidente entusiasmo aderezado de con una media sonrisa ladeada. No controlo la risa.

—No, ahora…, en la pista de baile.

—No pienso humillarme de esa manera —dice. fingiendo estar ofendido—, no, de verdad no acepto tu oferta, pero gracias, eres muy dulce.

Uno de sus dedos atrapa un mechón de mi cabello, veo detrás de él como Ethan y Doug nos observan, no nos quitan la mirada. Ethan ha dejado de fumar pero no luce ni un poco tranquilo.

—Será mejor que volvamos, Jane está esperando por esta libreta para sus autógrafos.

—Cierto, volvamos.

Bajo la atenta mirada de Ethan y Doug subimos las escaleras. No puedo evitar darme la vuelta para encontrarme con ambos observándonos.

—¿Qué? ¿Tengo algo?

—Hasta lo que veo, lo único que tienes son unas bellas y largas piernas que estoy disfrutando ver, princesa Jefferson —murmura Doug con una sonrisa—, otras de tus cualidades físicas.

Escucho a Ethan reír mientras le da un golpe en la parte baja de la nuca a Doug, ruedo mis ojos mientras sigo subiendo las escaleras, ahora siendo consciente de qué parte de mi cuerpo está observando Doug.

• • •

Estoy sentada en las escaleras, jugando con mi vaso vacío de coctel. No puedo creer que papá y mamá se fueran sin mí, bueno, tiene sentido teniendo en cuenta de que ya no vivo con ellos, pero pudieron haber dejado algo más que un recado con Keith.

Hasta se llevaron a mis amigos para dejarlos en su residencia estudiantil y en el caso de Frank en su apartamento. Tan geniales y especiales mis padres.

Tampoco haré un drama, estoy segura que Dexter podrá llevarme si se lo pido, pero él parece entusiasmado con una fotógrafa, su ligue de hoy y él ha estado tan tranquilo desde el problema de Lissie que no quiero fastidiarlo.

Harry y Kae se fueron hace mucho tiempo por no confiar en la niñera. Creo que hago un puchero tonto mientras resoplo.

—¿Qué sucede? —pregunta la voz de Doug, alzo mi rostro y está de pie con las manos metidas en los bolsillos traseros de su pantalón.

—Me han abandonado —miro el reloj—, son las doce, medianoche, me han dejado como a la Cenicienta.

—Cenicienta era rubia —señala, pasando sobre mí y sentándose un escalón arriba del mío.

—Eso no importa, son detalles técnicos el que ella fuera rubia.

—¿Tu amigo que habla mucho también te ha dejado?

—Mamá y papá lo han llevado a la residencia junto con Jane —respondo, encogiéndome de hombros.

—Bueno, siempre habrá una razón para amar más a Hannah —él extiende sus piernas, da la impresión de que estoy entre ellas, bueno, realmente estoy entre ellas, aun cuando mis rodillas están flexionadas hacia un lado.

—Sí, pues ahora no sé ni siquiera dónde está Katherine… Me dejé la llaves en el apartamento y ella no sé dónde está, seguro perdida con Ashton.

—Oh, princesa, tantas cosas sucediéndote —se burla, inclinándose hacia mí—, traje auto, puedo llevarte.

—¿Qué pasa con Milla?

—¿Cómo que qué pasa con Milla?

—¿Quién la llevará entonces a ella?

Por un momento parece desconcertado, incluso frunce el ceño, para luego rodar sus ojos e inclinarse un poco más.

—Te lo he dicho ya, no estamos saliendo, viéndonos o follando. Ocurrió hace mucho, no sé quién le dio invitación, no me interesa y no pienso llevar a nadie en mi auto que no seas tú.

No puedo evitar sonreír un poco lo que hace que él también sonría mientras me ve con fijeza.

—Verdaderamente tendré mi momento sincero y nada perverso diciéndote que hoy te ves realmente hermosa, aunque tú siempre eres hermosa.

