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AUTOESTIMA: SENTIRSE BIEN CON UNO MISMO
ОглавлениеEn la película Election, el personaje Tracy Flick es ambiciosa y trabajadora, pero le cuesta hacer amigos. “Está bien. Aprendí a aceptar que muy pocas personas están destinadas a ser especiales y estamos solos… si vas a ser excepcional, tienes que estar sola”, se convence.6 Al igual que Tracy, solemos recurrir a la mentalidad de soldado para proteger el ego, así encontramos narrativas halagadoras para hechos que no lo son. Quizá no sea rica, pero tengo integridad. No tengo muchos amigos porque intimido a la gente.
Para defender el ego podemos utilizar toda clase de creencias que se vinculan de algún modo a nuestras fortalezas y debilidades. Si estás habituado a trabajar en un escritorio repleto de libros y documentos, quizá te escudas en que “el desorden es señal de creatividad”. Si tienes tiempo e ingresos para viajar, quizá te convenzas de que “no puedes ser un individuo completo sin haber conocido el mundo”. Si te fue mal en los exámenes de ingreso a la universidad, podrías excusarte con argumentos comprensivos tales como: “Los exámenes estandarizados no miden la inteligencia, sino la capacidad para hacer un examen”.
Con el tiempo, nuestras ideas se amoldan a nuestras vivencias. A finales de la década de 1990 se realizó un estudio entre un grupo de alumnos durante el transcurso de cuatro años en la universidad, se monitoreó el promedio que esperaban, el promedio que obtuvieron y qué creían sobre la importancia de las calificaciones. Los alumnos que no rendían según sus expectativas terminaron concluyendo que “a fin de cuentas, las calificaciones no son tan importantes”.7
La imagen que tenemos de nosotros mismos determina las ideas más elementales que albergamos del mundo. La gente de menores recursos es más propensa a creer que la suerte tiene un papel fundamental en su vida, mientras que la gente adinerada tiende a darle crédito exclusivamente al esfuerzo y el talento. Cuando el economista Robert Frank escribió en su columna de The New York Times que la suerte era un ingrediente importante (aunque no suficiente) del éxito, el comentarista de negocios de Fox, Stuart Varney, respondió furioso: “¿Sabes lo insultado que me sentí cuando lo leí?”, preguntó a Frank. “Llegué a Estados Unidos hace treinta y cinco años, sin nada. Y salí adelante gracias a mi esfuerzo, talento y porque corrí riesgos, ¿y vas y escribes en The New York Times que se trata de suerte?”.8
Otro giro inesperado, el razonamiento motivado en beneficio de la autoestima no siempre supone creerse brillante, talentoso y simpático. La psicología distingue entre animarse, es decir, estimular el ego con pensamientos positivos; y protegerse, es decir, evitar golpear el ego. En beneficio de protegerte podrías exagerar y esperar lo peor de ti. En un video muy popular, la youtuber Natalie Wynn lo denomina “epistemología masoquista”, lo que duele es verdadero. Mucha gente se identificó con el concepto. Como dice un comentario: “Me parece más seguro asumir que los demás creen que soy fea, en vez de ilusionarme creyendo que alguien me considera bonita cuando no es así”.9