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E. EL MERETRICIO COMO ACTIVIDAD PERMITIDA Y GRAVADA CON TRIBUTOS. LA FIGURA DEL LENO. CONSECUENCIAS PARA EL VARÓN QUE SE PROSTITUYE. LABERINTO PATRIARCAL
ОглавлениеSe conoce el hecho de que la prostitución recibió una clasificación precisa entre los oficios permitidos, por lo menos en el principado. Los datos ciertos más relevantes datan de la época de Calígula en un pasaje tomado de la vita Caesarum. Suetonio narra la nueva política tributaria introducida por el emperador y los impuestos que comenzaron a recaudarse en ese período, entre los cuales figuran los de prostitutas que tuvieron que pagar a las arcas imperiales quantum quaeque uno concubitu mereret89.
Dentro de las filas de las meretrices mismas, dentro del ámbito de los honorarios fijos representados por la evidencia epigráfica, se halla una distinción crucial entre precio e ingreso. Las meretrices al aire libre ocupaban los peldaños más bajos de la escala de precios mientras que al mismo tiempo una sola meretrix como Manilia lideraba los precios más altos.
La tarifa para un solo encuentro es inversamente proporcional a la frecuencia de tales encuentros, y los estudios modernos indican que los mayores ingresos no pertenecen a la chica de la llamada más cara sino a la persona más barata (prostituta de calle), con bajos desembolsos y alta productividad90. En cuanto a la figura del leno, este es principalmente un administrador de esclavos prostituidos en tabernas, posadas y casas de baños, así como burdeles. También él podía ser un esclavo, y hay varios otros indicios de que, incluso si no, era visto como un intermediario, dirigiendo un negocio cuya mayor inversión proviene, y cuyos principales beneficios se acumulan, de y para las personas mejor acomodadas en la sociedad romana. Ulp. 15 ad ed. D. 5, 3, 27, 1, por ejemplo, asegura que las rentas de burdeles se pueden reclamar como parte de una herencia, ya que tales establecimientos se ejecutan en las propiedades de muchos honesti viri91.
En lugar de discutir u ordenar diferentes formas de prostitución de acuerdo con la cantidad de control que les otorgan a las mujeres involucradas, los contemporáneos tenían más probabilidades de asumir, o afirmar, que la ausencia de autonomía era una parte integral de ser una meretriz. Puede que le moleste, al igual que la meretriz que maldice el poder de su leno en uno de los Amores de Ovidio92, pero sigue siendo su característica más sobresaliente. Aunque esta actitud es sorprendente, la falta de interés romano en las distinciones de la práctica de la prostitución, o la constitución de una jerarquía profesional en general, es más sorprendente en su contraste con las preocupaciones de muchos comentaristas modernos.
El recaudo de dinero a cambio de un desempeño sexual implica, para el género masculino, la inelegibilidad para los cargos municipales más altos, como lo demuestra la tabla Heracleensis93, y por lo tanto es interesante comprender las consecuencias en los casos en que esta conducta fue llevada a cabo por mujeres, ya generalmente alejadas de la vida política y de las tareas asociadas a ella. La prostitución no se pudo prohibir oficialmente en el periodo republicano, y de hecho se alentó a evitar que los maridos infieles buscaran la atención de las mujeres casadas; pero esto no privó a las prostitutas de la exclusión social, agravada por la obvia visibilidad que asumió esta condición94.