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Diagnóstico de las lesiones cariosas proximales

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El examen clínico visual debiera ser el mejor método para el diagnóstico de las lesiones cariosas proximales, pero la presencia de los dientes vecinos dificulta la visión. La radiografía es solo un recurso auxiliar para la detección de lesiones en dentina profunda, la mayoría de las confinadas solo al esmalte no se ven en las radiografías (Pitts y Rimmer, 1992; Lanata, 2020).

La revisión sistemática de la literatura dental muestra evidencia de que los métodos radiográficos para la detección de caries dentales son pobres para determinar todo tipo de lesiones en las piezas dentarias posteriores, tanto en oclusal como en proximal; solo colaboran en hacerlo más certero (Brent, 2001; Lanata, 2020).

El uso de la radiografía de aleta de mordida o bite-wing, es mejor que emplear periapicales: son más eficaces para detectar dientes sanos que dientes enfermos, lo que las hace muy útiles en lesiones avanzadas, debido a que la zona desmineralizada del diente permite una mayor filtración de los rayos X al evidenciar una zona radiolúcida. Lo contrario ocurre en las lesiones tempranas, porque aún no tienen suficiente desmineralización para ser detectadas por este medio. Por consiguiente, el examen radiográfico de lesiones superficiales o con mediana profundidad, pero intactas, no proporciona un diagnóstico preciso para determinar si están o no cavitadas.

Por lo general, clínicamente las manchas blancas se corresponden con lesiones restringidas solo al esmalte, mientras que las manchas oscuras (generalmente marrones) se corresponden con las que llegan a la unión amelodentinaria; las cavitadas se corresponden a lesiones en dentina (Fig. 4.3) (Da Silva et al., 2008).


Figura 4.3. De izquierda a derecha, imágenes ubicadas en proximal: correspondientes a mancha blanca, lesión remineralizada y lesión cavitada.

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