—Gracias.

—No tienes que agradecer que sea sincero —dice mientras sus dedos se pierden entre mi cabello.

No hacemos nada durante muchos segundos, solo observarnos. No soy buena en eso de sostener miradas por mucho tiempo, no por apenarme, sino porque me aburro y admitamos que es incómodo, pero los ojos de Doug son tan bonitos que vale la pena.

En algún momento siento su mano ir tras mi cabeza y ejercer una pequeña presión que lleva mi rostro al suyo. Antes de que pueda darme cuenta tengo mis ojos cerrados sintiendo la presión de los labios de Doug sobre los míos.

Su mano libre se posa sobre la piel desnuda de mi pierna, no de una manera juguetona, es más un gesto dulce.

A diferencia del beso anterior, él parece ser mucho más delicado con este, moviendo suave y lentamente sus labios sobre los míos. Siento el tanteo de su lengua sobre mis labios y cuando dejo pase libre para mi boca él no duda en profundizar el beso.

Una de mis manos se posa en su pecho para sostenerme mien­tras le sigo el ritmo a sus labios. Veo que Doug es bueno dando diversos tipos de besos.

Su lengua acaricia la mía lentamente mientras nos besamos. Bueno, ahora realmente quiero agradecer a mis padres por haberme dejado acá.

Escuchamos una risa masculina y Doug separa lentamente su boca de la mía mientras ve detrás de mí con los ojos entrecerrados.

—No diré nada de lo que acabo de ver —anuncia Jeremy—, solo te buscaba para decirte que me voy y me llevo a Marco y Lana.

—De acuerdo —dice Doug—, me avisas cuando llegues dolor de culo.

—Soy tu hermano mayor, rubiecito, respeto —bromea, me giro liberándome del agarre de Doug en mi cabeza, y observo a Jeremy—, nos vemos luego…cuñada.

Jeremy se retira riendo, mientras yo aún siento la mano de Doug en mi pierna, me atrevo a observarlo a través de mis pestañas y no es difícil ver la contrariedad en su rostro.

Es como si se debatiera entre sus pensamientos, no es muy difícil saber cuál es la batalla interna que lleva.

Yo soy la chica que aseguró para sí misma que quiere más, muy bien yo puedo dar el primer paso.

—Sé lo que estás pensando —musito y capto su atención—, quiero decir algo.

—Te escucho.

—Mi compañera de piso está en algún lugar con el celular apagado y las llaves, no tengo a dónde llegar —respiro hondo—, pero aun cuando estás proponiéndote dejar pasar lo que acaba de ocurrir, puedes olvidarlo en diez horas y más, pero no ahora.

—¿No ahora?

—No, podemos salir ahora de este lugar y hacer algo… —él enarca una de sus cejas dándome un pequeña sonrisa—, no del tipo sexual pervertido.

—Yo no dije nada, tú interpretaste lo que quisiste entender.

—Solo digo que por unas horas podemos salir y hacer algo, luego podemos dejarlo pasar.

Él parece meditarlo, estoy ansiosa de saber su respuesta, él se inclina y presiona cortamente sus labios sobre los míos.

—En marcha, vamos a sacar provecho de estas horas princesa Jefferson.

No puedo evitar sonreír mientras con una de sus manos me pone de pie, sostiene mi rostro entre sus manos.

—Nada sexual porque por mucho que me estés volviendo loco justamente ahora, te respeto —asegura—, pero prometo que estas serán unas muy buenas horas de tu vida con Doug McQueen, incluso trataré de no ser un idiota.

—No estás tan mal cuando eres idiota —digo mientras quiero dar pequeños brincos sintiendo su mano entrelazar sus dedos con los míos guiándonos a la salida trasera.

—Tendré eso en cuenta princesa —caminamos hasta su auto, abre la puerta para mí y sonríe de manera galante—, y nuestra noche acaba de empezar justo ahora.

El deseo prohibido de Doug

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