Читать книгу El deseo prohibido de Doug - Darlis Stefany - Страница 15

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Capítulo VIII

—¿Qué tal el primer día de trabajo? —me pregunta Doug extendiéndome el jugo de durazno que acepto beber mientras él toma el block, lápices y marcadores que le extiendo.

Doy un trago a mi jugo mientras mentalmente acuchillo a mi jefa. Al ogro de mi jefa. ¿Qué pasa con las jefas dulces? Kae me dijo que ella tuvo una jefa dulce en Liverpool ¡Yo exijo una Amelia!

—¿Y bien? —pregunta Doug mientras ve como saboreo con mi lengua mi labio inferior—, bonita lengua.

—Ella es…

—¿Ella es…?

—¡Una arpía! —digo y siento que me quito un peso de encima—, ella me llamó vagabunda, dijo que vestía mal y que ni se me ocurriera acostarme con el personal; o, al menos, eso insinuó.

Doug frunce ligeramente el ceño mientras escucha mis palabras, luego niega con la cabeza.

—Seguramente sintió celos de ti cuando te vio —asegura inclinándose hacia la mesa mientras toma un lápiz, qué buena vista tengo en este ángulo—, ya sabes, vio que eres toda preciosa y se intimidó porque está vieja.

—De hecho, no es fea, aunque está operada.

—Bueno, a mí no me gustan las tetas falsas, no me gusta pensar que estoy tocando rocas y no pechos —comenta, mirando pensativo el block—, así que opto porque tiene envidia.

—Claro…

—No te gusta nunca darme la razón —dice, sonrío solo un poco mientras me pongo de pie y me ubico a su lado.

No puedo evitar que mi vista se desvíe una que otra vez a su piel expuesta, no es mi culpa que él no esté usando camisa y me deje ver su atractiva espalda, pecho y un abdomen en el que se nota que se ejercita lo suficiente para tenerlo algo marcado.

—Parece que alguien está entretenida viendo mi cuerpo —ante el tono burlón alzo los ojos y él me observa—, adelante, que nada te detenga.

Lucho contra el sonrojo mientras finjo no escuchar su comentario, él ríe y niega con su cabeza.

—¿Te sentirías mejor si uso una camisa?

—Como quieras Doug.

—Bien, entonces, me quedo sin camisa —dice, encogiéndose de hombros, y esa ha de ser una de las mejores decisiones que Doug ha tomado en su vida—. ¿Blanco y negro o color?

—Color, quiero que sea llamativo, ya trabajé una en blanco y negro que es donde más me defiendo en dibujo, pero quiero que sea a color para poder usar plastilina y un poco de bordador líquido.

—Me perdí de lo que decías después de que dijeras que te defendías en blanco y negro, porque hiciste un morrito de lo más atractivo con tu boca —me asegura sin verme, pero sin dejar de sonreír mientras comienza a escoger colores—. ¿Qué tal azul, amarillo y anaranjado?

—Confío esto en ti.

—Eso es bastante presión —asegura mordisqueando uno de los colores—. ¿Quieres que sea ovalada, redonda? ¿Qué luzca tétrica, africana o qué?

—Algo innovador, creo que me gustaría que sea ovalada con picos en la cabeza, ya sabes, como triángulos…

—Lo entiendo —dice concentrado, me da una sonrisa controladora—, mientras comienzo puedes hablarme acerca de Katherine y tú yéndose a vivir juntas.

—¿Quién te contó?

—Hannah pasó una cadena diciendo «mi bebé se va a de casa, soy una mami llorando».

—Estás bromeando.

—No, puedes revisar mi celular y todo. Dexter capturó una imagen y la compartió en Twitter.

No puedo evitar reír mientras me inclino al lado de Doug para verlo trazar, él se detiene y aunque no me mira, enarca sus cejas.

—Es algo distractor que mientras intento dibujar tú estás inclinada de tal manera que estoy viendo debajo de tu camisa traslúcida, digo no me quejo de la vista, pero quiero hacer un buen dibujo para ti.

Me incorporo y camino hacia el sofá, donde me siento sin decir ni una palabra. Los hombros de Doug tiemblan, él se está riendo de mí, lo cual no es nuevo.

—Decidimos vivir juntas porque nos llevamos bien y necesitamos nuestro espacio —digo, él asiente con la cabeza—, y el apartamento es asombroso.

