Читать книгу El deseo prohibido de Doug - Darlis Stefany - Страница 24
ОглавлениеCapítulo XVII
7 de noviembre, 2012.
—Quiero que me digas algo, cariño, porque estoy muy curioso.
Dejo de ver la televisión de la sala de estar de la casa de mis padres para observar con atención a papá. Él me observa como si intentara intimidarme, pero no lo logra.
—Estuve navegando por eso del Internet, ya sabes, quería saber que se hablaba de mis hijos, solo curiosidad.
—Pensé que no sabías dominar muy bien el Internet —lo interrumpo y él ríe.
—Bueno, he estado practicando algo —sacude su mano restándole importancia al asunto—, lo cierto es que entre página y página, encontré como dos artículos sobre ti.
—A veces hay artículos sobre mí, ya sabes, soy la hermana Jefferson.
—Sí, pero lo interesante era que en los dos decían cosas interesantes y mencionaban a Doug…
Abro mis ojos pero rápidamente finjo que la noticia no me sorprende. Por Dios, ante la mención del nombre de Doug simplemente comienzo a recordar nuestra noche juntos y el hecho de que por alguna razón no he querido contestar su llamada, no estoy esperando un gracias de su parte o que me diga que no volverá a repetirse, estoy bien dando mi cierre.
—¿Y qué es lo extraño en eso?
—Dice que has estado un poco más cercana a él.
—¿Y eso es malo porque…?
—No intentes hacerme confundir —señala entrecerrando sus ojos—, sé que te gusta Doug, créeme, intento ignorar el hecho de que a mi niñita le gusta a alguien, ¿estás saliendo con Doug?
—¿Fue mamá quien te dijo verdad?
—Bueno, Hannah es un poco chismosa, cariño, y ella pensó que yo debía saber que te gustaba por si algún día debía sentarme y hablar con Doug.
—No estoy saliendo con Doug.
—¿Segura?
—Segura.
—Entonces… ¿Están tonteando? —él parece visiblemente incómodo, lo cual me divierte—. ¿Debo darte una charla sobre sexo?
—¡Desde luego que no! —digo con rapidez, él respira aliviado.
—Gracias al cielo, no quería entrar en detalles como esos.
—Puedes ir a decirle a mamá que no estoy saliendo con Doug.
—Por ahora…
—¿Cómo que por ahora, papá?
—Bueno, Doug es un excelente hombre, si alguna vez yo quisiera verte caminando hacia un altar confiaría en él con los ojos cerrados, digo, no es que te presiono para casarte con él, nada de eso, eres mi bebé y quiero que estés soltera toda tu vida.
—¡Papá!
—Pero en el hipotético caso de que deba entregarte a alguien, confío en él ciegamente.
—¡Cristo! Nunca digas eso delante de Doug, va a pensar que están comprometiéndonos; es raro, papá, nunca digas eso frente a él o frente a mis hermanos.
—Sí, como que mejor me guardo esos comentarios, ¿verdad?
—Es lo ideal.
Permanecemos en silencio viendo la televisión, luego él da un toquecito en mi hombro, volteo a verlo y besa mi frente. Le sonrío.
—Creo en ti —murmura muy bajo y el orgullo en su mirada hace que mi pecho se infle de un amor increíble, tengo unos padres excelentes.
—Y yo creo en ti —respondo como lo he hecho un millón de veces en mi vida.
• • •
8 de noviembre, 2012.
Siento un golpe en mi hombro, sacudo mi cabeza y el chico pecoso que ve Historia del Arte VII conmigo me señala al frente, volteo y el profesor, bastante anciano y muy exigente me mira expectante.
Una vez más me distraje en recuerdos de la noche que perdí mi virginidad, no puedo estancarme en ese recuerdo.
—¿Señorita Jefferson? —me apremia el profesor, sacudo mi cabeza viendo a los lados, buscando ayuda, pero el pecoso aun cuando gesticula hacia mí, no entiendo lo que quiere decirme.
—Lo siento… ¿Puede repetirme la pregunta? —siento mis mejillas sonrojarse ante la vergüenza y mirada retadora del profesor.
—Si esta clase no es lo suficiente buena para captar su atención la invito a salir del aula, señorita Jefferson —dice, escribiendo en el pizarrón. No es una sugerencia, es una orden. Tomo mis cosas y me pongo de pie.
Cuán vergonzoso resulta tener todas las miradas sobre mí, cuando llego a la puerta el profesor se gira.
—Todo aquel que se sienta muy distraído para esta clase muy bien puede hacerle compañía a la joven —anuncia y salgo a toda prisa.
Recuesto mi espalda de la pared cerrando mis ojos con fuerzas. Vamos Doug, sal de mi cabeza, déjame seguir.
Creo que pensar que obteniendo más calmaría mi atracción y deseo por Doug, fue un error, ¡demonios!, se supone que he leído suficientes novelas para saber que cuando se tiene lo que se desea solo se quiere más.
—¿Qué estás haciendo? —la voz de Frank hace que abra mis ojos.
Está sonriéndome un poco mientras me observa con curiosidad. Desde que lo rechacé no me da tantas sonrisas reales, pero me ve de la misma forma y me habla como si nada hubiera ocurrido entre nosotros; sin embargo, esa cosa en su mirada me hace saber que algo en él persiste, como si se preparara para algo.