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LA MENTALIDAD ES DECISIVA PARA EL JUICIO

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La vida consiste en tomar decisiones subjetivas, y cuanto más evites distorsionar tu percepción de la realidad, mejores serán.

La mentalidad centinela evita que te engañes sobre cuestiones difíciles que acostumbramos a racionalizar, como: ¿Debo de hacerme estudios para averiguar si tengo esa enfermedad? ¿Es hora de renunciar o sería darme por vencido demasiado pronto? ¿Acaso esta relación mejorará? ¿Qué tan probable es que mi pareja cambie de opinión sobre tener hijos?

En el ámbito laboral, estas preguntas difíciles podrían incluir: ¿De verdad tengo que despedir a ese empleado? ¿Cuánto necesito prepararme para la presentación de mañana? ¿Es mejor para mi empresa que recaude fondos? ¿De verdad necesito seguir mejorando este producto antes de sacarlo al mercado o estoy buscando motivos para no dar el siguiente paso?

La mentalidad centinela nos motiva a cuestionar nuestras conjeturas y poner a prueba nuestros planes. Sin importar si estás proponiendo una presentación para un producto o una maniobra militar, plantearte “¿cuáles son las probabilidades de que esto no salga bien?” te permite reforzar tu plan con anticipación y hacerle frente a todas esas contrariedades. Si eres médico, implica contemplar diagnósticos alternativos antes de confirmar tu primera propuesta. Un médico clínico se preguntaba —si, por ejemplo, sospechaba que un paciente tenía neumonía—, “¿Si no es neumonía, qué más podría ser?”.9

Incluso los empleos que a simple vista no dependen de tener una mentalidad centinela suelen hacerlo, si los analizas de cerca. La mayoría relaciona la abogacía con defender o pelear por una de las partes, lo cual suena a mentalidad de soldado. Pero cuando un abogado elige sus casos y se prepara para ir a juicio, debe ser capaz de hacerse una idea precisa de las fortalezas y debilidades de su caso. Si sobreestimas a tu parte te espera un despertar duro en el tribunal. Por eso los abogados con amplia experiencia suelen asegurar que las aptitudes más importantes que tuvieron que aprender en el transcurso de su carrera profesional son la objetividad y el escepticismo propio. Como ha afirmado un prominente abogado: “Cuando eres joven, tienes tantas ganas de ayudar a tu cliente que te convences de que no hay incertidumbres, incomodidades ni obviedades que estás ignorando…”.10

Al relacionarnos con otras personas creamos narrativas independientes que parecen hechos objetivos. Lo que para una persona es: “Mi pareja me está ignorando fríamente”, para otra es: “Estoy siendo respetuoso y dándole espacio”. La “autenticidad” de una persona puede ser una “falta de respeto” para otra. Tener la disposición de contemplar otras interpretaciones —o simplemente creer que puede haber otras interpretaciones razonables además de la propia— exige una mentalidad centinela.

Si eres la clase de persona que acepta la verdad, incluso si es dolorosa, animas a las personas a ser honestas contigo. Puedes decir que quieres que tu pareja te comunique cualquier problema en su relación o que quieres que tus empleados te compartan sus problemas en la empresa, pero si cuando escuchas la verdad respondes a la defensiva o eres agresivo, es probable que no la vuelvas a escuchar. Nadie quiere ser el mensajero que acaba mal.

MENTALIDAD DE SOLDADO MENTALIDAD CENTINELA
Razonar es un combate defensivo. Razonar es como dibujar un mapa.
Decidir qué creer planteando: “¿Puedo creerlo?” o “¿Debo creerlo?”, según los motivos. Decidir qué creer planteando: “¿Es verdad?”.
Descubrir que te equivocaste implica una derrota. Descubrir que te equivocaste implica revisar tu mapa.
Buscar evidencia para fortalecer y defender tus creencias. Buscar evidencia para que tu mapa sea más preciso.
Conceptos relacionados: razonamiento motivado direccional, racionalizar, negación, autoengaño, ilusión. Conceptos relacionados: razonamiento motivado por la precisión, buscar la verdad, descubrimiento, objetividad, honestidad intelectual.

El centinela y el soldado son arquetipos. En realidad, nadie es un centinela impecable, así como nadie es un soldado puro. Fluctuamos entre mentalidades en un solo día y de un contexto a otro.

Un inversionista puede ser centinela en el trabajo, poniendo a prueba sus suposiciones y descubriendo que se equivocaron con respecto al mercado… y después volver a casa y ser un soldado en su vida personal, reticente a reconocer los problemas en su matrimonio o a contemplar la posibilidad de que podría equivocarse. Una emprendedora podría adoptar la mentalidad centinela mientras habla con una amiga sobre su empresa, pensando en voz alta si su plan es un error… y después ser un soldado al otro día en la oficina, defendiendo su plan, por instinto, cuando su socio la critica.

Todos somos una mezcla de centinela y soldado. Pero algunos, en ciertos contextos, son mejores centinelas. Como a Picquart, les interesa genuinamente revelar la verdad, incluso si no es lo que esperaban, y no están dispuestos a aceptar argumentos falsos más convenientes. Les motiva poner a prueba sus teorías y descubrir sus errores. Son más conscientes de la posibilidad de que su mapa de la realidad sea deficiente y más dispuestos a cambiar de opinión. Este libro se centra en lo que están haciendo bien esas personas y qué podemos aprender de ellas para dejar de ser soldados y volvernos centinelas.

Lo primero es tomar en serio al soldado. ¿Por qué la mentalidad de soldado es muchas veces nuestra respuesta automática? ¿Por qué es tan tenaz? O, en otras palabras, si la mentalidad centinela es tan maravillosa, ¿por qué no todos recurren a ella constantemente? Es el tema del siguiente capítulo: ¿qué protege el soldado?

Claridad mental

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