—Suenas entusiasmada.

—Lo estoy… Estoy independizándome.

Permanecemos en silencio y recuesto mi espalda del sofá mientras me dedico a observar su espalda contraerse mientras dibuja, además de la buena vista de su trasero. Es tentador visualizar la banda elástica del bóxer que está usando.

Estos son los pensamientos de una chica virgen.

—Leí algo sobre ti en varias redes sociales, principalmente porque era tendencia.

—¿Qué cosa?

—¿Te suena Dilla?

—No, no me suena… ¿Quién es esa? —murmura.

—Pues es tu nombre unido al de una chica que llaman Milla.

Doug deja de trazar mientras se da la vuelta, frunce mucho el ceño antes de resoplar con molestia.

—¡Joder! Solo tomamos algo luego de conocernos —dice—, no fue la gran cosa, una salida, su apartamento y ya y fue hace meses, solo que justo ahora una foto mía se filtró saliendo de su apartamento.

Lo observo, «fue hace meses», bueno, no me importa cuando fue: durmió con Milla…, a todas estas ni idea de quién es Milla.

—¿Quién se supone que es Milla? No me suena de nada.

—Es una bailarina americana, bueno, específicamente estadounidense —me responde escrutándome con la mirada—, solo una chica con la que dormí hace mucho tiempo, Hilary.

—No es mi asunto.

—Pero te veo curiosa —dice riendo—, hace unas semanas estuvo aquí en Londres, tiene un nuevo contrato, por alguna razón tiene mi número y acepté un café. Tomaron una foto y luego mágicamente se filtraron fotos antiguas mías saliendo de su apartamento en Estados Unidos.

—¿Fue en la gira?

—Qué va, fue mucho antes —dice volviendo al block—, no existe ningún «Dilla» y suena terrible.

—Sí, suena a enfermedad parasitaria —digo sin proponérmelo, él se detiene y luego comienza a reír.

—Debo asegurarme de que Max aclare esto, no quiero más rumores. He estado tranquilo durante un tiempo y aun así me han estado inventando novias, qué agotador.

—Ya sabes lo que dicen «crea fama y acuestate a dormir» y tú, ya tienes una gran fama.

—Sé lo que digo, y si digo que no tengo nada con ella y con nadie es porque es cierto —dice serio y por un momento parece molesto.

—De acuerdo.

Permanecemos en un silencio, creo que lo he hecho molestar un poco. Parece que realmente desde hace un tiempo él no anda de pica flor con mujeres, pero la prensa rosa puede confundir tanto.

Me dedico a observarlo mientras él se mantiene dibujando, en algún momento mi celular me anuncia un mensaje nuevo. Quiero quejarme cuando leo que es de Frank.

«¿Estas libre?».

«No, ocupada». Mi respuesta debería ser una indirecta pero recibo una respuesta inmediatamente.

«¿Mañana?», ni siquiera le respondo.

—Entonces… ¿Ashton y Katherine lo están intentando?

—Ella no me ha dicho realmente mucho, anda en un misterio acerca de no decir nada hasta que todo sea claro.

—Ashton es más comunicativo —murmura—, pero no voy a decirte.

Se gira y me sonríe, siento alivio de que su breve molestia haya desaparecido, incluso me relajo en el sofá, mi celular suena una vez más y no puedo evitar rodar mis ojos.

«¿Hilary?».

«Trabajo»

—Deberías compartir información conmigo, Doug.

—¡Qué va! No veo por qué debería de hacerlo —se da la vuelta dándome una mirada profunda—, al menos claro que me des algo a cambio.

Miro a mis dedos mientras finjo estar pensando, pero realmente estoy nerviosa.

Hilary, controla los nervios, habla.

—Hagamos este trato —anuncia, golpeando su barbilla con el color amarillo—, yo te cuento y luego te digo lo que quiero.

—Eso no suena bien… Tú eres muy… Tú y… Puedes llegar a pedir cosas locas o… No sé.

—Para nada, princesa, prometo no pedir nada comprometedor o loco —dice viendo por debajo de sus pestañas y mordiendo su labio—. ¿Quieres o no quieres saber?

