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Diagnóstico de lesiones en oclusal

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Las superficies oclusales siguen siendo los sitios más probables para el desarrollo de lesiones.

El empleo de métodos convencionales de diagnóstico es satisfactorio en presencia de lesiones cavitadas, pero inadecuado para diagnosticar lesiones no cavitadas. Numerosos estudios han demostrado que el diagnóstico de lesiones no cavitadas es dificultoso. Las examinaciones visuales, táctiles y radiográficas convencionales proporcionan un diagnóstico menor que el ideal. El uso de un explorador no ha mostrado mejorar la exactitud del diagnóstico porque los falsos positivos o falsos negativos suelen ser frecuentes (McComb y Tam, 2001; Lanata, 2008). La detección radiográfica de la caries es solo conveniente para revelar lesiones avanzadas. En las iniciales, representa un riesgo por la alta posibilidad de diagnosticar falsos positivos (Schwendicke et al., 2015). Observar una decoloración en un punto o una fisura, sea negra o marrón, no es indicador de una lesión activa o no. Cuando se encuentra una pigmentación, defectos localizados o pequeñas lesiones de caries en el margen, deben ser pulidas, corregidas o reparadas. También es primordial analizar el biofilm o biopelícula presente en oclusal y la etapa en la que se encuentra la erupción del diente. La examinación clínica cuidadosa de lesiones no cavitadas incluye la evaluación de la actividad de la lesión para poder determinar la necesidad o no del tratamiento; la restauración tradicional de las superficies oclusales puede pos­ponerse o incluso evitarse.

Diagnóstico:

 El empleo del uso del explorador tradicional debe ser descartado, pues con su extremo agudo se puede desmoronar esmalte que tiene la posibilidad de ser remineralizado. En cambio, tiene que utilizarse uno con extremo de bola (Figs. 4.1 y 4.2).

 Se deben emplear lupas como rutina y, de ser posible, con la ayuda de aparatos que permitirán realizar un diagnóstico más certero (véase la sección “Métodos auxiliares de diagnóstico”). Estos sistemas permiten, además, monitorear la lesión y evaluar el proceso des-re.

 Sin diagnóstico certero no hay tratamiento eficaz y no podremos curar la enfermedad.

 Sin compromiso del paciente, no se remedia la enfermedad (Lanata, 2008).


Figura 4.1. A la izquierda se observa el tradicional explorador en forma de hoz, que debe ser descartado para el diagnóstico y reemplazado por un instrumento con terminación en forma de bola, que se observa a la derecha.


Figura 4.2. Instrumento con terminación en forma de bola que debe ser utilizado para realizar un correcto diagnóstico. El explorador con punta aguda solo es útil para detectar excesos o faltantes de material.

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