¿Por qué las personas nunca podemos ignorar la curiosidad? Porque desde luego que quiero saber, Katherine solo suelta pequeñas pistas porque asegura que no quiere apresurar nada, pero mi lado de mujer chismosa quiere saber.

—De acuerdo —cedo.

—Solo espera que termine.

Doug termina dos horas después, en las que me he dedicado a ignorar los mensajes de Frank y a observar a Doug trabajar. Al menos esta vez no me ha pillado mirándolo. O quizás lo notó y decidió ignorarme y dejarme disfrutar de la vista. Espero y ese no sea el caso.

Es por ello que ahora estoy viendo la máscara que diseño para mí. Me encanta. Es incluso mejor de lo que tenía en mente, verdaderamente estoy segura que si Doug no estuviera en la banda sería un estupendo diseñador gráfico o, incluso, diseñador publicitario.

—Está genial, no será difícil moldearla, de hecho, creo que podría hacerlo sobre una cerámica —murmuro pensativa—, debo buscar la manera de que me dé ese tono exacto de amarillo, parece como bronce con dorado. Le preguntaré a mi profesora de color, aunque vaya a llamarme tonta…

Dejo de hablar cuando noto que Doug me observa divertido y con fijeza. Me siento sonrojar un poco, creo que estaba hablando mucho y muy rápido.

—Cuando hablas de tu carrera o artes plásticas realmente te apasionas, es algo interesante y cautivador de ver —sacude su cabeza—, si hay algo que no te guste podemos cambiarlo.

—Realmente me gusta —lo miro entrecerrando los ojos—. ¿Esto califica como hacer trampa? Digo, es como si estuvieras haciendo la mitad de uno de mis trabajos.

—Nadie tiene porque enterarse, yo solo hice un modelo de lo que tú vas a plasmar, será nuestro secreto.

—¿Seguro? ¿No irás corriendo a contarle a mis hermanos?

—¡Ese ha sido un golpe bajo! —dice mostrándome su sonrisa y me apunta con su dedo índice—. Puedes ser mala cuando te lo propones, y eso es caliente.

—¡Para ti todo es caliente!

—Cuando se trata de ti, sí.

Ante eso me quedo callada, él niega con su cabeza y me da suaves empujones hasta hacerme sentar en el sofá. Se sienta a mi lado y toma un mechón de mi oscuro cabello antes de aclarar su garganta.

—Muy bien, ahora voy a compartir contigo todo lo que sé de Ashterine.

—¿Le pusiste nombre a la pareja?

—Desde luego, tienen derecho a tener un nombre —bromea.

—Bueno, prosigue.

—Voy a hacerte un resumen porque hay algunas cosas que son realmente personales y que Ashton me confió —dice—, ellos están juntos pero no juntos.

—Vale…

—Mira, la cosa es esta: ella lo hirió de algún modo, aun cuando hubieron explicaciones él aún se siente herido y un poco desconfiado pero quiere estar con ella, pero no logran llegar al punto de confianza que tenían; sin embargo, quieren intentarlo.

»Están vueltos un lío de sentimientos que dice él “no pueden controlar” y quieren mantenerlo en discreción antes de sentirse nuevamente seguros.

Asiento con mi cabeza procesando toda la información y comprendiendo. Tengo realmente ganas de que ellos logren recuperar confianza en la relación.

—El amor parece que es un trabajo difícil… ¿Eh?

—Supongo —me limito a decir aún pensativa; sin embargo, siento a Doug tirar del mechón de mi cabello haciendo que mi cabeza se incline hacia él.

—Ahora dame mi premio.

—¿No es más bien un pago por ser chismoso?

—Premio suena mejor, princesa —rueda sus ojos—, acércate.

—¿No estoy ya lo suficiente cerca?

—No, necesito que te acerques más para decirte de qué va el premio que quiero.

—Querrás decir pago.

—Joder, Hilary, solo acércate, mujer —pide frustrado, lo cual me hace reír—, ahora, ese es un bonito sonido.

—Qué tonto eres de verdad.

Algo loco sucede, en medio de mi risa, su dedo libera el mechón para tomar gran parte de mi cabello y acercarme del modo que supongo él quiere y mantenerme sin moverme. Me da una sonrisa ladeada.

Nunca en mi vida he tenido a Doug McQueen tan cerca, nunca lo había tenido tan cerca como para darme cuenta de que sus ojos azules cristalinos y claros tienen unas pequeñas rayas más oscuras.

Dejo de reír muy lentamente, esta es una buena manera de callarme.

Está jodidamente cerca y no me importa haber usado mi segunda mala palabra de la semana, lo vale.

Sus pestañas claras son cortas pero posee muchísimas, de manera que da la impresión de que están protegiendo sus ojos, eso los hace lucir más luminosos y sus labios ciertamente son muy sonrosados y curvos, rodeados por apenas un perceptible rastro de barba muy clara, la cual muy pocas veces él deja crecer, no es que siempre ande pendiente, para nada.

Doug está tan increíblemente cerca que me ha dejado sin habla, literalmente.

—Debes pagarme con un beso, un delicioso beso —murmura acercando su rostro al mío—, en la boca.

Abro sorprendida mis ojos pero estoy viendo que los de él se hacen pequeñas rendijas antes de que presione sus labios tibios sobre los míos.

Esto está pasando.

No es un simulacro.

Está pasando.

Mantengo mis ojos abiertos viendo cómo él los cierra, ladea su cabeza hacia la derecha abre sus labios y atrapa el mío succionándolo. Sí, está besándome.

Me ordeno cerrar mis ojos y relajarme, bien puedo disfrutar de este acontecimiento que admito he imaginado muchas veces desde que lo conozco.

Solo son movimientos de sus labios sobre los míos, pero es Doug. ¡Hola! Cualquiera puede derretirse si Doug McQueen te da un beso.

Siento sus dedos enredados presionarse sobre mi cuero cabelludo justo cuando siento la humedad de su lengua trazar mi labio superior y luego abrirse paso ante mis muy dispuestos labios. Oficialmente esto se ha vuelto un verdadero beso.

Mis manos, algo inseguras, se presionan en su pecho desnudo y me sorprende percibir rápidos latidos de su corazón bajo mis dedos; al parecer, tengo algún efecto en él.

Su lengua roza la mía mientras me acerca incluso más y succiona fuerte mi labio superior, tira de él con sus dientes y luego vuelve a atraparlo para continuar besándome.

Me alegro de no estar siendo una tonta paralizada y estar correspondiendo a su beso.

Doug besa de manera apasionada y juguetona, justo como lo es su personalidad.

Siento su mano libre acariciar mi mejilla mientras un poco tímida rozo mi lengua con la suya hasta ir a su boca. Puedo decir que nunca nadie me había besado de esta forma, este es un beso que toda mujer debería tener para sentirse realizada.

Mantengo mis manos en su pecho, principalmente porque estoy cómoda de este modo y percibo los rápidos latidos de su corazón, aunque quizás él mío está latiendo muchísimo más rápido.

Esto más que un pago por su chisme, me parece algo muy bueno y provechoso para mí.

Siento cómo mueve sus labios contra los míos más lentamente antes de retirarse solo un poco y respirar hondo.

Realmente me ha besado, o, bueno, nos hemos besado, ya no sé ni cuál es el término correcto para describir lo que acaba de suceder.

Pero lo cierto es que ha ocurrido, no sé si fue de nuevo por su curiosidad o que lo motivó, pero estoy segura de algo, una vez lo he probado quiero mucho más.

Quiero mucho más de él.

—El mejor premio… Esto no es un pago Hilary —abro mis ojos y lo encuentro viéndome con fijeza—. ¿Qué es lo que haces?

—¿Cómo? —pregunto aún en mi nube McQueen.

—Yo comprendo —dice, liberándome, se pone de pie rasca su pecho y aclara su garganta.

Duró poco, pero lo disfruté.

—Espero y realmente te guste la máscara, debes decirme cuánto sacaste.

—¿Me estás corriendo? —pregunto, enarcando mis cejas.

—¡Desde luego que no! Joder, princesa, no te estoy corriendo, solo manifiesto algo.

—Entonces, intentas despistarme —concedo y él no lo niega—, de acuerdo, dejaré que me despistes.

Él me da una pequeña sonrisa, parece contrariado como si quisiera hacer algo y a la vez no, incluso se le forman unas arruguitas en su frente como si algo le disgustara.

Lo siento, Doug, pero ahora yo quiero más de ti y simplemente no voy a quedarme sentada fingiendo que nada más sucederá.

El deseo prohibido de Doug

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